Para Leonard Cohen, in memoriam. Para leer esta nota en su compañía: ‘The Partisan’ (Madrid 2009) http://www.youtube.com/watch?v=eEK-Ej_2ruw «Take this walz» http://www.youtube.com/watch?v=dSWgnSE8A-I Volviendo con lo de Sijena, lo que ocurre es que els nacionalcatalanistes centrobarceloneses abrieron la caixa dels trons [la caja de los truenos] con eso de que ens tornin els papers [nos devuelvan los […]
(*) Técnicamente es muy interesante conocer cómo se hizo (entre 1911 y 1923) el arrancar los frescos de las paredes de las iglesias de Boí. El procedimiento artesanal utilizado se llama strappo, y lo dirigió JPiC, que además de arquitecto era, en aquella época, el que mandaba más en Cataluña, porque era el presidente de la Mancomunitat de Catalunya. ¡Toma, pues, jacobinisme a la catalana.
Sacco y Vanzetti (Otoño de 2016)
Julian Assange (2016)
En la elección entre malo y peor ha ganado… un ovni.
Rafael Poch de Feliu (2016)
La observación -excelente en mi opinión- de «Sacco y Vanzetti» ayuda a mirar un tema -que seguirá coleando y nos seguirá separando, liando y enfrentando- desde otra perspectiva, una perspectiva más histórica y menos sesgada. El texto de Assange nos recuerda un caso que sigue clamando al cielo de la rebeldía. La cita de Poch de Feliu es un reconocimiento a su agudeza y a su deslumbrante inteligencia. La fotografía: si les es posible, acudan a la manifestación de este sábado. Nos sobran, se acumulan las razones para ello.
Conviene seguir hoy con una reflexión muy reciente de Juan Francisco Martín Seco que viene ni que pintada para algún tema de hoy: «Los secesionistas han adoptado una actitud similar. Usan las instituciones españolas al tiempo que las repudian; recurren a los tribunales pero solo aceptan sus sentencias si les favorecen y los deslegitiman si les son adversas; mantienen que las leyes españolas no rigen para Cataluña, pero ellos concurren en la elaboración de esas mismas leyes. Los catalanes han participado en los gobiernos, y en las Cortes en mayor -o al menos igual- medida que cualquier otra región de España. Al tiempo que se declaran independientes del Estado español, se sientan en el Congreso e intervienen en la elección del Presidente del Gobierno… CiU ha sido el adalid en el Congreso de los Diputados de todos los lobbies económicos. Basta con mirar las actas de sesiones para comprobarlo. Pero el nacionalismo lo tapa todo. Solo eso explica que partidos que se llaman de izquierdas, como ERC y la CUP, no solo estén dispuestos a la abstención sino al voto positivo e incluso a gobernar en coalición con CDC o con su actual sucesor, el PNEC». Lo grave, concluye Martín Seco, es que después «se atreven a llamar fascistas y azules al resto».
Vayamos a los dos asuntos de esta sabatina.
Mientras el proceso antidemocrático de «desconexión» sigue su curso (repito: recordemos las declaraciones al respecto de Baños y David Fernández), mientras algunos grupos organizados andan metiendo bronca para cambiar los nombres del Pueblo español e incluso de la plaza de España («Catalonia is not Spain» escribió uno de los hijos imputados del gran defraudador y manipulador), mientras un juez de Barcelona ha reconocido -¡por primera vez!- el cáncer de esófago como una enfermedad laboral por exposición al amianto (su enfoque justo y razonable: «no se puede decir que si una enfermedad concreta no está en el listado de enfermedades profesionales no lo es, sino que se ha de tener en cuenta los conocimientos actuales y los criterios científicos»), mientras la calidad del aire vuelve a empeorar en Barcelona (todos los indicadores de contaminación empeoraron en 2015: ¡la media anual de dióxido de nitrógeno ha aumentado un 11% sobrepasando los límites legales establecidos por la UE!) y mientras se anuncia una incomprensible manifestación secesionista, cuyos apoyos ignoro en este momento, para este próximo domingo ante los nuevos ataques del «Estado español» contra «el pueblo de Catalunya», un apunte sobre alquileres y otro sobre no-comparencias. Una nota previa que también nos enseña.
