El 1 de octubre de 1931 el Pleno del Congreso de Diputados aprobó, por 161 votos frente a 121, el artículo 36 de la Constitución de la II República Española que reconocía el derecho de las mujeres al voto, que se ratificó el 1 de diciembre en una votación aún más ajustada: 131 votos a […]
El 1 de octubre de 1931 el Pleno del Congreso de Diputados aprobó, por 161 votos frente a 121, el artículo 36 de la Constitución de la II República Española que reconocía el derecho de las mujeres al voto, que se ratificó el 1 de diciembre en una votación aún más ajustada: 131 votos a favor (el 28%) frente a 127 (27%) estando ausentes el 45% de los diputados.
La tenacidad de la diputada Clara Campoamor fue decisiva para rebatir a quienes pretendían retrasar el reconocimiento del voto femenino «hasta que las mujeres dejaran de ser retrógradas» (Álvarez Buyita, Rico); «hasta que transcurran unos años y vea la mujer los frutos de ta República y la educación» (Kent) o indefinidamente, «porque las mujeres son histéricas por naturaleza» (Novoa Santos); y a quienes proponían excluirlo de la Constitución para poder negarlo si las mujeres no votaban de acuerdo con el gobierno (Guerra del Río) o reducirlo a las mayores de 45 años «porque antes la mujer tiene reducida la voluntad y la inteligencia» (Ayuso). las otras dos únicas diputadas, Victoria Kent, del Partido Radical Socialista, y Margarita Nelken, del PSOE, también feministas, consideraban inoportuno el reconocimiento del voto femenino y no lo apoyaron.
En esas Cortes sólo había tres mujeres y, paradójicamente, dos de ellas, Clara Campoamor y Victoria Kent, protagonizaron las posturas contrapuestas.
«No es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República», sostuvo Kent (Partido Radical Socialista).
La mujer «para encariñarse con un ideal, necesita algún tiempo de convivencia con el mismo ideal», advirtió Kent para asegurar que, si todas las españolas fueran obreras o universitarias «y estuvieran liberadas en su conciencia, yo me levantaría hoy frente a toda la Cámara para pedir el voto femenino».
Campoamor, en contra de su propio partido, el Radical, fue la encargada de replicar a su colega para apostar por reconocer a la mujer como ser humano, por «pura ética», todos sus derechos.
«Tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el derecho natural fundamental, que se basa en el respeto a todo ser humano», advirtió a los diputados.
El 1 octubre de 2006 se celebran, por tanto, setenta y cinco años desde que la diputada Campoamor consiguió que las Cortes de la II República aprobasen el derecho al voto para todas tas españolas, en igualdad con los hombres por primera vez en la Historia. Era el 441 Estado en hacerlo. Las instituciones celebrarán esta conmemoración recordando la figura política de Campoamor, su participación en tas Cortes republicanas, su trabajo como una de las primeras abogadas españolas.