A raíz del del 28 de Septiembre, Día por la despenalización del aborto en América Latina y el Caribe. Mujer gestante, no es sinónimo de madre. La madre nace en el momento del parto, junto con el/la hijo/a. En una cultura patriarcal, a las mujeres se les enseña a soñar con el Príncipe Azul, que […]
A raíz del del 28 de Septiembre, Día por la despenalización del aborto en América Latina y el Caribe.
Mujer gestante, no es sinónimo de madre. La madre nace en el momento del parto, junto con el/la hijo/a.
En una cultura patriarcal, a las mujeres se les enseña a soñar con el Príncipe Azul, que el día más feliz de su vida va a ser el de casamiento y el otro cuando nazca su primer hijo/a[2]. Entonces, en ésta cultura una mujer que decide no llevar a cabo el embarazo, se está rebelando contra un sistema impuesto, está como diría Gloria Anzaldúa[3], buscando la cuarta opción, ni monja, ni prostituta ni madre.
El hecho de que las mujeres sean personas autónomas y tengan la posibilidad de elegir la «cuarta opción», o sea la de no ser madres o decidir cuándo y cuántos hijos/as van a tener, incomoda mucho al sistema en el que vivimos. La familia es importante para los capitalistas porque es el ámbito donde se reproduce la fuerza de trabajo y en muchas culturas, el lugar donde se controla a las mujeres. Como señala Engels, la institución de la familia fue «la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuñó las riendas de la casa; la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción.
Esta baja condición de la mujer (…) ha sido gradualmente retocada, disimulada, y en ciertos sitios, hasta revestida de formas más suaves, pero no, ni mucho menos, abolida.» [4] O sea, un pequeño maquillaje, para que nada cambie de fondo, para que nada se rebele contra un sistema impuesto y opresor.
Esto explica porqué en el año 2004, donde mueren tantas mujeres por abortos clandestinos, el aborto todavía es ilegal[5].
Legalizar el aborto envuelve muchas cuestiones. Una, es legalizar el placer, aceptar la sexualidad por placer y no por reproducción. En una cultura en la que aún la mujer está sometida al hombre, ésto es es «inaceptable». Otra, es la libertad de decisión de las propias mujeres, la autonomía.
«Si el Papa fuera mujer, el aborto sería legal». En ésta frase muy escuchada en las marchas a favor de la legalización del aborto, se está hablando de varias cosas, entre ellas, de sexismo – o sea, la imposición de un sexo por encima del otro; y de negar la realidad. En la institución eclesiástica, como en toda institución, las jerarquías son fundamentales y quien vale más es el hombre y no la mujer. Cada vez que un cura, es denunciado por violación/es (que generalmente son a menores de edad) la iglesia inventa alguna excusa para perdonarlo. Ésto debería ser lo inaceptable, que perdonen y hagan la vista gruesa con niñas/os que están siendo violadas/os, violentadas/os y abusados/as por personas que «promueven» el amor y el respeto. Si fueran los hombres quienes quedaran embarazados, el aborto sí sería legal porque pertenecen al «sexo fuerte», al sexo de los privilegios y el «respeto». También en ése sistema imaginario, la realidad de una gestación de nueve meses sería muy evidente de los «pecados cometidos» y en consecuencia, innegable, por lo tanto se transformaría en aceptable, o sea el aborto sería legal.
La felicidad de la libertad, la autonomía. Poder elegir. Ésta es la clave, la posibilidad de que las mujeres podamos pensar por nosotras mismas. Ésa es una de las diferencias que tenemos las mujeres de las animales[6], la posibilidad que «Dios nos dio» de poder decidir por nosotras mismas y que el hombre nos quitó. Nuestra lucha como mujeres, lesbianas o hétero, es la de la libertad, la de imponernos a un sistema patriarcal inserto em un perverso capitalismo que no nos contempla. Con lo cual, nuestra lucha no puede quedar sólamente en la despenalización/legalización del aborto, porque hasta que no luchemos contra el gigante sistema opresor, es como intentar armar un rompe cabezas con una sola pieza. Tenemos que ver nuestra lucha de manera global.
Volviendo a una cuestión planteada el año pasado durantre el 14° Encuentro Nacional Feminista, en Porto Alegre – Brasil, es posible el feminismo sin socialismo?. No. Porque la opresión de la mujer, está incerta en un sistema capitalista, que es a su vez opresor y clasista, que tiene sus rasones de ser, sino, siendo la lucha de las mujeres, una de la más importante del siglo XX, muchas cuestiones ya hubieran sido ampliamente superadas, de no ser porque éste sistema está perversamente bien construído.
Yo me pregunto, es posible el socialismo sin la liberación de las mujeres?
Entonces, qué tiene que ver la rebeldía con el aborto? Retomando lo dicho al principio, una mujer que decide sobre su propio cuerpo en ésta sociedad, por todo lo expuesto posteriormente, va a estar sí, rebélándose contra éste sistema. La rebeldía es la herramienta que nos salva de ser fagocitadas por éste sistema, ella es quien cuida de nuestra personalidad, de nuestras ideas propias de que no seamos coptadas íntegramente por el sistema. Va a ser nuestra piedra fundamental de salvación.
Notas
[1] Militante lésbico-feminista, grupo «Mulheres Rebeldes» Porto Alegre – Brasil.
[2] Aquí van apareciendo los primeros «mandatos» de obediencia al hombre y a la heterosexualidad obligatoria.
[3] Movimientos de rebeldía y las culturas que traicionan. Gloria Anzaldua. http://www.creatividadfeminista.org/articulos/2004/fem04_anzaldua.htm
[4] La Verdad Obrera Nº 138, 30/04/04 Las mujeres y la familia ¿No hay nada más lindo que la familia unida? Por Andrea D’Atri
[5] Mientras se perpetúa el dominio de mujeres y niños en la familia patriarcal -que es funcional al sistema capitalista-, en América Latina mueren anualmente 6.000 mujeres por complicaciones relacionadas con abortos inseguros; el homicidio representa la quinta causa de muerte en mujeres, el 70% padece violencia doméstica y el 30% reportó que su primera relación sexual fue forzada. En Argentina, se calcula que se producen entre 5.000 y 8.000 violaciones por año; mientras 1 de cada 5 días de ausencia femenina en el ámbito laboral es consecuencia de una violación o de la violencia doméstica.
[6] Aqui está colocado exprofeso el femenino, para demarcar uma diferencia de género.