El calentamiento de la Tierra está contribuyendo a causar anualmente 150.000 muertes y 5 millones de enfermos, señala un reciente estudio de la Organización Mundial de la Salud que examina las relaciones entre clima y salud pública. Los más afectados son los habitantes de los países pobres. Así los aumentos de temperatura y las fuertes […]
El calentamiento de la Tierra está contribuyendo a causar anualmente 150.000 muertes y 5 millones de enfermos, señala un reciente estudio de la Organización Mundial de la Salud que examina las relaciones entre clima y salud pública. Los más afectados son los habitantes de los países pobres. Así los aumentos de temperatura y las fuertes lluvias en Asia del Sur han llevado a la mayor epidemia de dengue en años, infectando a 120.000 pobres. Muchas de las enfermedades de los pobres están ligadas al clima. Sus cambios contribuyen a enfermedades como la malaria, las diarreas, y las enfermedades infecciosas. En temperaturas más calientes los parásitos que producen la malaria vía mosquitos se desarrollan más rápido. Un estudio en Perú encontró que cuando se produce la corriente de El Niño, que sube las temperaturas, suben vertiginosamente los chicos traídos con diarrea a los hospitales.
LA CONTAMINACION se cobra 800.000 vidas anuales según el Banco Mundial. Una quinta parte de las enfermedades de los países en desarrollo pueden atribuirse a problemas medio ambientales como falta de agua o contaminación del aire. En América Latina hay 117 millones de niños pobres, y la mayoría en áreas sin las infraestructuras básicas. Eso aumenta su vulnerabilidad ante enfermedades respiratorias y diarreas. Es una de las principales causas de la elevada mortalidad infantil.
A todo ello se suma el aumento de los desastres naturales. En el 2005 se produjo el mayor número de huracanes tropicales desde que se iniciaron sus registros hace 150 años, lo que agotó los nombres reservados para nombrarlos. Las consecuencias para los pobres de diversos países de América Latina como Guatemala, Honduras, Nicaragua, y otros, fueron proporcionalmente mucho mayores que para otros sectores de la población. A nivel internacional los desastres naturales y meteorológicos del último año causaron 350.000 muertos y pérdidas por 200.000 millones de dólares.
El calentamiento global está causando «refugiados climáticos». Según el Instituto para el Medio Ambiente y la Seguridad Humana las catástrofes naturales produjeron en los últimos diez años más muertos y desplazados que los conflictos o las guerras civiles. 20 millones de personas debieron irse de sus viviendas por ellos.
Las perspectivas son inciertas. Según el Goodard Institute de USA «el clima de la Tierra se está acercando a un punto de inflexión más allá del cual será imposible evitar un cambio climático de consecuencias indeseables de largo plazo… más calentamiento superior a un grado Celsius determinará que en la Tierra haya más calor del que ha hecho en un millón de años. Señala que se debe actuar con rapidez y reducir la velocidad de crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Destaca Chiavan, director del Centro de Salud y Medio Ambiente de Harvard, que la salud del ser humano depende de la salud del planeta y estamos «cada vez más desconectados del mundo natural». Otro prominente experto, Patz, advierte al mundo desarrollado «nuestros estilos de vida consumidores de energía están teniendo impactos letales sobre otra gente en el globo, especialmente los pobres».
EN AMERICA LATINA la región más desigual de todas, una de las inequidades silenciosas, es que los más humildes son más vulnerables y pagan buena parte de los costos de los desequilibrios naturales que ellos no han creado. Un informe reciente de Greenpeace destaca que los desmontes en los dos sistemas ecológicos más importantes de la región, el Amazonas, y el Gran Chaco Americano «tienen consecuencias directas sobre la calidad de vida de millones de personas y amenazan aumentar los refugiados ambientales».
Ya el texto bíblico ordenaba con indicaciones muy precisas proteger el medio ambiente. Este es uno de los desafíos mayores para la salud pública, y la vida, que tiene por delante en las próximas décadas el género humano, y nuestro Continente.
Autor de numerosas obras, entre las más recientes los bestsellers continentales «Más ética, más desarrollo» (Temas 2005) y «Hacia una economía con rostro humano» (Fondo de Cultura Económica, Luz, OPSU 2004).