1.- En poco menos de un año se ha pasado del triunfalismo neoliberal a la depresión postraumática. Es aleccionador e ilustrativo escuchar y leer hoy a los que, hasta hace cuatro días, eran los abanderados y apologetas de la economía de mercado sin trabas ni intervenciones. Políticos, periodistas, economistas, financieros…, cantamañanas, en definitiva, que dicen […]
1.- En poco menos de un año se ha pasado del triunfalismo neoliberal a la depresión postraumática. Es aleccionador e ilustrativo escuchar y leer hoy a los que, hasta hace cuatro días, eran los abanderados y apologetas de la economía de mercado sin trabas ni intervenciones. Políticos, periodistas, economistas, financieros…, cantamañanas, en definitiva, que dicen y escriben, ahora, que «ellos ya lo decían», que había mucho especulador y mucha ingeniería financiera. Su actitud demuestra hasta que nivel de bastardía moral puede llegar la condición humana ya que cuando parecía que todo era rico y feliz, despreciaban, insultaban, escarnecían, marginaban a los que, como nosotros, decíamos sin levantar la voz pero con claridad, que la economía especulativa iba a explotar. Y lo decíamos para el capitalismo globalizado, cada vez más irracional y antisocial, y también para el capitalismo español basado en la especulación del suelo y de la vivienda por bancos, inmobiliarias y todo tipo de asociaciones para el enriquecimiento fácil y rápido. Sistema aceptado por PP y PSOE y por casi todos los partidos, algunos de ellos con pequeños matices. Era la aceptación del neoliberalismo como única alternativa política y económica.
Ahora se ha producido un colapso financiero global, que no es sólo del sistema financiero sino del conjunto de la economía capitalista, que está en una crisis de imposible vuelta a la situación anterior. Ya nada será igual a partir de ahora, se pongan como se pongan, los «amos» y mercenarios orgánicos del sistema.
2.- La crisis actual lo pone todo en cuestión:
- El mercado libre capitalista
- El tipo de crecimiento, o la concepción del crecimiento
- El PIB como índice para valorar la riqueza creada y que ésta sea útil al conjunto de la sociedad. El PIB actual está falsificado y contradice riqueza nominal y riqueza real.
- El tipo de relaciones políticas, económicas y financieras internacionales y el conjunto de instituciones que las sustentan.
3.- El sistema financiero: con más o menos profundidad e intensidad se han liquidado en todas partes leyes, normas y procedimientos que el capitalismo puso en marcha después del crack del 29 en las bolsas y en la economía. Se puso en marcha en EEUU con la Administración Roosevelt, la New Deal (nuevo convenio), el Acta GLASS-STEAGALL de 1933* y todo un entramado de «intervención» del Estado para evitar la corrupción, manipulación financiera y tráfico de influencias que, entre otras causas, condujo al crack de 1929.
Los responsables no son, pues, unos pocos que cobran unos sueldos y primas multimillonarios, que también lo son porque elaboran y ejecutan la política, sino el conjunto del sistema. En cualquier sociedad compleja, si saltan por los aires los mecanismos de control político y jurídico, llega el caos, tarde o temprano, al convertir la economía en un casino para ganar mucho dinero y muy rápido en poco tiempo.
Cuando la economía deja de intentar ser la «recta» administración de los bienes a partir de la producción, distribución y consumo de la riqueza creada, administrada con equilibrio social, se convierte en un instrumento para el enriquecimiento personal.
Nosotros no somos los defensores del sistema capitalista pero, atendiendo a la realidad, razonamos que cuando el capitalismo elimina progresivamente sus propias leyes de racionalidad económica y financiera y convierte la economía en un instrumento exclusivo para la competitividad y el beneficio, aunque sea a costa de acrecentar la miseria social y la destrucción ecológica, el resultado sólo puede ser el de 1929 o 2008, sin contar todos los desastres que se han producido en medio de este espacio de tiempo, que han mantenido a millones de seres humanos en la miseria y han producido nuevos millones de desheredados.
