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RENFE trata de ocultar el origen laboral del cáncer por amianto que llevó a un trabajador a la muerte

Fuentes: Rebelión

El 18 de Septiembre de 1983, el diario El País informaba de la denuncia de una turista británica, Jill F. Drower, sobre la presencia de polvo de Asbesto (amianto azul) en un tren de la línea Madrid-Algeciras. Jill viajaba asiduamente a la península en aquella época y era una persona muy sensibilizada con los riesgos […]

El 18 de Septiembre de 1983, el diario El País informaba de la denuncia de una turista británica, Jill F. Drower, sobre la presencia de polvo de Asbesto (amianto azul) en un tren de la línea Madrid-Algeciras. Jill viajaba asiduamente a la península en aquella época y era una persona muy sensibilizada con los riesgos del amianto, fruto de la presión mediática existente en su país al respecto. Esto la llevó a sospechar de aquel polvo que se desprendía del techo del coche de RENFE en el que viajaba el 13 de agosto de aquel año, cada vez que el tren sufría una sacudida. Tomó muestras del citado polvo y tras hacerlas analizar en un laboratorio británico, semanas más tarde, el resultado determinó: 95% Crocidolita, es decir, amianto azul.

La muerte de un trabajador el pasado 18 de septiembre, a consecuencia de un mesotelioma o cáncer de pleura (enfermedad derivada de la inhalación de fibras de amianto) hizo que se movilizaran todos los recursos posibles para mantener el silencio sobre esta fibra cancerígena. Marcos, empleado como camarero y literista desde 1981 y durante 11 años en la Compañía Internacional de Coches Cama Wagón Lits, pasó posteriormente a auxiliar de almacén, hasta que el 2005 ingresó enfermo en el Hospital de Cruces de Bilbao.

No teniendo en cuenta para nada aquella denuncia de la turista británica, la Mutua rechazó la Contingencia Profesional de la enfermedad, considerando que «en los vagones, el amianto esta compactado y embebido en masa sólida por lo que en condiciones normales entre las que se encuentran los trabajos realizados por este trabajador, no existe desprendimiento de fibras de amianto en el ambiente, por lo que no puede considerarse una enfermedad laboral».

El Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laboral OSALAN e Inspección de Trabajo tuvieron que recoger en sus informes las pruebas aportadas por un delegado ferroviario de CCOO. Los coches de la serie 8000 tenían los techos de panel perforado y el amianto estaba situado como aislante entre el panel y la chapa del techo, sujeto con tela metálica y sellado con pintura plástica proyectada, además de en los pasillos laterales, forrando las tuberías de la calefacción y depósitos de agua. Los desperfectos en estas instalaciones no eran reparados inmediatamente.

Tanto RENFE como Wagón Lits afirman ante la Inspección de Trabajo, que no ha existido hasta el momento ningún otro trabajador afectado por la enfermedad. Sin embargo, El Periódico de Aragón de 22 de mayo de 2002 recoge que el Juzgado de lo Social nº 3 de Zaragoza reconoce el fallecimiento de un jubilado de RENFE, consecuencia de un Mesotelioma Pleural como enfermedad profesional, tras mas de 20 años de exposición al amianto.

Con el fallecimiento de Marcos se demuestra, una vez más, que la mínima exposición a sustancias cancerígenas puede ser suficiente para generar esta enfermedad mortal, lo que debería llevar la adopción de drásticas medidas preventivas frente al amplio uso de cancerígenos en el trabajo. Tampoco es extraño, que fruto de un pacto de silencio entre la Sanidad Pública, empresas y Mutuas, y sus continuas zancadillas al reconocimiento de las enfermedades profesionales, no aparezcan más enfermos, a diferencia de lo que sucede en otros países del entorno europeo. La mejora genética no ha logrado inmunizar frente a los cancerígenos laborales. No nos cabe la menor duda que, sin una acción sindical específica dirigida a la búsqueda y visualización de las enfermedades profesionales, dicho «pacto» logrará seguir ocultándolas.

RENFE y Wagon Lits deben asumir responsabilidades por infracciones preventivas. No nos cabe la menor duda que otros trabajadores enfermaron o enfermarán en futuro cercano como consecuencia del amianto asesino. El Servicio Vasco de Salud OSAKIDETZA y Sanidad, incluidos sus profesionales en Oncología y Neumología, asumen una enorme responsabilidad social con su ocultación. Debemos apostar por el reconocimiento profesional de estas enfermedades, conscientes de que en caso contrario, la prevención de las numerosas sustancias cancerígenas que hoy día existen en el ámbito laboral continúe olvidada, como si no existiera riesgo para la salud de los trabajadores y trabajadoras.

*Jesús Uzkudún es responsable de Salud Laboral de CCOO de Euskadi.