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El cielo y el infierno

Record de beneficios de la banca… endeudamiento máximo de las familias

Fuentes: Kaosenlared

Los 13.240 millones de beneficios acumulados por la gran banca acrecientan en un 52% los beneficios del 2004. La mitad de ellos acumulados por un solo banco, el Santander de Botín Al mismo ritmo que avanzan los beneficios bancarios, aumenta el endeudamiento de las familias, disminuye la proporción de la riqueza nacional en manos de […]

Los 13.240 millones de beneficios acumulados por la gran banca acrecientan en un 52% los beneficios del 2004. La mitad de ellos acumulados por un solo banco, el Santander de Botín

Al mismo ritmo que avanzan los beneficios bancarios, aumenta el endeudamiento de las familias, disminuye la proporción de la riqueza nacional en manos de los trabajadores, que comprobamos como, cada día en mayor grado, la mayor parte de nuestros recursos se encuentran hipotecados.

«El cielo es el límite»

Con esta euforia presentaba Emilio Botín los hipermillonarios beneficios registrados durante el 2005. Hasta 6.220 millones de euros en ganancias ha acumulado el Santander, una cifra que se eleva hasta los 13.240 millones si contamos los principales bancos y cajas del país.

Pero los teólogos saben que si hay cielo es porque también existe un infierno.Al mismo ritmo que avanzan los beneficios bancarios, aumenta el endeudamiento de las familias, disminuye la proporción de la riqueza nacional en manos de los trabajadores, que comprobamos como, cada día en mayor grado, la mayor parte de nuestros recursos se encuentran hipotecados.

El cielo de los beneficios bancarios se construye sobre la base de empujar hacia el infierno a la mayoría de la población.

Los nuevos señores feudales

Los 13.240 millones de beneficios acumulados por la gran banca suponen el récord de ganancias alcanzado por la oligarquía española. Una cifra que multiplica en un 52% los beneficios del 2004. En casos como el Santander, con un incremento de las ganancias del 72,5%, y que concentra él sólo la mitad de los beneficios de los grandes bancos, o la Caixa, con el 83,21% de incremento en las ganancias, las cifras sobrepasan cualquier límite conocido. Sólo con los beneficios bancarios se podrían pagar 21,5 millones de las pensiones medias -situadas en 614 euros-, lo que viene a suponer el pago de las pensiones durante tres años. Pero únicamente con las ganancias del Santander se podrían abonar las pensiones de 10 millones de personas, sería más que suficiente para doblar el montante de todas ellas.

Pero si estos números nos hablan ya de una insultante concentración de la riqueza, es necesario recordar que los principales bancos y cajas manejan recursos que casi doblan el PIB español, situado en 956.300 millones. Y un solo banco, el Santander de Botín, gestiona fondos por valor de 961.953 millones, cifra superior al conjunto del PIB. Una hiperconcentración que permite a un pequeño puñado de bancos y familias el control hegemónico sobre el capital financiero. Sus ingentes beneficios traducen, con toda contundencia, el aplastante control que han pasado a tener sobre el conjunto de la economía española.

El buque insignia de la oligarquía financiera, el Santander, acumula una inversión crediticia de 443.439 millones de euros, casi la mitad del PIB español. Una cifra que no sólo es ejemplo de su poder, sino que le reporta una ingente cantidad de ganancias anuales en forma de intereses, y le permite mantener, casi como vasallos tributarios, cada vez más encadenados a ellos, a buena parte de la sociedad, desde los trabajadores a pequeñas y medianas empresas. Nos vemos obligados a pagar tributos cada vez más altos, en forma de hipotecas, créditos, etc, a los nuevos señores feudales. Que extienden sus garras no sólo hacia el conjunto de España sino, más allá de nuestras fronteras, hacia Hispanoamérica y Europa.

Los beneficios procedentes de Hispanoamérica supusieron el 28,5% de las ganancias del Santander, ascendiendo a 1.776 millones de euros, y el 47% de las del BBVA, hasta 1.820 millones de euros. Están muy lejos de los beneficios de los principales monopolios y bancos mundiales -la Exxon acumuló el año pasado 5 billones de pesetas en ganancias, más del doble que todos los grandes bancos y cajas españoles juntos-, pero son la sangrante prueba del aumento de la capacidad de los Botín para vampirizarnos hasta la última gota de sangre.

Beneficios y endeudamiento, la ecuación perfecta

Es posible seguir el rastro de los enormes beneficios bancarios a través de la evolución del endeudamiento de las familias españolas. Los que nosotros no tenemos, porque debemos, es lo que ellos disponen. Una ecuación perfecta que ejemplifica el grado de expolio de la oligarquía. Debemos a los bancos la friolera de 117 billones de pesetas, unos 704.000 millones de euros, una cifra que supone el 73,6% del PIB. De ellos, aproximadamente la mitad se encuentra en manos del banco de Santander.