4.- Los bancos que inicialmente eran depósitos, prestamistas e impulsores de la economía, siempre según las leyes del sistema, no hablamos de socialismo, se han convertido, todos pero especialmente los de EEUU, en bancos de inversión y especulación que utilizan, junto a las financieras, la venta piramidal, que hace que algo cuyo valor real es 1 se convierte en su rodaje en 10, 20 ó 30, sin crear ninguna riqueza real de uso social. Ello incita a comprar y si no hay suficiente dinero se pide (apalancamiento) llegando a tener en el mercado valores nominales 30 veces superiores a la capitalización propia. Cuando se deshincha la burbuja financiera quiebra el sistema.
De la misma manera que cuando se deshincha la burbuja inmobiliaria quiebra el sector de la construcción (empresas constructoras, inmobiliarias, financieras…) produciendo paro y pobreza para muchas personas.
Esta es la realidad sangrante del capitalismo en su fase neoliberal, fundamentado en la última etapa en mercados financieros en competencia a muerte entre sí y en el desarrollo espectacular de una vieja tesis, la de que la guerra es buena para los negocios y, consecuentemente, impulsan la guerra preventiva, que hace que los EEUU dediquen medio billón de dólares al presupuesto militar, además de los centenares de miles de millones enterrados en las guerras de Iraq y Afganistán. Después de la caída de la URSS que, decían, produciría una reducción de los gastos militares, éstos no solo no se reducen sino que aumentan constantemente, alimentando la maquinaria bélica y los beneficios de las empresas de armamento en todas partes.
En EEUU, mientras el sector de producción bélica, relacionado directamente con la Administración Bush, se enriquece y prosperan negocios en Iraq y otras partes, relacionados con la guerra, se empobrece la vida de los propios norteamericanos y de todo el mundo, además de haber matado, destruido y haber creado un odio imparable en el propio Iraq.
Se trata, en consecuencia, de desenmascarar los contenidos de la crisis, su esencia profunda. No es solo el hundimiento de las hipotecarias más grandes de EEUU y Europa, Freddie Mac y Fanni Mae, del banco de inversión Lehman Brothers, de Merril Lynch, Dexia, Fortis, la asegradora AIG…, no es solo la crisis energética y ecológica sino el hundimiento de toda la concepción neoliberal que ha pretendido que todo funcionase por el mercado, un mercado por otro lado cautivo de los grandes grupos, reduciendo el papel del estado a simple pagador de unos cuantos servicios cada vez más privatizados, a la defensa, al control policial y a salvador, con el dinero público, de la situación cuando ésta llega a la quiebra. De nuevo, como siempre, privatizar el beneficio, socializar las pérdidas. Lo que pedía Gerardo Díaz Ferrán: suspender el mercado. O lo que hace Bush, después del crack, con un plan de rescate del sistema financiero que pagará el contribuyente y ante el cual se han posicionado en contra los sectores más ultraliberales por un lado y un amplio sector de la ciudadanía, por el otro polo, que ve como a su costa se salva el sistema financiero y Wall Street, y a los banqueros, ejecutivos y especuladores, todos ellos con sueldos multimillonarios.
5.- ¿Qué hacer?
En primer lugar tener constancia de que el capitalismo es el problema y que ninguna solución perdurable puede venir de él. Esto exige trabajar por una alternativa para que todo cambie.
Y no valen los nervios, ni las prisas.
Es la hora de recuperar, en principio y como prioridad una serie de objetivos para ahora y a medio y largo plazo:
· Impulso desde el Estado de la creación de empleo estable.
· Defensa de los derechos históricos conquistados: Seguro desempleo, pensiones, salarios.. asistencia sanitaria pública, educación pública, gratuita y laica, vivienda digna y asequible.
· La lucha por la nacionalización de sectores prioritarios y básicos para el funcionamiento de la sociedad: energéticos, del agua…
· Nacionalización de la banca, inicialmente en las empresas en las que el estado intervenga con el dinero de todos y, a medio plazo, en el conjunto con base en Caja de Ahorros.
