Las redes de masculinidad existentes en Centroamérica buscan afianzarse en el tema de violencia de género para lograr que más hombres crean en la igualdad y, de esta forma, se prevenga y erradique el daño físico, psicológico, sexual y económico del que son víctimas las mujeres. Ésa fue, además, una de las propuestas planteadas en […]
Las redes de masculinidad existentes en Centroamérica buscan afianzarse en el tema de violencia de género para lograr que más hombres crean en la igualdad y, de esta forma, se prevenga y erradique el daño físico, psicológico, sexual y económico del que son víctimas las mujeres.
Ésa fue, además, una de las propuestas planteadas en el encuentro multisectorial de países latinoamericanos y europeos realizado este año en San José, Costa Rica, y promovido por el Programa Eurosocial Salud, Educación y Justicia.
Eurosocial es un programa regional de cooperación con América Latina, promovido por la Comisión Europea, con el objetivo de contribuir a aumentar el grado de cohesión social de las sociedades latinoamericanas, actuando sobre las políticas públicas en cinco áreas fundamentales: educación, salud, justicia, fiscalidad y empleo.
En la agenda del evento, denominado «La violencia de género en el siglo XXI, respuesta intersectorial», se buscaba identificar los avances y desafíos de la lucha contra la violencia de género en América Latina, pero el tema de la masculinidad fue algo que rompió con los esquemas de los tradicionales encuentros donde se trata el maltrato hacia la mujer.
Jimmy Rojas Moreira del Instituto Costarricense de Masculinidad, Pareja y Sexualidad, señaló que el tema de la masculinidad está ligado a la violencia de género y que es posible cambiarlo solo a medida que los hombres sean socializados.
«Únicamente así se podrá avanzar en la búsqueda de la igualdad, la equidad y erradicación del problema» destacó en el encuentro, al que asistieron expertos, representantes de los gobiernos y sociedad civil.
José Salas, de la red de masculinidad WEM, agregó que el tema de las masculinidades está latente en la agenda mundial y es necesario construir estrategias para involucrar a la población masculina en la lucha contra la violencia de género e incluso en la salud sexual y reproductiva de las mujeres.
De acuerdo con Monserrat Sagón, feminista costarricense, una forma endémica de la violencia es el abuso contra las mujeres por parte de sus esposos o parejas.
Según estudios realizados en América Latina, entre 20 y 60 por ciento de las casadas o con una relación de pareja han sufrido algún tipo de maltrato por parte de sus compañeros.
En Guatemala, de 700 asesinatos de mujeres cometidos en 2008, un promedio de 165 correspondía a violencia intrafamiliar. A ello se unen, según las estadísticas del Organismo Judicial, las más de 17.000 denuncias que se reciben en el año por lesiones, abuso o daños sicológicos, económicos y sexuales cometidos contra ellas.
Para el Fondo de Población de las Naciones Unidas, el involucramiento masculino en el tema es una obligación, una deuda histórica y una oportunidad para avanzar, ya que los hombres son socios estratégicos para la igualdad.
Según Rojas, el problema de la violencia intrafamiliar, y específicamente la violencia de género, ha sido abordado, fundamentalmente, desde la atención a las víctimas y con la población femenina.
Con los hombres, sin embargo, no se han llevado a cabo programas preventivos o de atención directa, agregó, y dijo que con las redes masculinas se busca diversificar los programas en Latinoamérica.
Salas señaló que las redes masculinas trabajan con hombres que tienen problemas de poder y control en sus relaciones de pareja, familia, trabajo y ambiente, son autores de violencia de bajo perfil y presentan conductas de riesgo.
Incluso manejan un modelo de línea telefónica, cuyo funcionamiento es similar a la de denuncia abierta para las mujeres que padecen violencia en los países de la región. En ese servicio, regularmente los varones expresan su cólera contra sus esposas, y piden ayuda si están involucrados en problemas que tengan que ver con sus emociones.
Actualmente, solo Nicaragua y Costa Rica cuentan con esa modalidad, que involucra al hombre en el tema de género y salud sexual y reproductiva.
En Nicaragua existe la Asociación de Hombres contra la Violencia, una ONG que realiza actividades sistemáticas mediante talleres, foros y campañas, además de promover las redes contra la violencia de género.
La REDMAS es una instancia de coordinación que aglutina a 19 organizaciones nicaragüenses que realizan distintos trabajos sobre género y masculinidades con varones. Así mismo, es una alianza entre ONGs de hombres y mujeres luchando contra la violencia y a favor de la igualdad de género.
Uno de sus proyectos, denominado «Compartiendo con mi profe», capacita en el enfoque de género y masculinidad a organizaciones, estudiantes entre 10 y 14 años, y sus profesores y profesoras, para que desarrollen identidades de género orientadas hacia la equidad y la prevención de la violencia.