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Robo, ¿Qué robo?

Fuentes: Blog Que¡ Valencia

La existencia de la corrupción, el hecho de convivir tan indiferentemente con esta lacra social, el que circule con tanta facilidad el dinero negro por todos los conductos de la economía mundial, para realizar sobornos de todo tipo, con la especial ayuda del socorrido secreto bancario, no es responsabilidad exclusiva de un Estado. Estamos en […]

La existencia de la corrupción, el hecho de convivir tan indiferentemente con esta lacra social, el que circule con tanta facilidad el dinero negro por todos los conductos de la economía mundial, para realizar sobornos de todo tipo, con la especial ayuda del socorrido secreto bancario, no es responsabilidad exclusiva de un Estado. Estamos en una sociedad global, donde hacer negocios al amparo de cloacas del sistema económico hasta tiene un cierto aire de picaresca permisiva para algunos.

El problema radica en el sistema económico, los Bancos centrales, el FMI, el Banco Mundial, etc. los cuales no son coherentes. Cualquiera puede entrar en Internet en la página de Transparencia Internacional y comprobará que el sistema está a unos niveles de corrupción que merecen una reflexión.

El pasado 9 de diciembre se hizo público el informe de percepción de corrupción de 2005 en el mundo, realizado por la organización no gubernamental Transparencia Internacional. Según el sondeo global difundido, la corrupción está aumentando en la mayor parte de los países. Los sondeos muestran que las personas creen que la corrupción está profundamente asentada es sus países, según afirmó Huguette Labelle, presidenta del grupo anticorrupción, que dirigió el estudio Barómetro Global de Corrupción. En conjunto, las personas catalogaron a los partidos políticos como las instituciones más corruptas. Este mensaje lanzado por esta institución no gubernamental, con representación en más de 90 países, llamaba la atención del escaso esfuerzo realizado por lideres mundiales, para combatir esta situación.

Los códigos de ética, han servido de muy poco, su implantación es escasa y su eficacia poca. La Responsabilidad Social Corporativa (RSC), no se implanta en los grupos de sociedades, porque no existe un interés prioritario. La culpa de que exista tan alta corrupción y fraude en la UE, según su último informe, no está sólo en las manos de los Estados de la Unión, está en la falta de voluntad política de cerrar el mercado a los corruptos, tanto de la UE como del G-8 Mientras tengamos paraísos fiscales, puertos de refugio de los nuevos piratas económicos del siglo XXI, con legislaciones protectoras, como ocurre con Gibraltar, las Islas del Canal, Jersey, Alderney, Guernesey y Sark, la Isla de Man, todas ellas dependientes de la Corona británica, Luxemburgo, Suiza, las Bahamas y las Caimán, además de Bahréin y Singapur, y un largo etcétera. Las medidas que se tomen en los mercados internos, será más un programa de intenciones que de resultados efectivos.

Es tan sencillo y tan complicado, como un acuerdo de cortar todos los movimientos de capital desde países de la UE, EEUU y todos los que se unan en esta batalla, para impedir operaciones que no se justifiquen con operaciones del comercio internacional. Sería un acuerdo de saneamiento que debería apoyar la ONU y los tribunales de justicia con capacidad internacional, dándoles instrumentos legales para ello.

Con ello no solo evitaríamos el fraude domestico, que tanto nos daña en imagen y credibilidad de los políticos y personajes que incurren en la corriente de corrupción con que cada día nos sorprenden, sino también se lucharía más eficazmente contra la financiación de la droga, tráfico de armas, y tantos otros negocios ilegales, que operan en las redes de la globalización financiera. Las recientes medidas de control y prevención del blanqueo, han sido buenas, pero con un alcance para andar por casa y con dificultades de medios y escasa colaboración social.

No hay que olvidar, que en el sistema financiero, el poder de los grandes grupos económicos, salta por encima de Gobiernos. A la corrupción hay que combatirla con la misma preocupación que al terrorismo, porque sin base económica, sin facilidades para la circulación, mataremos dos pájaros de un mismo disparo.

Cualquier denuncia de corrupción debe ser un acicate para seguir por este complicado camino. Decía Walter Wriston, ex presidente del Citibank «cuando un sistema de monedas nacionales recogidas por sus Bancos centrales, se transforma en un mercado electrónico global, movido por negociaciones de divisas, el poder ha cambiado de mano, son cientos de miles de pantallas, situados en los miles y miles de agencias financieras los que dirigen, su opinión, sus decisiones políticas, sus apoyos a particulares, empresas, grupos, causas ideológicas, etc son fundamentales».Se compra y se vende de todo por medio del sistema financiero. Este mercado se ha globalizado en extremos, que es lo mismo que decir, que no lo controla nadie.

Se impone una dura disciplina, aunque solo sea pensando egoístamente en la seguridad de las naciones, de los individuos, ciudadanos de una sociedad globalizada, sin leyes que los proteja. El G-8, que es Gobierno de facto del mundo, o toma pronto medidas, o como decía Galbraith, al desmoronarse un sistema económico, en cierto modo fue reemplazado por ningún sistema.

Las propuestas de la Red por la Justicia Fiscal (www.taxjustice.net) proponen unas medidas para erradicar el fraude fiscal transnacional, porque como dice claramente, sólo la gente corriente paga impuestos. La Declaración de París del 19 de junio del 2003, también fue una llamada a la acción contra la corrupción a gran escala (www.declaracióndeparis.org).

Mientras no se tomen medida efectivas estaremos sin avanzar por este ansiado objetivo de la transparencia. Hay que presionar entre todos, desde la responsabilidad social que se desempeñe, para que el descontento con la globalización cambie y que el fundamentalismo del mercado, como dijo Stiglitz, no se imponga en nuestras conductas, porque las consecuencias ya estamos comprobando que son nefastas.