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Su último monográfico está dedicado al "Microrrelato en Andalucía", en edición de Pedro M. Domene

Revista Batarro

Fuentes: Cierta Distancia

Una de las mejores revistas literarias que se editan en nuestro país es, sin ninguna duda, Batarro. Aunque sus autores la llaman revista literaria, tiene formato de libro, y cada número que sacan es un completo monográfico dedicado a un tema, autor o género determinado. No tiene una periodicidad concreta, ni una buena distribución, todo […]

Una de las mejores revistas literarias que se editan en nuestro país es, sin ninguna duda, Batarro.

Aunque sus autores la llaman revista literaria, tiene formato de libro, y cada número que sacan es un completo monográfico dedicado a un tema, autor o género determinado. No tiene una periodicidad concreta, ni una buena distribución, todo hay que decirlo, pero desde luego vale la pena seguirle la pista. Cada nueva entrega debería anunciarse a bombo y platillo.

El monográfico que le dedicaron a Medardo Fraile, titulado «Palabra en el tiempo», es un libro que ofrece una completa visión de la trayectoria literaria y humana del escritor, con una entrevista, relatos, semblanzas, críticas, fotografías…

El último número que han editado está dedicado al «Microrrelato en Andalucía», y reúne a treinta y un escritores que ofrecen una completa y diversa muestra de lo que puede dar de sí un género tan difícil e impactante como el microrrelato.

Los autores incluidos están relacionados con Andalucía, bien por haber nacido o bien por residir allí.

Me encanta encontrar el nombre de algunos amigos como Francisco Ortiz, Mónica Gutiérrez Sancho o Miguel Ángel Muñoz. Y autores cuyas trayectorias sigo con interés como Ángel Olgoso, José Manuel Benítez Ariza, Manuel Moyano, Salvador Gutiérrez Solís, Luis Manuel Ruiz, Javier Puche, Mario Cuenca Sandoval, Lara Moreno, Antonia Moreno Cañete o Cristina García Morales. Y nombres que no necesitan presentación, como Manuel Talens, Felipe Benítez Reyes, Guillermo Busutil, Hipólito G. Navarro, Fernando Iwasaki o Vicente Luis Mora.

Y otros escritores igualmente interesantes cuya obra yo desconocía, como Pedro Felipe Sánchez Granados, Fernando de Villena, Antonio Ortega Fernández, Manuel Moya, José Cruz Cabrerizo, José Alberto García Avilés, Reinaldo Jiménez, Javier Mijé, Francisco Silvera, Ubaldo Rodríguez, Marcos Gualda o Pablo García Casado.

Pedro M. Domene, responsable de esta edición, agradece en el prólogo la colaboración de dos nombres de referencia en este difícil género: José María Merino y Fernando Valls. Y cuenta además que hubo quien declinó la invitación a participar, lo que explica la ausencia de algunos autores que uno esperaría ver por aquí.

El género del microrrelato resulta bastante escurridizo y cada uno se enfrenta a él de una forma distinta y muy personal. Unos dan prioridad a la forma y otros al contenido. Unos incluyen textos de pocas líneas y otros se extienden un par de páginas. Es por tanto una muy buena idea que se incluya una poética a modo de presentación, en la que cada uno aclara qué es para él un microrrelato. Así, desde Manuel Talens, que escribe: Para mí un microrrelato es cualquier historia una vez reducida a la más breve expresión verbal y que, sin embargo, aún conserva todo su sentido; hasta Cristina García Morales, que opta por una explicación más creativa: Los cuentos son ovulaciones inesperadas de la imaginación. Cuando la violan nacen las novelas. Todo un sinfín de formas de enfrentarse al género, de entenderlo, de explicarlo, explorarlo y practicarlo. Francisco Ortiz opta por la paradoja: El microrrelato no existe. Pero yo lo cultivo. Detesto el microrrelato. Pero yo escribo textos que no van más allá de una página. Intentos por acotar un género que se resiste a las definiciones categóricas. Mónica Gutiérrez lo compara a un buen perfume, de los de antaño. Pablo García dice que su estructura se acomoda mejor que cualquier otra a las situaciones de tensión. Miguel Ángel Muñoz lo quiere diferenciar del chiste o la paradoja, y lo hace jugando con la idea de aprovechar los recursos naturales, por lo que cree que el microcuentista debe estirarse un poquito, indagar en el posible relato más allá del párrafo ingenioso o presuntamente poético. Javier Mijé elabora todo un «Decálogo del cuentista mínimo». Y Salvador Gutiérrez Solís escribe: Si fuera coherente y respetuoso con el género, me deberían bastar un par de renglones para explicar mi definición del microcuento. Diversidad de puntos de vista, de concepciones estéticas, de intereses temáticos. Un volumen muy completo, con textos realmente impactantes, con interesantes muestras de un género cuya contundencia es innegable.

Si no encuentran la revista, la pueden pedir en la siguiente dirección:

Revista Batarro
Apartado 172
04600 Huercal-Overa. Almería
Y también por correo electrónico: [email protected]

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