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El carácter todavía incipiente del movimiento del 15M dificulta las previsiones sobre los itinerarios que puede seguir el proceso

Reflexiones sobre las incertidumbres del 15M

Fuentes: Diagonal

Con las reflexiones de cuatro participantes del 15M intentamos hacer un repaso de las subjetividades y puntos de unión que marcan este movimiento.

Desde el primer día, el Movimiento del 15M ha desbordado cualquier previsión. Ha canalizado malestares muy dispares, procedentes de diferentes estratos sociales e ideológicos. En sus más de 40 días de conformación, ha denunciando las injusticias de un sistema político y económico más preocupado de los mercados que de la ciudadanía.

Junto a este discurso habitual de las izquierdas y de los movimientos sociales, también «hay una especie de amateurismo impresionante -se discuten desde cero realidades o proyectos que llevan ya muchos años de análisis a sus espaldas- que mucha gente considera muy positivo», explica Carolina del Olmo, integrante del colectivo cultural Ladinamo.

En esta situación, intentamos desgranar con distintas personas la conformación, el desarrollo y el camino que emprenderán estas movilizaciones. Lejos de querer trazar una línea recta, abrimos cuestiones que durante estos días han rondado por las acampadas y asambleas y que casi nadie todavía se atreve a contestar con seguridad. Mucho menos a profetizar que sucederá en las próximas semanas… Con distinta participación en el movimiento y experiencia previa, charlamos sobre alguna de estas cuestiones con Carolina del Olmo, integrante de la asamblea del barrio madrileño de la Guindalera; Javier Peña, activista social madrileño y participante de la comisión de Barrios; Marga Padilla, cofundadora de Sindominio.net e ingeniera informática; y con Pau Valle participante en el Grupo de Trabajo de Cultura del 15M. Los cuatro han respondido al siguiente cuestionario:

1. ¿Qué ha llevado al movimiento a conquistar el espacio público y a mantenerse en él?

2. En este proceso, ha tenido gran importancia la organización por oficios, ¿se puede sacar alguna conclusión o tendencia tras este asociacionismo corporativo?

3. ¿De qué forma se pueden recombinar esos diferentes malestares hacia un avance más concreto de las reivindicaciones que estos días se han manifestado?


«SE INTENTA REINVENTAR EL SINDICALISMO»

Javier Peña, participante en la comisión de Barrios

1. Con el avance del neoliberalismo y el consecuente adelgazamiento del Estado, se ha producido una crisis de legitimidad de la democracia representativa. En los últimos años, se ha hecho evidente que los políticos obedecen a los «mercados», lo que, casualmente, siempre se traduce en recortes de derechos sociales, privatizaciones, rescates públicos a bancos privados y, por otro lado, se desahucia a familias, hay cinco millones de personas en el paro, se disminuyen ayudas sociales, etc.

2. En Madrid, la comisión de Extensión Laboral está fraguando una propuesta muy ambiciosa, que consiste en la convocatoria de asambleas constituyentes del 15M en cada trabajo. Asambleas de trabajadores organizados, a su vez, en asambleas gremiales, y éstas a su vez, coordinadas por una asamblea de Trabajadores. Lo han llamado «sindicalismo sin sindicatos», y proponen fórmulas legales para que la asamblea de trabajadores obtenga la protección que tiene un sindicato (para evitar despidos automáticos), y la capacidad de convocar huelgas legales. Sería una forma de reinventar el sindicalismo.

3. Bueno, la recombinación de estos malestares se está articulando en torno a las asambleas populares que funcionan en barrios y pueblos. Es una forma de vincular las luchas al territorio concreto,de consolidar el movimiento y hacerlo duradero en el tiempo. En el movimiento hay dos líneas paralelas y complementarias. Por un lado, está la vía reivindicativa y, por otro lado, está la vía de la autoorganización y de la acción directa, «del tomar y del hacer». La descentralización facilita que todo sea democrático, duradero y efectivo. A la vez, se va construyendo la democracia que queremos, la de las asambleas populares, directas y horizontales, sin pedirle a nadie que nos deje participar. Lo hacemos nosotras, si no nos escuchan nos hacemos oír, si algo nos parece justo lo llevamos a cabo, si algo es injusto lo paralizamos.


«SE HACE POCO HINCAPIÉ EN LOS CUIDADOS»

Carolina del Olmo, de la asamblea de la Guindalera

1. La crisis ha hecho que gran cantidad de gente cobre conciencia de lo que un grupo más minoritario ya veía como muy problemático en la «bonanza»: una sociedad desigual, poco cohesionada e injustísima; que la redistribución del sistema fiscal es una farsa; que el ritmo de trabajo que se nos impone es incompatible con prácticamente cualquier otra actividad vital… En suma, que el capitalismo tiene una cara muy, muy fea que el consumismo hedonista multicolor no puede seguir ocultando.

