El 8/9 se presentó en el IPS «Karl Marx» el libro Como se armó la revolución. Escritos Militares de León Trotsky con la presencia de sus compiladoras, Andrea Polaco y Liliana Ogando Caló del CEIP «León Trotsky», Christian Castillo, Director del Departamento Docente del IPS «Karl Marx» y Pablo Bonavena, profesor titular de Sociología de […]
El 8/9 se presentó en el IPS «Karl Marx» el libro Como se armó la revolución. Escritos Militares de León Trotsky con la presencia de sus compiladoras, Andrea Polaco y Liliana Ogando Caló del CEIP «León Trotsky», Christian Castillo, Director del Departamento Docente del IPS «Karl Marx» y Pablo Bonavena, profesor titular de Sociología de la Guerra en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Presentamos en forma sucinta algunas ideas que se vertieron en una presentación que fue de gran interés.
Liliana Ogando Caló destacó que el núcleo duro de los escritos militares de Trotsky era teórico-político y que el triunfo de la guerra civil rusa no podía explicarse por aspectos puramente militares. Remarcó que la alianza obrera y campesina, la justeza de la política del partido bolchevique y las contradicciones imperialistas que dificultaron su intervención armada, fueron algunas de las condiciones del éxito del primer estado obrero frente a la ofensiva de 14 ejércitos imperialistas. Por su parte, Andrea Polaco destacó el rol de Trotsky como jefe militar. A su vez, señaló dos de las decisiones más controversiales defendidas por él: por un lado la creación de un ejército regular, permanente y, por el otro, la utilización de oficiales del viejo ejército zarista para comandar al Ejército Rojo. Destacó que el Ejército Rojo era un ejército de tipo transitorio que, aunque de clase por su composición social, no pudo seguir en primera instancia la «vía orgánica» hacia la milicia obrera y campesina. Destacó como Trotsky se vio obligado por las circunstancias ante la falta de personal de mando del naciente Ejército Rojo a recurrir a los «especialistas militares» reclutados de los oficiales del viejo ejército zarista, que compartían el mando con los comisarios militares. Estos últimos tenían la tarea específica de controlar a los especialistas militares y politizar a los hombres del Ejército Rojo.
A su turno, el profesor Pablo Bonavena consideró un gran aporte la publicación del libro. Entre otras cuestiones expresó: «Creo que este libro tiene varias lecturas. Una, muy importante, es que actualiza una serie de textos que tienen una gran importancia teórica…Llena un gran casillero que estaba casi en blanco de la teoría marxista, que me parece fundamental». Refiriéndose al valor histórico de los escritos señaló: «Hay que leerlo varias veces y ver cómo la realidad a veces choca con los programas previos. Cómo hay que resolver cuestiones todo el tiempo y, sobre todo en situación de guerra en la que hay que tener gran determinación, que Trotsky mostró sin duda alguna.» Por último, Christian Castillo además de señalar el logro de recrear en los textos presentados una historia de la guerra civil, se refirió a una de las peleas centrales que tuvo que dar Trotsky: «pelea contra los comunistas que se niegan a aprender seriamente el arte militar. En todo el libro discute contra distintas expresiones de lo que Trotsky llamaba el marxismo ‘chapucero’. Trotsky opinaba que esta actitud se expresaba en el comunista que opinaba que tras el triunfo de la revolución creía que estaba todo resuelto con mostrar su ‘birrete soviético'».
También Castillo señaló que: «Cuando Gramsci criticó la teoría de la revolución permanente la equiparó como una expresión política de la guerra de maniobras. Sin embargo, si ustedes leen estos textos de Trotsky van a ver que la gran polémica que éste entabla dentro del Ejército Rojo es justamente contra aquellos que querían absolutizar las características que había tenido la guerra civil en Rusia y convertir la guerra de maniobras en una pseudodoctrina militar del proletariado. Más aún, Trotsky dice que posiblemente en los países avanzados de Occidente la futura guerra civil sea preponderantemente una ‘guerra de posiciones’, sin que esto implique, como en el caso de Gramsci, una traslación mecánica al terreno de la estrategia política. Por lo cuál, sostiene que el Ejército Rojo tiene que formar cuadros aptos para ambos tipos de guerra». Para terminar, Castillo destacó el carácter concreto de muchas de las discusiones teóricas y políticas que el libro contiene: «Por ejemplo Trotsky dice ‘Hemos aprendido a maniobrar, pero no a lustrar nuestras botas. ¿Y cómo se hace para maniobrar sin botas?….El que tiene razón en las cosas pequeñas también la tendrá en las grandes’. Cuando Trotsky dice ‘cuiden los detalles’, no es un obsesivo, sino que es alguien que está razonando frente a problemas precisos que enfrentaba la construcción del Ejército Rojo».
El libro puede ser adquirido en el CEIP «León Trotsky» (Riobamba 144, Cap. Fed., [email protected], www.ceip.org.ar) o en las principales librerías de Argentina.