Mucho se ha dicho y escrito sobre la protesta amazónica de los últimos días. Actitudes e ideas revelaron la esencia de los principales actores del escenario nacional. Es conveniente, a estas alturas, intentar algunas reflexiones con el riesgo de caer en la equivocación. Amor a los chicharrones. Repetir lo obvio resulta a veces pedagógico. ¿Cómo […]
Mucho se ha dicho y escrito sobre la protesta amazónica de los últimos días. Actitudes e ideas revelaron la esencia de los principales actores del escenario nacional. Es conveniente, a estas alturas, intentar algunas reflexiones con el riesgo de caer en la equivocación.
Amor a los chicharrones. Repetir lo obvio resulta a veces pedagógico. ¿Cómo explicar la insistencia de Alan García en mantener los decretos que generaron el conflicto? ¿Es auténtico el deseo de impulsar el cambio en esas zonas o algo tienen que ver los cientos de miles de hectáreas que el grupo Romero, Hunt Oil, Halliburton y Pluspetrol intentan comprar? ¿Habrá comisión? Evidentemente, poco interesa la propiedad comunal que la Carta Magna protege; el derecho no se puede interponer en los negocios.
Modelo de desarrollo. ¿Por qué la explotación petrolera o forestal deben ser los únicos ejes del desarrollo en la Amazonía? ¿No sabemos, acaso, que éstas deterioran el ecosistema y ponen en peligro uno de los últimos pulmones del planeta? La biodiversidad existente en esa zona podría utilizarse, previo apoyo a la investigación universitaria, para descubrir y fomentar productos cuya obtención respete y beneficie el modo de vida de los pueblos indígenas.
Democracia. Hasta el cansancio los solitarios defensores del gobierno y las trasnacionales (incluido el ministro Brack) intentaban convencernos de que es mejor decidir con 51% y no con 66%. Una sabia expresión de Alberto Pizango, presidente de Aidesep, acabó con esa argumentación: en la selva los acuerdos comunales se toman por unanimidad, eso garantiza su «perdurabilidad».
Etnocentrismo, racismo. Políticos, empresarios y periodistas llevan a flor de piel ese mal que hipócritamente se niega en el Perú: el racismo. Aldo Mariátegui, por ejemplo, encabezó su columna del pasado 18 agosto con esta repugnante frase: «Cuidado con Tarzán». El propio presidente de la República ha declarado muchas veces conocer que es «lo mejor para las comunidades» sin haberlas escuchado previamente.
¿Una nación dentro de otra? Rosa María Palacios, la casi siempre acertada periodista que dirige un programa televisivo nocturno, afirmó que existía en la protesta amazónica un trasfondo: su deseo de «autonomizarse», de convertirse en «un país dentro de otro país». No se puede aceptar una apreciación así, menos referida a quienes durante el conflicto del Cenepa entregaron sus vidas en defensa de la patria. Exigir inclusión no es lo mismo que pedir secesión.
Nuevo sujeto político Un nuevo protagonista ha ingresado a la mediocre y muchas veces desabrida política peruana: los pueblos indígenas amazónicos. Ellos no se sienten representados por alguno de los partidos que forman parte de la esfera oficial. Al parecer construirán su propia plataforma y sus propios liderazgos enfatizando la necesidad de un Estado unitario, pero plurinacional e intercultural.
*Abogado. Vicepresidente Nacional Movimiento Nueva Izquierda (MNI).