El texto de una convocatoria de unos sindicalistas de CCOO que están «por la independencia y la República Catalana»: «Benvolgudes, benvolguts [estimados amigos], us fem arribar el cartell de la xerrada [os hacemos llegar el cartel de la charla] que des de el grup coordinador del SIRC hem organitzat pel proper [próximo] 17 de Novembre, a les 18:30h a la sala 11 de CCOO de Catalunya, de Via Laietana». La charla abordará «la Seguretat Social i les pensions a la República Catalana», y será impartida por Josep Ginesta i Vicente. ¿Y quién es el tal Josep Ginesta i Vicente? Pues el Secretario General de Treball [Trabajo], Afers Socials i Famílies de la Generalitat de Catalunya. Será presentado por «Antònia Pascual Moreno, Secretaria de Socioeconòmica de CCOO». Estamos invitados nos dicen. ¡Una sala de CCOO para hacer publicidad del secesionismo! ¿Cómo se les queda el rostro? No es la primera vez, por supuesto que no. Un ejemplo de manual -recuerden la inversión marxiana- de consciencia de clase, de solidaridad, de tender puentes, de unidad obrera y popular, de apoyar a los más débiles… ¡Todo lo contrario! Peor imposible. Es lo que nos hace más daño y lo saben. Sus «tentáculos populares» son políticamente decisivos para la cosmovisión secesionista y el avance de sus aspiraciones de alejarse del resto de la ciudadanía española.
Vayamos a un tema central: la ciudad, sus pobladores y las condiciones que permiten su permanencia. Tomo pie en los datos de un artículo de Alfonso L. Congostrina del pasado 5 de noviembre en el global-imperial-méteme-en-todo.
En Cataluña se desahucian, según el poder judicial, a 43 familias diariamente (anualmente unas 15 mil 700). Sólo en Barcelona ciudad, hay una media de entre ocho y diez desahucios diarios (entre 2.900 y 3.650 cada año). El 93% de ellos son por impago de alquiler (unos 3.400 anualmente). La ciudad, la que llaman ciudad de los prodigios, expulsa a sus pobladores más necesitados, más pobres y más vulnerables.
«Las Administraciones deben tomar medidas urgentes, hoy, o en menos de siete años los barceloneses habremos sido expulsados de la ciudad». Así de contundente (le sobran razones para ello) se mostró el portavoz de las PAH, Carlos Macías, en la presentación del informe Exclusión Residencial en el Mundo Local. Informe de la crisis hipotecaria de Barcelona (2013-2016). Macías aseguró que entre los retos de la ciudad, una ciudad que sigue siendo en la mente (y en la acción) de algunos con mucho poder en plaza la «millor botiga del món», convertida eso sí en un colosal parque temático, entre los retos barceloneses, decía, se encuentra el de hacer frente a este aumento de desahucios de alquilados. De nuevo el portavoz de la PAH: «no podemos esperar siete años más. Que no nos pase como con la burbuja inmobiliaria». Las luces de alarma están encendidas.
La PAH ha asegurado, por otra parte (y no es la única fuente), que las estadísticas del Incasol muestran que entre 2013 y 2015 el precio medio del alquiler mensual en Barcelona ha aumentado entre un 8% y un 10% (el alquiler de un piso medio de 65 metros cuadrados puede alcanzar los 900 euros o más). «Un incremento que constata la necesidad de diseñar políticas orientadas al control de las rentas de alquiler como ya se hace en Berlín o París». No podemos permitir, sostiene Macías, que la presión turística haga que propietarios de pisos en estado ruinoso «expulsen a los alquilados tras acabar su contrato y los vuelvan a poner en el mercado por un valor que triplica el actual». ¿Podemos o no podemos permitirlo? Por supuesto que no.