2. Para estas cosas, soy bastante antigua, y aun sin desestimar las posibilidades de nuevas redes y alianzas, me parece básico reconstruir las más tradicionales. Así las cosas, que la gente se agrupe en sus barrios o en sus lugares de trabajo me parece enormemente positivo. En el mundo laboral un primer paso básico es darse cuenta de que donde ves problemas individuales hay en realidad conflictos colectivos en potencia, expresiones de abusos de poder evidentes, etc. Por otra parte, la agrupación gremial también es muestra de la complejidad del monstruo, y de la compartimentación y especialización reinantes, que no sé si es bueno o malo. El riesgo típico de este tipo de situaciones sería que los árboles no dejen ver el bosque, y que de la confianza en quienes saben más que nosotros de algún tema se pase a una sumisión al experto. Sin embargo, no se está yendo en este sentido. Más bien al contrario.

3. Una ciudadanía reagrupada, desatomizada, es de un valor incalculable. Y si entre todos sabemos ir conectando local y global -hoy paramos el desahucio de un vecino y, de paso, lo entendemos como una derivación del poder rampante y excesivo de las élites especulativas- la cosa irá por el buen camino. En cuanto a las cuestiones que pueden suscitar un amplio consenso, se hace poco hincapié en la crisis de los cuidados, pero me parece esencial darle vueltas a la idea de que todos somos más o menos vulnerables y dependientes.


«EL MOVIMIENTO NO ES UN AUTOMATISMO»

Marga Padilla, cofundadora de Sindominio.net

1. En principio puede parecer evidente que con esta crisis haya un movimiento de respuesta. Digo ‘en principio’ porque si se piensa un poco, se ve que de una crisis también podría haber surgido un movimiento fascista. Entonces, el movimiento no es simplemente un automatismo. Es una creación colectiva. Más que una «respuesta» a un problema, es un conjunto de «preguntas» que abren a una nueva situación: ¿qué es la democracia?, ¿cómo hacemos para tomar las decisiones?, ¿qué es el respeto? En esta creación colectiva, lo más insólito es el deseo de diluir el individualismo, de despojarnos de todo lo que nos separa (incluyendo las ideologías) y de recuperar lo que nos une (el hecho de ser personas).

2. La profesión no es un punto de partida útil para organizar el conflicto y en cambio sí que es un punto de partida útil para organizar la cooperación. La gran cantidad de saberes desplegados en el movimiento, y la capacidad de autoorganizarlos en cooperación horizontal son una evidencia de cómo los cambios en la organización productiva nos han llevado a todo el mundo a «ser empresa» y a tener que aprender a cooperar con otros que también «son empresa». Esta circunstancia, que cuando se da desde el individualismo produce tanto cansancio físico y malestar emocional, dentro del movimiento es un fluir muy gozoso de la cooperación, y deslegitima el papel de los políticos.

3. En un mundo tan complejo como es el actual, la misión de las reivindicaciones debe replantearse. El movimiento expresa problemas que no necesariamente deben traducirse en reivindicaciones concretas. Por ejemplo, hay un problema con la vivienda. ¿El movimiento debe decidir una solución a ese problema? En mi opinión no, es el termómetro, el sensor que señala qué cosas deben cambiar. El movimiento es el sistema de alertas. Y el sistema político debe escuchar las alertas e implementar las soluciones.


«DE LAS DENUNCIAS, A LAS PROPUESTAS»

Pau Valle, participa en el Grupo de Trabajo de Cultura

1. Si algo ha puesto de manifiesto la crisis en la que estamos inmersos, es que las calles están vacías de ciudadanos, especialmente en lugares como Sol, normalmente ocupado por consumidores. Sólo cuando empezamos a tender cuerdas entre las farolas, o a fijar carteles en los escaparates, empezamos a sentir que la ciudad es nuestra, que las calles son de los ciudadanos. La ausencia de bancos donde sentarse a hablar, y de fuentes de agua potable en las que refrescarse, hacen de las calles un lugar hostil a la ciudadanía. La posibilidad de recuperar las calles y las plazas como lugar de debate, de pensamiento y de acción se nos apareció de pronto como la única salida digna.

2. El 15M no sólo no trata de asaltar el poder, sino que parece ignorarlo por completo, y funciona al margen del mismo. Por eso ha empezado por organizarse gremialmente, porque hay un impulso de cambio, y desde cada oficio se quiere aportar a la sociedad combustible para ese cambio. Un cambio en las actitudes como éste es intangible. No puede fracasar, porque es un cambio que surge y reside en la conciencia y en los anhelos de cada persona.

3. Esta movilización presenta dos tendencias complementarias que se engarzan la una en la otra. Por una parte, se trabaja en la elaboración de propuestas y reivindicaciones para ser elevadas al conjunto de la sociedad, dirigidas fundamentalmente a la reforma de leyes y normativas. Por otro lado, en las asambleas, comisiones o grupos de trabajo se plantean problemas y denuncias, que a menudo dan lugar a interesantes debates de los que surgen propuestas encaminadas a solucionar esas situaciones de forma directa. Espero que el 15M sea una estructura que no sólo señale problemas y lance propuestas, sino que además se constituya en una plataforma que solucione problemas de la ciudadanía, desde la ciudadanía, por la ciudadanía y para la ciudadanía.

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