· Desarrollo, en la línea anterior, de un sector empresarial publico. En ambos casos a nivel español y europeo.
· Reforzamiento de los servicios públicos universales, combatiendo la privatización de los mismos.
· En resumen, un programa político para convertir la economía en «la recta administración de los bienes»como debe ser su función y sacarla de la cueva de Ali Baba en que la han metido. Lo que planteamos va en sentido contrario a los Presupuestos Generales del Estado.
· Todo ello debe ir acompañado del impulso de un movimiento ciudadano de izquierdas que exija en España la conclusión del Estado de las autonomías en un Estado federal solidario y republicano, que luche por una Europa de los pueblos con independencia política y con parlamento efectivo. Finalmente, la defensa de la paz y del internacionalismo complementario y solidario para abrir otra perspectiva a la humanidad, diferente a la miserable y mezquina realidad que ofrece el capitalismo. Hoy es el momento. Los que han generado la crisis están perplejos, les falla el tinglado y tienen miedo. No son omnipotentes y sabios como vendieron cuando se hundió la URSS, son, simplemente, los defensores de un sistema caduco. Y sacan, de nuevo y como siempre, el fantasma del comunismo porque saben que, a pesar de los fracasos habidos en su nombre, sus ideas de igualdad, justicia social, solidaridad internacionalista y paz, son plenamente vigentes.
Estamos en un momento en que no basta la emoción humana y política, siempre imprescindible. Es el momento de la reflexión, de la comprensión y de la acción. Comprender qué ocurre y por qué y actuar en consecuencia organizando la resistencia y desarrollando el programa político de cambio. Es el momento álgido para relanzar y reforzar el movimiento «por otro mundo posible», hoy estancado cuando es más necesario que nunca.
Nuestro análisis viene de lejos, lo hemos hecho desde hace años, en los tiempos espléndidos en que decir sólo lo que dicen ahora los embusteros que antes aplaudían el sistema tal cual era y ahora braman ante el desastre, no sólo era políticamente incorrecto, sino que te reducía al ostracismo político, por viejo, caduco y cutre.
La reflexión y la comprensión sin acción, son un juego floral. Es más, no se trata de dirigir un mensaje dulce y comprensivo a la gente, entendiendo las debilidades y el alienamiento colectivo, sino de incomodar para que se sientan responsables de lo que ocurre. A Bush le votan millones de trabajadores, al PP también, al PSOE, cuya dirección y gobierno ha mantenido la burbuja inmobiliaria y especulativa y ha escondido la realidad, también. No podemos dejar resquicio a la comodidad. Que cada cual asuma su responsabilidad y compromiso. Es el momento de combatir claramente y sin complejos las políticas neoliberales que unos y otros defienden en diversos grados. Es el momento de situar de nuevo el horizonte socialista como objetivo. Si los males son colectivos las soluciones deben serlo también y eso se llama democracia real y socialismo, lo cual no quita sino exige la lucha por la mejora de la vida de la gente, por las reformas fuertes necesarias aquí y ahora. La contradicción capital-trabajo está hoy más vigente que nunca y solo desaparecerá cuando el código democrático de una sociedad del trabajo imponga sus normas y leyes.
Trabajar en equipos para el análisis y la elaboración de propuestas y alternativas, basadas en un conocimiento riguroso de la realidad económica y científica y traducir el conocimiento en acción política, social y cultural.
Organizar la resistencia y las propuestas alternativas a lo actual, no arrugarse ante la dificultad ni acelerar con voluntarismo el ritmo de la retórica.
El día 7 de Octubre estaremos presentes en todas las movilizaciones contra el trabajo precario y por una alternativa de izquierdas al neoliberalismo.
6.- A la próxima Asamblea de IU vamos a caballo de la reflexión y de la acción con una política, la nuestra, que pretende ser hegemónica, por correcta. La política de la reconstrucción y refundación de IU con un programa claro, con democracia plena, sin pasteleos de salón y con la perspectiva de incorporar a mucha gente para convertir IU en un verdadero instrumento para el cambio.