Los autores del informe han analizado 957 casos de desahucios en tres años, los que han llegado a la PAH de Barcelona. Afectan a más de 3.000 personas. Eduard Sala, uno de los coautores del informe, ha comentado que «las hipotecas de las personas afectadas pertenecen tanto a entidades financieras rescatadas con dinero público como de entidades absorbidas por otros bancos. Por ejemplo, el 40% de los desahucios corresponden a Catalunya Caixa y el 15% al BBVA (propietario de la anterior)». En cuanto a los distritos de procedencia de la mayoría de afectados, el 35% es de Nou Barris y el 10,7% de Sant Martí, dos barrios obreros de la ciudad de Gregorio López Raimundo y Teresa Pàmies. El distrito con menor número de afectados es, por supuesto, Sarrià-Sant Gervasi (0,4%). A la mayoría de afectados se les concedió la hipoteca entre 2005 y 2007, un año antes del estallido y cuando las alarmas ya sonaban intensamente, por un valor entre los 200.000 y 250.000 euros y un plazo de pago de 26 a 30 años. En la mayoría de casos, cuando los afectados llegaron a la PAH, los ingresos mensuales de las familias eran de 800 euros mientras que la cuota de la hipoteca sobrepasaba a veces los 1.200. El coautor del informe ha informado que el 49,5% de los afectados sufren ansiedad, el 33% depresión, el 17,8% insomnio y el 11% tensión familiar.
Organizarse y movilizarse cuenta: después de entrar en contacto con la PAH el 39,1% consiguió la dación total de su deuda. Según Macías, «el Ayuntamiento debe establecer unos criterios y un calendario para que toda nueva construcción o rehabilitación incluya un porcentaje de viviendas sociales que permita llegar al 15% del total de hogares, lo que supone que se deben movilizar más de 120.000 viviendas en los próximos once años». No es tarea fácil… pero es necesaria. Un Ayuntamiento de izquierdas debe apoyar y recorrer ese camino.
Vayamos ahora a Berga. Por si fuera necesario: no soy partidario, en muchas ocasiones, de algunas actuaciones policiales y, como es evidente, la libertad de expresión política debe estar garantizada. Dicho está.
En las elecciones municipales del pasado año -con un 45,42% de abstención, la opción pues más votada- la CUP obtuvo el 34,19% de los votos emitidos: 2.248 de los 12.700 posibles (más o menos el 18% del censo). Por acuerdo del consistorio, en el Ayuntamiento de la ciudad ondea la estelada, una bandera claramente partidista (no en el sentido estricto de partido político pero sí de marcada opción política). Como dirían seguramente los regidores de la CUP, «no hay más que hablar, voluntad del ‘pueblo». Y a otra cosa, a seguir construyendo «Países Catalanes», un constructo político que parece tener como única unidad de destino en lo universal una supuesta (e inexistente) «identidad lingüística» medieval.
Pues bien, la alcaldesa de Berga fue arrestada (¿por qué de madrugada?, ¿por qué a esas horas?) el pasado 5 de noviembre por los Mossos d’Esquadra, no por la Guardia civil. Fue por un mandato judicial. Se le tomó declaración y salió poco después sin medidas cautelares. ¿Por qué todo esto? ¿Otro ataque de la España imperial-colonialista a la Cataluña oprimida? ¿Otra muestra del esclavismo al que seguimos sometidos todos los catalanes? ¿Otra prueba del odio español a «lo catalán» y «a sus acciones libres»?
