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España

¿Quién controla a la Bestia?

Fuentes: Rebelión

El poderoso lobby nuclear, representado por el Foro Nuclear, había intentado, hasta ahora, monopolizar el debate nuclear mediante la cantinela de un próximo «renacimiento nuclear» como solución al cambio climático y la futura escasez de combustibles fósiles. Ahora, tras el desastre nuclear de Japón, la nueva cantinela es que «las nucleares españolas son seguras» y […]

El poderoso lobby nuclear, representado por el Foro Nuclear, había intentado, hasta ahora, monopolizar el debate nuclear mediante la cantinela de un próximo «renacimiento nuclear» como solución al cambio climático y la futura escasez de combustibles fósiles. Ahora, tras el desastre nuclear de Japón, la nueva cantinela es que «las nucleares españolas son seguras» y que «aquí no se puede dar el terremoto de Japón». Algunos responsables del PP dicen que la política nuclear española «debe someterse a la decisión de los técnicos». El presidente del Gobierno perdió una gran oportunidad para cerrar Garoña, puesto que este año cumple su vida límite de 40 años. Los técnicos «pronucleares» le recomendaron mantenerla en funcionamiento otros 10 años, mientras los ecologistas pedían su inmediato cierre; sin embargo, no contentando a nadie decidió cerrarla en el año 2013, quizás pensando que con las elecciones generales en el 2012, sería una buena oportunidad para atraer el voto importante del movimiento ecologista.

Estas posturas de los políticos son descaradamente hipócritas pues desprecian el tema más importante que es la seguridad de nuestros reactores nucleares. Entrando en el debate de la seguridad, lo primero que hay que considerar es porqué los japoneses, extraordinarios diseñadores y fabricantes, no contemplaron la posibilidad de que el impacto sísmico pudiera ser del nivel dado. En segundo lugar, hay muchas centrales, no solo las de Fukushima, que han sido afectadas por el terremoto y sin embargo, los reactores de Fukushima han sido los que mayores daños y peligros están provocando. Precisamente se trata de reactores idénticos a los de Garoña: mismo diseño y misma antigüedad. Son reactores de primera generación con diseños realizados hace 50 años. Se insiste mucho en que en nuestro país no podría pasar lo de Japón porque no estamos en zona sísmica similar, sin embargo se obvia que el mismo problema se dio en Harrisburg (EEUU) y no fue por razones sísmicas, sino errores técnicos y humanos.

Centrar el problema en el factor sísmico, como hace el lobby nuclear, es falsear el debate de la seguridad nuclear, pues lo fundamental de esta catástrofe no es ese factor, sino el hecho gravísimo de que la refrigeración de los reactores ha fallado «simplemente» por un corte de suministro eléctrico exterior, y que los grupos diesel también todos han fallado, y para que esa situación se de no hace falta que haya un seísmo de nivel 10 como se ha dado en Japón, de ahí el ejemplo de Harrisburg. Quizás el tema más inquietante de la industria nuclear sea que una vez que «la Bestia» se descontrola, el ser humano, que lo ha creado, no sea capaz de controlarlo.

Estamos viviendo en directo este paradigma. Los hombres de ciencia más sabios del mundo, al unísono, están siguiendo el drama nuclear de Japón, incapaces de reaccionar. Solo 50 ingenieros-héroes voluntarios se están inmolando en un desempeño casi imposible de pacificar a la bestia. Esta es la energía que los poderosos denominan: limpia, económica y sostenible. La seguridad parece no tener tanta importancia. Hay muchos ciudadanos que no tienen claro que los gases que desprenden los reactores de Fukushima proceden del corazón del reactor y por lo tanto arrastran elementos radioactivos, probablemente cesio, yodo y quizás estroncio, altamente tóxicos para la salud. También debe saberse que la liberación de gases no se hace de «forma controlada», como dicen, sino forzados por las circunstancias de evitar la presurización de la vasija y del edificio de contención que produciría la rotura de cualquiera de ambos. En estos momentos difíciles se agradece que líderes como Angela Merkel hayan tomado una actitud responsable y haya decidido parar las centrales nucleares más antiguas. Nada que ver con nuestros políticos, del PSOE y del PP, que ante tal desastre nuclear, se esconden de las decisiones y opiniones tomadas recientemente en apoyo de la industria nuclear. Porqué no se cierra Garoña de forma inmediata. Es el reactor nuclear más antiguo.

Estamos siendo pioneros en mantener un reactor nuclear en funcionamiento más allá de 40 años de operación. No hay referencias mundiales de las que podamos sacar conclusiones de su comportamiento más allá de esa edad límite, por eso estamos llevando a cabo un experimento arriesgado, inédito, en el ámbito internacional de la energía nuclear, y lo estamos haciendo, no en un laboratorio, sino en un entorno real habitado. Por supuesto que el CSN ha emitido un dictamen «técnico», pero quiero decir dos cosas, la primera que el CSN no es el responsable de la seguridad de los ciudadanos españoles, la cual le compete a nuestro gobierno, que se ha mostrado irresponsable en este tema al no cerrar la central, ni antes ni ahora. En segundo lugar, es rigurosamente cierto que el reactor de Garoña ha tenido problemas graves durante la fabricación, lo que ha producido roturas del barrilete y corrosión bajo tensiones en los soportes de las guías de las barras de control. Esto indica que no se siguieron los estándares de calidad adecuada. En este sentido, es muy difícil conocer el estado real del material del reactor sin haberlo sometido a ensayos destructivos, ya que solo dicho material contiene la historia operativa del reactor. Creo sinceramente que mantener hoy el reactor de Garoña en funcionamiento es una experiencia muy arriesgada que no se merecen las decenas de miles de ciudadanos de su entorno.

*Alejandro Sota es Ingeniero energético y economista.