Traducción Héctor R. López Terán
«Todo progreso en la agricultura capitalista es un progreso en el arte, no de robar a los trabajadores, sino de robar al suelo; todo progreso en el aumento de la fertilidad del suelo durante un cierto tiempo, es un progreso hacia la ruina de las fuentes más duraderas de esa fertilidad.» (Karl Marx, El Capital vol. 1)
Tras el colapso de la Unión Soviética y un cambio económico en China, parecía que el capitalismo se había convertido en la única apuesta. Las ideas de Karl Marx podrían estar, con seguridad, relegadas al basurero de la historia. Sin embargo, el colapso financiero global de 2008 y sus consecuencias rápidamente remitió a muchos de regreso al basurero.
Para bien o para mal, las ideas del filósofo alemán han afectado nuestro mundo más profundamente que cualquier otro pensador social y político moderno. Sin embargo, en el reciente bicentenario de Marx, la discusión sobre su continua relevancia estaba todavía dominada por la comprensión «tradicional» del marxismo. Los analistas, ya sean hostiles o compresivos, enfocaron su crítica a la explotación y la desigualdad del capitalismo y el imperialismo, y en la lucha por la transformación de la sociedad en una dirección socialista.
Lamentablemente, hubo poco -demasiado poco- en el pensamiento de Marx sobre las relaciones entre los humanos y la naturaleza.
Después de todo, la destrucción constante pero acelerada por el capitalismo moderno de las propias condiciones que sustentan todas las formas de vida, incluida la vida humana, es probablemente el desafío más fundamental al que se enfrenta la humanidad en la actualidad. Esto es generalmente reconocido en la forma de uno de sus más devastadores síntomas: el cambio climático. Pero hay mucho más, incluyendo la contaminación tóxica de los océanos, la deforestación, la degradación del suelo y lo más dramático, la pérdida de la biodiversidad en escala geológica.
Algunos dirán que son nuevos problemas, entonces ¿por qué debemos esperar que Marx, escribiendo hace más de un siglo, haya tenido algo que valga la pena ofrecernos hoy? De hecho, las investigaciones recientes han demostrado que la relación problemática, a menudo contradictoria, entre los humanos y el resto de la naturaleza era tema central en el pensamiento de Marx durante toda su vida. Sus ideas sobre esto siguen siendo de gran valor -incluso indispensables- pero su legado es también un tanto problemático y se necesita un nuevo pensamiento.
Alienación de la naturaleza
Los primeros Manuscritos Filosóficos de Marx de 1844 son más conocidos por desarrollar su concepto de «trabajo alienado» bajo el capitalismo, sin embargo, los analistas casi nunca notaron que para Marx la fuente fundamental de la alienación era nuestro distanciamiento de la naturaleza.
Esto inició con los cercamientos de la tierra común, lo cual dejó a mucha población rural sin otro medio para satisfacer sus necesidades que vender su fuerza de trabajo a la nueva clase industrial. Pero Marx también habló de las necesidades espirituales, y de la pérdida de una forma de vida en la que las personas encontraban sentido a partir de su relación con la naturaleza.
El tema que atraviesa sus primeros manuscritos es una visión de la historia en que la explotación de los trabajadores y la naturaleza van de la mano. Para Marx, la futura sociedad comunista resolverá los conflictos entre los humanos y entre los humanos y la naturaleza para que las personas puedan satisfacer sus necesidades en armonía entre sí y con el resto de la naturaleza:
«Que el hombre vive de la naturaleza significa que la naturaleza es su cuerpo, con el cual debe permanecer en continuo intercambio para no morir. Que la vida física y mental del hombre y la naturaleza está vinculada interdependientes significa simplemente que la naturaleza está vinculada consigo misma, puesto que el hombre es parte de la naturaleza».
En estos escritos Marx realiza vitales contribuciones para nuestra comprensión de la relación humano-naturaleza: supera una larga tradición filosófica de ver a los humanos como algo separado del resto de la naturaleza, y afirma la necesidad, tanto de supervivencia como de bienestar espiritual, de una relación adecuada y activa con el resto de la naturaleza. Al mismo tiempo reconoce que esta relación ha fallado en la época del capitalismo.
El problema es el capitalismo no la humanidad
En sus últimos escritos Marx desarrolla este análisis con su concepto clave de «modo de producción». Para Marx, cada una de las formas diferentes de sociedad humana que han existido históricamente y alrededor del mundo tienen su propia forma específica de organizar el trabajo humano para satisfacer las necesidades de subsistencia a través del trabajo en y con la naturaleza, y su forma específica de distribución de los resultados de ese trabajo. Por ejemplo, sociedades de cazadores-recolectores han sido usualmente igualitarias y sustentables. Sin embargo, las sociedades feudales o esclavistas implicaron profundamente relaciones sociales desiguales y explotadoras, pero carecían de la dinámica ilimitadamente expansiva y destructiva del capitalismo industrial.
Este concepto de «modo de producción» inmediatamente socava cualquier intento para explicar nuestra difícil situación ecológica en términos tan abstractos como «población», «codicia» o «naturaleza humana». Cada forma de sociedad tiene su propia ecología. Los problemas ecológicos que enfrentamos son los del capitalismo -no el comportamiento humano como tal- y necesitamos entender cómo el capitalismo interactúa con la naturaleza si queremos resolverlo.
El mismo Marx hizo un importante comienzo en esto. En la década de 1860 escribió sobre la degradación del suelo, una gran preocupación en ese momento. Su trabajo mostró cómo la división entre la ciudad y el campo llevó a la pérdida de la fertilidad del suelo, mientras que al mismo tiempo impone una gran carga de contaminación y enfermedades en los centros urbanos.
Escritores modernos han desarrollado aún más estas ideas, incluido el fallecido James O´Connor, el sociólogo John Bellamy Foster, que identificó una tendencia endémica del capitalismo a generar una «fractura ecológica» con la naturaleza, y aquellos en el Reino Unido asociados con el Red Green Study Group.
Sugerí más arriba que las ideas de Marx eran indispensables pero también problemáticas. Hay lugares donde parece celebrar los enormes avances en la productividad y el control sobre las fuerzas de la naturaleza logradas por el capitalismo, viendo el socialismo como necesario solo para compartir los beneficios de estos con todos. Los estudios recientes han desafiado esta interpretación de Marx, pero históricamente han sido muy influyentes. Es discutible que las consecuencias desastrosas del impulso estalinista para una industrialización rápida en Rusia vinieran de esa interpretación.
Pero hay otro punto, los marxistas ecológicos más recientes argumentan, acertadamente, que el capitalismo es ecológicamente insostenible, y que el socialismo es necesario para establecer una relación racional con el resto de la naturaleza. Sin embargo, para construir un movimiento capaz de transformar a la sociedad de esta manera, necesitamos recordar el énfasis inicial de Marx en las necesidades materiales y espirituales que solo pueden ser satisfechas por una relación totalmente gratificante y respetuosa con el resto de la naturaleza: en pocas palabras, necesitamos un marxismo verde, así como ecológico.
Fuente: https://theconversation.com/