Veamos. La alcaldesa Venturós no quiso comparecer ante el juez en dos ocasiones (5 de abril y 17 de octubre de 2016) al ser requerida por presunto delito electoral. Hablamos de requerimientos, no de detenciones ni de nada parecido. Hubo una denuncia de SCC (aceptada por el juzgado) por exhibición en espacio público de una bandera partidista (la estelada de la que hablaba), que ella no quiso retirar en días de contienda electoral, que los jueces tienen la obligación de investigar. Para la alcaldesa todo lo sucedido es fruto de la «(in)justicia española». Se le requirió para declarar, para que explicara por qué no hizo caso de la ley electoral que obliga a las administraciones públicas a ser neutrales en período electoral (¿no deberían serlo siempre?), en las elecciones del 27S y el 20D en este caso. Su posible «argumento»: es voluntad del pueblo secesionista, un acuerdo aprobado en el pleno del 6 de septiembre de 2012. Y los acuerdos políticos están por encima de leyes y procedimientos «españoles». Así que ni pío… y nosotros a l-l-l (liarla, liarla, liarla).
Pero, ¿se prohíben acaso las esteladas en Cataluña?, ¿se persiguen a sus portadores? No, por supuesto que no. Yo tengo la republicana en mi balcón. En la manzana del Eixample donde vivo pueden contarse 10 esteladas (no es un éxito transcendental y único en la Historia por mucho que exageren). Nadie les ha dicho nada, faltaría más. Son libres, por supuesto, de manifestar su aspiración secesionista. La libertad de expresión no ha sido atacada. Si alguna institución ha mantenido una posición represiva, esa institución ha sido la UEFA por las esteladas en el Nou Camp que, por supuesto, los grupos secesionistas abonan todos los días del año y las fiestas de guardar. Hay que seguir liándola.
Pero no ese, el ondear o llevar las esteladas, el asunto que se discute. Hablamos de elecciones, de símbolos partidistas en el espacio público y del comportamiento de un consistorio y de una alcaldesa. ¿Es carca-facha defender la obligación de neutralidad simbólica de los ayuntamientos durante una campaña electoral? ¿Los alcaldes o alcaldesas secesionistas están por encima del bien y del mal, sólo rige en su accción institucional sus cosmovisiones y aspiraciones políticas? ¿Deben hacer lo que les venga en gana? ¿El resto de la narración sólo puede ser silencio y, si no, eres un facha españolista de mierda?
No hace falta que les informe con detalle de las reacciones y comentarios del mundo nacionalista. Se las imaginan. Voy a otros nudos desgraciadamente no tan distantes.
¿Lo sucedido es es un ejemplo, como dicen la alcaldesa Colau y los comunes, de la judicialización de la política, un atentado a la libertad de expresión, una clara ofensa a la autonomía municipal que algunos han llegado a llamar «soberanía municipal»? En la misma línea de «reflexión», Xavier Domènech ha considerado «la detención» muy grave. La rechaza porque, según él, no es forma de resolver un conflicto político relacionado con los símbolos. ¿Cual debe ser la forma entonces? ¿Qué propone el diputado en el Congreso de Diputados español?
La CUP, por supuesto, también comentó lo sucedido. Su estrategia, la conocida: hay que liarla, cualquier ocasión vale y hay que aprovecharla. Dos ejemplos de sus reflexiones: «Nos tiene que decir [el conseller de Interior Jordi Gané] hasta cuándo continuarán cumpliendo estas órdenes por más injustas, ilegítimas e ilegales que sean». ¿Injustas? ¿Ilegítimas? ¿Ilegales? Y no sólo eso: para los de la CUP, una fuerza revolucionaria y radical según dicen, la situación puede equiparase «con una actuación digna de los mejores tiempos de la represión franquista». ¿Con los «mejores» tiempos de la represión fascista? ¿Lo dirán en serio? ¿Sabrán de qué están hablando? ¿Gabriela Serra no recuerda, tiene edad para ello, fuimos compañeros en el MC, cómo eran los peores tiempos de la represión fascista?
Por lo demás, esta misma semana cuatro eurodiputados catalanes han presentado conjuntamente una pregunta -o procedimiento afín- a la Comisión Europa sobre la independencia del sistema judicial español con ocasión de lo ocurrido en Berga. ¿Quiénes son esos cuatro eurodiputados? Tremosa, de la exCDC; Ernest Maragall y Terricabras -¡pobre Wittgenstein!- de ERC y… Ernest Urtasun de ICV. ¿Qué hace un eurodiputado ecosocialista que se dice federalista en un cuarteto como ese? ¿Cómo debería haber obrado una justicia independiente? ¿Qué nos pasa? ¿Qué lección básica hemos olvidado? ¿También nadamos en las aguas del secesionismo cuando conviene, por aquello de estar en misa federalista y repicando «secesión, secesión, secesión»? ¿Esas son las alianzas que queremos construir?