Nosotros debemos, debemos y debemos… y ellos ganan, ganan y ganan. La gallina de los huevos de oro de la oligarquía en el 2005 fue el crédito. Las ganancias del mercado crediticio ascendieron para el BBVA a 7.764 millones de euros, mientras que el Santander se embolsaba por este concepto 10.520 millones. Mientras tanto, el endeudamiento familiar se sitúa en el 110% de la renta bruta disponible de las familias anulando por completo la capacidad de ahorro. Cualquier operación, adquirir una vivienda, comprar un coche, montar una pequeña empresa, se convierte en una sentencia que obliga a entregar una buena parte de nuestro trabajo a los bancos.

El saldo vivo que los bancos acumulan en créditos hipotecarios aumento en los últimos doce meses el 31,87%, hasta alcanzar la cifra de los 425.149 millones de euros. En cuanto a los créditos concedidos a pequeñas y medianas empresas, los bancos acumulan por este concepto un saldo de 541.989 millones de euros. Mientras que los créditos al consumo suponen para el capital financiero un negocio de 166.264 millones. Comprar un piso supone ya embarcarse en un crédito que puede llegar a 50 años, adquirir un coche puede significar tener que pagar a los bancos durante ocho años. Cada año los créditos aumentan sus plazos y reportan mayores beneficios para los bancos.

No es extraño que la deuda financiera de las familias (fundamentalmente préstamos hipotecarios y créditos personales) terminará el año 2005 con un nuevo máximo histórico, en torno a los 690.000 millones de euros. Estos cálculos ponen de manifiesto que las deudas de las familias crecieron el doble de lo que se incrementarán sus activos. En 1997 las deudas financieras de las familias equivalían al 28 por ciento de sus activos, en tanto al término de 2005 llegaron a alcanzar el 46 por ciento de los activos familiares. Todo el ahorro del que disponían las familias se está transformando en deuda bancaria, lo que, dicho en otros términos, quiere decir que el dinero ha pasado de nuestros bolsillos a los suyos.

Más para ellos es menos para nosotros

El último informe del Banco de España nos habla de que nuestro país es 40.000 millones de euros más rico. Es una manera de ver las cosas. La otra es señalar que la remuneración de los trabajadores pasa de ser el 49,3% del PIB a reducirse al 47,7%. Es decir, el aumento de la riqueza generada corre parejo a la profundización del abismo social. Como no podría ser de otra forma, cuanto mayores son los beneficios de los grandes bancos, menor es la proporción en que los trabajadores podemos participar de la riqueza que producimos.

Son datos globales, pero que tienen una sangrante repercusión en la vida de cada uno de nosotros. Una buena parte de los trabajadores contemplamos cómo nuestros ingresos se evaporan hacia los grandes bancos. Nos vemos obligados a hipotecar nuestra vida, y ya incluso la de nuestros hijos, para poder mantener el nivel de vida. Otro sector, como la juventud trabajadora, padece las indignantes cifras de temporalidad, instalándose ya en un estilo de vida precario. Mientras que para otros, los enormes beneficios bancarios suponen la exclusión.

Hemos sabido hace pocas semanas que uno de cada cinco residentes en España vive por debajo del umbral de la pobreza, disponiendo de sólo 371 euros mensuales.

Pero el dato más significativo es el aumento de la pobreza entre la población trabajadora. El grado de concentración del capital y expolio financiero, junto a una cada vez mayor precarización del trabajo, empuja hacia la pobreza a un sector de las clases trabajadoras. Es el contraste salvaje que ofrecen las apabullantes cifras de los beneficios bancarios con otras que también hablan de la situación económica de España y de los españoles. Porque mientras se produce ese «festín» de los grandes, en España sigue habiendo dos millones de parados, los contratos temporales son más del 30%, la mitad de los españoles no llega a fin de mes, los salarios crecen menos de un tres por ciento, las rentas agrarias decrecen, miles de pequeñas y medianas empresas se ven amenazadas de deslocalización o cierre, los jóvenes no pueden acceder a la vivienda y los que la tienen tendrán que dedicar la mitad de su salario durante toda su vida para pagar la hipoteca. Buena parte de estas privaciones y dificultades de los trabajadores, de los jóvenes y de las clases populares están directamente cuantificadas como beneficios en las cuentas de resultados de los bancos y los grandes monopolios. El festín de los grandes bancos es pues, en muy buena medida, a costa de los sacrificios del pueblo.

El cielo para unos pocos, y el infierno, en diferentes grados, para la mayoría.