Recomiendo:
0

México

Salarios precarios y sobrexplotación, realidad de obreras en el norte del país

Fuentes: La Jornada

Con argumentos poco sólidos las obligan a aguantar o amagan con despedirlas, dicen investigadores. En un libro recogen testimonios del trabajo de 40 mujeres en empresas maquiladoras.

Monterrey NL, 28 de noviembre. Para ser «competitivos», en los últimos cinco años centenares de compañías maquiladoras del norte del país ­cuya planta laboral es de 65 a 70 por ciento de mujeres­, han reducido o congelado los salarios de sus trabajadores y aumentado la jornada semanal de 40 a 48 horas, con el argumento de que si no se aceptan estas condiciones, se marcharán a otros países, aseguraron Cirila Quintero Ramírez y Javier Dragustinovis, investigadores del Colegio de la Frontera Norte.

En el libro Soy más que mis manos, presentado en la ciudad de Monterrey, los académicos reúnen los testimonios de 40 obreras de la industria maquiladora de Matamoros, Tamaulipas, luego de más de 30 años de la llegada de la industria maquiladora a la frontera norte de México, que se presumía traería emancipación social y salarial.

En la obra narran cómo la esperanza de «liberación» resultó una falacia, pues las mujeres coinciden en señalar que el machismo y la sociedad no las ha eximido del trabajo doméstico ­que se les exige todavía­, por lo que muchas han optado por ser madres solteras o se han divorciado.

La socióloga indicó que Soy más que mis manos ­cuya redacción llevó tres años de investigación y entrevistas­ se elaboró para develar ante la opinión pública la labor de estas mujeres «como obreras, amas de casa y sindicalistas», donde «lo más interesante es que en todas estas actividades quieren cumplir y lo hacen bastante bien».

Para Javier Dragustinovis, también reportero del periódico El Mañana, de Matamoros, con el libro se intentó «pasar un poco del imperio de las cifras a las opiniones de las trabajadoras».

Durante las entrevistas, mujeres que intervienen en maquiladoras automotriz, electrónica y textil, coincidieron en un punto: que cada vez tienen un salario más castigado y sufren sobrexplotación laboral, indicó Dragustinovis.

«Hay varias entrevistas con mujeres que tienen 30 años en la industria; es triste ver cómo hace 15 su situación en las empresas era mejor que ahora. Los precarios salarios es un problema que enfrentan y las empresas les advierten: ‘si quieres que te pague más, me voy; si necesitas trabajo, te pago menos y somos más competitivos’. Esto aun cuando se menciona que las trabajadoras de Matamoros están muy capacitadas».

Paradójicamente, señaló, el sector empresarial le exige al gobierno federal mayor «flexibilidad» con una «reforma laboral» donde se pretendería dejar más desprotegidos a los trabajadores del país, incluidas las miles de obreras de las maquiladoras.

 

Excesiva dependencia

«(Aquí) se desnuda otra realidad del país: que dependemos demasiado de las maquiladoras, y no hemos apostado a otros sectores, como el turismo, lo cual otorga demasiado poder a las empresas que saben que son necesarias», por eso chantajean al gobierno y a los trabajadores».

Según la doctora Quintero, «por los testimonios de las muchachas sabemos que antes tuvieron muy buenos salarios, buenas prestaciones en Matamoros, pero ahora con la globalización esto se ha convertido en un discurso para disminuir y precarizar sus condiciones laborales.

«Ahora los patrones las amenazan con llevarse las plantas a China si exigen mayores prestaciones. Ese discurso de la carrera hacia abajo la tienen bien conocido las trabajadoras, y de cómo para el gobierno es más importante el apoyo a las empresas que los derechos laborales».

Aunado a ello, las mujeres que laboran en la industria deben afrontar el dilema que las obliga a cumplir en la factoría y en el hogar, muchas veces solas, sin el respaldo de un esposo o compañero, porque «el machismo es un problema que no se supera, donde la sociedad y sus propios compañeros les dicen: ‘Okey, vas a trabajar, pero eso no te exime de que cumplas con la casa, que tengas a los hijos bien cuidados’; es decir, todo lo cargan los hombros de estas mujeres», señaló la socióloga.

Ejemplo claro de esta problemática es el testimonio de Alejandra, de 47 años de edad, de los cuales más de 30 los ha pasado trabajando en 11 maquiladoras de Matamoros, en las que ha sido hasta representante sindical, pero que narra con tristeza cómo ha tenido que salir adelante sola con sus tres hijos, luego de dos divorcios:

«(En) mi segundo matrimonio empecé a tener muchos choques con mi marido, porque a él no le parecía, no sé si sería machismo o ideas de él, pero siempre se lo decía: ‘yo trabajo, hago la casa, atiendo bebés, lavo cuando llego, plancho, hago de comer. Entonces, no sé cuál es tu incomodidad ¿Qué sobresalga más que tú?, ¿que gane más?… esa fue la causa del fracaso de mi matrimonio: mi trabajo».

Javier Dragustinovis indicó a La Jornada que en 2005, según datos de la Secretaría de Economía, en Matamoros se abrieron 14 empresas maquiladoras y 13 se fueron del país.

Soy más que mis manos incluye fotografías y dibujos de trabajadoras de la maquila, el cual se editó con el apoyo de la Fundación Friedrich Ebert y el Sindicato de Jornaleros y Obreros de la Industria Maquiladora de Matamoros. La mitad de los libros editados serán obsequiados a las obreras de la frontera tamaulipeca, indicaron los autores.