(Entre paréntesis: la información del global imperial estuvo acompañada de una fotografía de la alcaldesa de Berga puño izquierdo en alto saliendo de los Juzgados. ¿Puño en alto? ¿De dónde ese puño? ¿Qué significa? ¿Una organización que aspira a la construcción e independencia de una entidad política llamada «Països Catalanes», trazando fronteras de separación con el resto de trabajadores de Francia, España e Italia, tiene algo que ver con las tradiciones emancipadoras socialistas, comunistas y anarquistas? ¿Esa «independencia» es una finalidad obrera y popular o es más bien la plasmación de una supuesta «identidad nacional», ficticiamente vivida con toda la hybris imaginable y con la mayor distancia concebible de pueblos hermanos unidos por millones y millones de lazos en común, que no ocultan, por supuesto, disonancias o enfrentamientos puntuales como ha ocurrido tantas veces en la historia de tantos pueblos? ¿Un/una activista transformador/a que se siente ante todo y casi sobre todo catalana, molt catalana? ¿Y eso qué es?)
La recomendación de la que les hablaba: Paco Ignacio Taibo II, Que sean fuego las estrellas, Crítica, Barcelona, 2016. Para abrir su apetito, de la página 17:
«La mayoría de los cuadros de la CNT tienen un origen proletario, infancia campesina los menos, o baja clase media, casi ninguno. Trabajan desde niños: Salvador Seguí a los 12, Ángel Pestaña a los nueve, Ricardo Sanz a los 12, Simón Piera los seis, David Rey a los 15, Juan García Oliver a los ocho, Buenaventura Durruti y Paulino Díez a os 14 , Joan Peiró a los ocho. No tienen educación formal, las 12 horas del taller, el tajo o la fábrica no dan tiempo libre para estudiar. Peiró aprender a leer a lo 22 años. La manera en que su hijo lo narra resulta memorable: ayudado por un jubilado de correos que le lee los periódicos sindicales, copia cartas sin saber qué dicen: las muchas estancias en la cárcel van puliendo su lectura y su lenguaje. Son autodidactas, se educan en los libros, los folletos, la prensa libertaria, pasan las tardes del domingo en el ateneo de la calle Alcolea de Sants, asisten a conferencias en que se hablaba de la inexistencia de Dios, leen a Victor Hugo y a Bakunin. De esa clase obrera vamos a contar la historia».
Y la cuenta. Y lo hace muy bien.
Acabo. Vale la pena detenerse en esta información [1].
Xavier Grasset, un periodista marcada y ostentosamente secesionista que presenta un informativo de lunes a viernes «Más 324» en TV3 (básicamente: publicidad nacionalista- independentista) entrevistó el pasado 7 de noviembre a Manuel Cruz (que estuvo más prudente que nunca), diputado, filósofo, profesor de la UB, candidato independiente en la lista del PSC por Barcelona el 26J.
La entrevista duró algo menos de 15 minutos. Como es costumbre, aparecieron sobreimpresionados en la parte inferior de la pantalla mensajes de los espectadores. Todos ellos o la gran mayoría despectivos hacia los «unionistas» y lanzando mensajes independentistas, insultantes en ocasiones -24 en total- hacia las formaciones y posiciones políticas contrarias a la secesión de Cataluña.
«Tres espectadores tuvieron la suerte que les pasaran tres mensajes a cada uno de ellos: Anton Feliu, Alfred Joanals y Joan Busquiel. A Josep Claramunt le reprodujeron dos». No apareció ningún mensaje afín a la posición defendida por Manuel Cruz. El tema de la entrevista, vale la pena recordarlo, era este: «PSC y PSOE: La hora de la negociación».
