Saramago no está en La Habana. Al menos eso parece si se lee El País. Pero, si se leyera La Verdad -si existiera un periódico que así se nombrara y le hiciera honor a su nombre-, lo cierto es que José Saramago, Premio Nobel de Literatura en 1998, y que en el 2003 expresó sus […]
Saramago no está en La Habana. Al menos eso parece si se lee El País. Pero, si se leyera La Verdad -si existiera un periódico que así se
Y entre tantos lugares visitados, acaba de reunirse con los jóvenes escritores en el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. No había luz, y casi no había agua, pero sí estaban allí más de cuarenta jóvenes escritorescubanos, deseosos del diálogo con el autor de El evangelio según Jesús Cristo.
El Centro Onelio es dirigido por su fundador, el escritor Eduardo Heras León, y se dedica al estudio y divulgación de las más novedosas técnicas narrativas entre los jóvenes escritores cubanos. Sus graduados ya han obtenido los más reconocidos premios literarios nacionales. Ahora, a ocho años de su creación, recibe al más importante de sus invitados.
Saramago, iniciada la charla, lanza una provocación: «No conozco las técnicas narrativas, y no las quiero conocer». Los alumnos no muerden el anzuelo. A la afirmación del Nobel sobre que: «Shakespeare no asistió a un taller literario. Tampoco Cervantes, ni Dostoievsky», le ripostan: «quizá, si entonces hubieran existido los talleres literarios, hoy tuviéramos más Cervantes y más Shakespeares».
El aplauso es general, y también el clima de complicidad. Y de entendimiento. Eso, por encima de todo lo demás, por encima de las diferencias. Lo que está claro para todos allí, incluso para el Nobel, es que en literatura no existe un know how, y cada quien debe labrarse su propio camino, generar su propio mundo.
El diálogo se prolonga casi dos horas, y finalmente el principal mensaje del Nobel ha llegado a los asistentes: «debes encontrar tu voz, y hacer aquello que solo tú puedes hacer». Así fue. Así ocurrió. Aunque El País no lo diga, y aunque el mundo no se entere, Saramago está en Cuba, y los jóvenes escritores cubanos conversan libremente con él.