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«Si doy una respuesta, no sería válida para todo el mundo.»

Fuentes: Diagonal

Laurent Cantet es director de cine, guionista y fotógrafo. En 2008 ganó la palma de oro del festival de Cannes por su película ‘La clase’.

El cineasta francés Laurent Cantet, ganador en Cannes 2008 por el largometraje La Clase, será uno de los directores participantes en la película Siete días en La Habana, proyecto cinematográfico que en breve comenzará a rodarse en la ciudad cubana y del que formarán parte también otros cinco realizadores europeos y uno cubano.

Cantet contará la historia de un emigrante cubano que, tras haber residido un tiempo en Estados Unidos, decide volver a su tierra. Como viene siendo habitual en su cine, Cantet imprimirá en esta historia su mirada crítica hacia una realidad, en este caso la cubana, ya que, según explica, el compromiso social es indispensable y conseguir que el espectador piense, más aún.

Usted dirigió su película Recursos humanos en 1999, cuando se suscitó el debate en Francia sobre la implantación de las 35 horas. Este hecho le sirve de excusa para plantear otras cuestiones de fondo que afectan a la clase trabajadora. La vigencia de la película resulta más que evidente en estos años de crisis económica que venimos padeciendo… El mundo es cada vez más duro y complicado. De hecho, todas las cuestiones que aborda este filme son desgraciadamente de suma actualidad. Todo lo que tiene que ver con el desempleo, con el modo en el que un individuo tras 30 años trabajando en un mismo lugar pueda ser tirado a la basura como tiramos un pañuelo de papel. Esta es una realidad mas profunda hoy en Francia que hace 11 años cuando rodé la película. Por otra parte, el problema que plantea el filme, y que gira en torno a la pregunta: «¿Dónde está tu lugar?, ¿cuál es tu sitio en el mundo?». Esta cuestión está aún más de actualidad porque el individuo está hoy más alienado que hace 11 años. Y es que ya no existimos realmente si no es por la fuerza de trabajo que podamos representar en la sociedad.

«no me identifico con ningún movimiento, ya que hay un modo de vivir la militancia en el cual no encajo»

Es una constante en sus películas no dar respuestas a los problemas sociales que aborda, y sí plantear preguntas, cuestionar… ¿Por qué ese interés en que el espectador reflexione, que no se limite a ser un consumidor de imágenes?

Cuando ruedo quiero describir el funcionamiento de nuestra sociedad de una forma analítica. Desgraciadamente, no hay respuestas simples para contestar las preguntas que planteo. Si doy una respuesta, no sería válida para todo el mundo. Esta es la gran riqueza del ser humano: cada uno tiene sus razones y éstas podremos evaluarlas y cuestionarlas. Precisamente lo que trato de conseguir es que cada espectador reflexione conmigo sobre el tema que propongo y, por tanto, doy muchos elementos de reflexión entendiendo que se trata de personas enfrentadas a un mismo sistema, y es ese sistema el que intento disociar, deshacer en sus partes para, así, comprenderlo mejor.

No sé si es usted partidario de las etiquetas en el arte, pero su cine ha sido calificado de cine social, político. ¿Está de acuerdo con esta definición? Sí, y además lo reivindico. Reivindico esta definición asumiendo, en primer lugar que no soy militante. Nunca encontré un partido, un movimiento con el cual me identificara, ya que hay un modo de vivir la militancia en el cual no encajo. Sin embargo, es cierto que cuando hago películas quiero ayudar al espectador a pensar el mundo en el que vivimos y esto es hacer política. Política es ante todo reflexionar sobre el lugar que ocupamos en la sociedad, es discutir y poner en duda ese lugar; buscar un lugar mejor. En ese sentido, mi cine es político. Además, es cierto también que en la mayoría de mis películas se reflejan cuestiones de orden social que son siempre muy actuales.

Tengo necesidad de estar lo más cerca posible de lo que está pasando, porque encuentro que hemos cometido un error dejando el discurso de la actualidad en manos únicamente de los periodistas.

«ya no existimos realmente si no es por la fuerza de trabajo que podamos representar en la sociedad»

¿El compromiso del artista con el mundo que le ha tocado vivir es hoy en día aún más necesario? Sí, porque permitiría contrabalancear el poder que esta siendo cada vez mas centralizado. Tener un punto de vista que no sea militante pero que tampoco sea la constatación de lo establecido, me parece interesante. El punto de vista subjetivo del cine y de las artes en general debería formar parte del debate político.

Algunos de los personajes principales de sus películas son por regla general idealistas que persiguen la utopía… Sí, es cierto; porque creo que necesitamos ese idealismo para poder seguir en pie y creer en la sociedad cuando nos despertamos por la mañana. Es lo que nos permite tener ganas de luchar cuando es necesario. En este sentido, me gusta mucho la confrontación entre el padre y el hijo de Recursos humanos. Vemos que el hijo está animado por un cierto idealismo porque no está desgastado por la vida, al contrario que su padre, que lleva 30 años delante de una máquina y ha dejado de ser él mismo. Lo que le pasa a este hombre es lo más terrible de las sociedades en las que vivimos.

LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN

«En mi película La Clase quise resaltar que la educación es una de las cuestiones esenciales que los políticos no toman en cuenta. Quieren hacernos creer que hacen todo lo posible por mejorar la educación, que son conscientes de lo que está en juego, pero no es así.

En la escuela es donde nos hacemos adultos y, por tanto, es donde podríamos aprender a pensar, y adquirir un sentido crítico y no simplemente aprender a soportar y aceptar nuestro entorno.

Tendríamos que poder cuestionarlo y ponerlo en duda. Sin embargo cada vez más, a causa de la reducción de medios, a causa de clases superpobladas, a causa de las diferencias sociales, la escuela termina por ser sólo la transmisora de saberes, es decir vamos a aprender a leer, a estudiar matemáticas, a saber hablar más o menos correctamente pero se intenta evitar todo lo demás porque no tenemos ni tiempo, ni medios.

Evitamos aquello que consista en ayudar a los adolescentes a pensar, y esto me parece muy grave».

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Si-diera-respuestas-no-valdrian.html