Los mensajes: recuérdese el tema de la entrevista y que el entrevistado no era, por ejemplo, Joan Boada ni Margallo:
Joan Galve: «Si algo no tiene Iceta es vergüenza, tanto por aquello bueno como por aquello malo». Anton Feliu: «Lleváis dos días con el dichoso PSC a todas horas. ¿Es inteligente? No. ¿Es útil? No. ¿Es divertido? No». Alfred Joanals: «¡Los unionistas amigos íntimos de Rajoy (Alberto Primo de Rivera) tendrían que decirle que aconseje vitaminis a la ‘mini’ de Santamaría!»». Joan Busquiel: «No nos quieren reconocer como nación, porque entonces nos tendrían que reconocer el derecho de autodeterminación» Tayssir: «El camino hacia la desaparición se hace mejor bailando y llamando hasta que no puedas más #lecciones Iceta». Albert Cervelló: «De que vale que el PSC diga que Cataluña ES UNA NACIÓN si no aspiran a autogobernarse como una nación. Más de lo mismo». Anton Feliu: «El PSC no es republicano, no es federalista, pero es la estrella invitada de TV3 como ninguna otra». Rebull 77: «No se desobedece al PSOE. Se obedece al PSC. ¿Pero con Cataluña nos lo aplicamos?». Miquel Almirante: «Venga, Boada, vuélvelo a decir: la culpa del Estatuto fue de Mas». J.Lluís Claramunt: «Margallo, morir matando, qué mal perder. Si es odio lo condeno. Si está abducido por algún ser maléfico le perdono». Alfred Joanals: «La Sra de SANTAMARIA es tan mini que para comer no le hace falta ninguna cuchara. Su boca a la altura del plato, justo en el bigote». J. Lluís Claramunt: «Escuchar la España de los españoles y la tierra española y un ministro doctorado en Harvard con solamente un primer curso.¡¡Nivel!!» MILABAS: «Domingo 13N. En defensa de la democracia. Defendemos nuestras instituciones. La democracia es imbatible». Alfred Joanals: «España hace 300 años que nos está intentando eliminar. Yo soy partidario de hacer «una gran morcilla» al TC, PP, PSOE, C’S y el resto de monstruos». Mara: «Obedecer el mandato democrático del PSC dentro de un unionista PSC-PSOE. ¡Ahà! ¡Todo claro!» Josep Barril: «¡Basta de PSC!! ¡¡Si somos una nación nos tenemos que gobernar!! ¡Ya cansan las declaraciones que después no acontecen hechos! ¡Somos o no somos!» Josep Maria Grau: «Defender un Estado federal y al mismo tiempo negar que una de las partes federadas pueda ser un Estado independiente es una tomadura de pelo». Miquel Almirante: «Cualquier nación, por el hecho de ser nación, tiene derecho a ser Estado. Tiene derecho a autodeterminarse». Montserrat Tudela: «Una nación no es un sentimiento, es una realidad. Por favor…» . Joan Laguna: » estoy harto de ver el carrusel de gente del PSC en todos los medios desde hace 10 días. ¡Basta! ¡Si ya no pintan casi nada!» . Anton Feliu: «El PSC y CSQEP no salen del armario, como mucho sacan un poco el culo». Joan Hidalgo: «El artículo 67 de la CE dice que los diputados no estarán ligados por mandato imperativo. La normativa del PSOE es inconstitucional» Andreu Motos: «El diputado Cruz como exponente del actual PSC. No es catalanista ni de derechas ni de izquierdas».
El martes fue Ramon Espadaler, de Unió Democràtica, el invitado al programa. Un tuit de un tal @Catalan_Way durante la conversación: «El pueblo catalán ha hablado bien claro en cuanto a UDC. Hay que apuntar en la cabeza, si no estos políticos zombis no dejan de moverse».
Algo huele mal-muy-mal. No es en Dinamarca.
Nota
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.