El 11 de noviembre de 2007 Carlos Palomino, de 16 años, fue asesinado en un vagón del Metro de Madrid. Las cámaras captaron la secuencia. Su autor, miembro de las Fuerzas Armadas, fue condenado a 26 años de cárcel y la sentencia reconocía el agravante de odio ideológico. Siete años después, un grupo de familiares y […]
El 11 de noviembre de 2007 Carlos Palomino, de 16 años, fue asesinado en un vagón del Metro de Madrid. Las cámaras captaron la secuencia. Su autor, miembro de las Fuerzas Armadas, fue condenado a 26 años de cárcel y la sentencia reconocía el agravante de odio ideológico. Siete años después, un grupo de familiares y amigos sigue recordando a Carlos con actos como el que tendrá lugar esta tarde [por ayer] en Legazpi. Un día que Mavi Muñoz, madre del joven, desea que sirva para reconocer a todas las víctimas del fascismo a nivel internacional. Mientras, los movimientos sociales siguen alertando sobre la proliferación de estos grupos de ultraderecha y su impunidad.
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«El apoyo te sigue emocionando. Porque son 7 años ya y te toca el sentimiento y la fibra que lo sigan recordando. Pienso que Carlos llegó a ser la gota que colmó el vaso. Se han seguido llevando a cabo agresiones pero en cuestión de asesinatos ahí quedó hasta ahora y tocaremos madera». Así explica Mavi Muñoz a cuartopoder.es sus sensaciones a día de hoy. Más allá de este recuerdo, la madre de Palomino sigue teniendo la lucha contra la impunidad en su cabeza.
Considera que en general «la sociedad no es verdaderamente consciente de lo que tenemos encima» y resalta que a ella le ha pasado cuando ha conocido a algunas personas. «Hay gente que se sorprende y pregunta si el fascismo existe todavía. Lo que ocurre es que no ha desaparecido, ha estado encubierto, sigue estando con alas libres». Apunta a la protección que las instituciones le dan a este tipo de grupos y recuerda cómo hay gente en ese ámbito que ni le ha dado el pésame por su hijo.
Además, en su preocupación se encuentra el hecho de que en varios casos estén involucrados policías o militares. Y vuelve a recordar. «En una reunión que mantuve con el entonces ministro de Interior, Rubalcaba, me reconoció que tenían un altísimo grado de neonazis metidos en el ejército. Decía que no sabía como se le habían metido pero que ahí estaban».
La madre de Carlos es la presidenta honorífica de la asociación Madres Contra la Represión. «Cuatro de nosotras estuvimos luchando con ella para que se estableciera un juicio justo, para esclarecer la verdad. Tuvimos el problema de siempre, de la criminalización de los jóvenes antifascistas porque decían que había sido una pelea de bandas». Así lo explica a este medio Elena Ortega, madre de Alfon, detenido durante la última huelga general, incomunicado posteriormente y ahora a la espera de juicio. Este colectivo sigue con su labor de concienciación a la gente y Ortega afirma que ha mejorado algo la situación. «La gente ya no se cree todo lo que se dice por ahí».
Lo que pide Mavi Muñoz es la ilegalización de las fuerzas políticas que amparan este tipo de acciones. De la misma opinión es Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia y una de las personas con más conocimientos sobre agresiones de odio. «Estoy observando como en los últimos meses hay un repunte de violencia neonazi. Se están produciendo agresiones en Madrid. La verdad es que el asesinato de Carlos y el posterior juicio mandó un mensaje de firmeza judicial. Pero ahora mismo, como el tiempo lo borra todo, es para preocuparse las informaciones de distintas agresiones que están saliendo en diferentes ciudades», afirma a cuartopoder.es.
Últimos casos
Entre estas agresiones, últimamente hemos podido conocer la detención de 9 personas, el pasado 1 de noviembre, por la agresión a 4 jóvenes en el Metro. El Sindicato de Estudiantes ha denunciado públicamente tanto una reciente agresión en Madrid como otra a su portavoz en Málaga. También durante la huelga de estudiantes se denunciaron agresiones fascistas en Ciudad Universitaria.
La pasada semana, durante un acto sobre la consulta catalana organizado por el diario digital Público, varios falangistas irrumpieron en el Ateneo de Madrid para intentar boicotearlo. La delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, anunció que iban a ser sancionados. Partidos como IU han denunciado también recientemente este tipo de agresiones que han sufrido tanto algunos dirigentes o militantes como Enrique Santiago o sus propias sedes. Podemos también ha sufrido un ataque de este tipo, concretamente en San Lorenzo de El Escorial.
Tampoco hay que olvidar el caso del edificio ocupado en Tetuán con el sobrenombre de Centro Social Ramiro Ledesma. En esa semana se denunciaron también agresiones en la zona. Además, este tipo de acciones, las de repartir comida sólo a españoles, deberían ser consideradas actividad delictiva, según opina Ibarra. «En la práctica es discriminación alimentaria xenófoba».
Para Ibarra, es importante que a nivel de la sociedad civil se siga «deslegitimando este tipo de grupos y no favoreciendo un mínimo desarrollo». E insiste en mejorar las leyes. «Se sigue colando por ejemplo en Internet este discurso de odio, no se acomete debidamente. En el Código Penal hay que reforzar todo lo que suponga la incitación a la violencia. No se está haciendo». El repunte actual lo achaca al repunte del neofascismo en Europa. «Están muy estimulados por resultados que están teniendo en Grecia o Hungría». Amanecer Dorado ya ha establecido una sede en la ciudad de Alcoy.
Mavi Muñoz lanza un mensaje claro mientras espera poder volver a colocar la placa de homenaje a Carlos que estaba en Legazpi. La han roto varias veces y «los chavales han tenido otros años hasta que hacer guardias para protegerla». «No dejemos que se repita la historia, que no se olvide y no dejemos pasar a los asesinos a nuestra sociedad. Ayer le tocó a mi hijo, mañana le puede tocar a otro. Tenemos que salir a la calle y luchar con nuestras voces y gritos. Y no dejarles que den un paso adelante. No podemos dejar que nos dominen».