Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
La seguridad de veintidós reactores nucleares va a tener que ser revisada después de que se descubrieran en Bélgica «fisuras potenciales» en el depósito del reactor número 3 de la central de Doel, situada cerca de Amberes. Estos defectos, descubiertos el martes 7 de agosto por la Agencia Federal de Control Nuclear (AFCN) belga, podrían afectar también a otro reactor del país, el de Tihange 2, cuyo depósito fue suministrado por el mismo fabricante, el grupo neerlandés Rotterdamsche Droogdok Maatschappij, que cesó sus actividades después.
Pero Bélgica no es el único país concernido. Este grupo holandés ha fabricado los depósitos de otros veinte reactores, diez de ellos instalados en Estados Unidos y los demás en Alemania (2), Argentina (1), España (2), Países Bajos (2), Suecia (1) y Suiza (2). Por consiguiente, es posible que estas instalaciones tengan los mismos defectos.
Fue durante la revisión decenal, iniciada el 2 de junio, del reactor de Doel 3, inaugurado en 1982, cuando un método de análisis por medio de captores ultrasónicos detectó la presencia de «muchas indicaciones que podrían asimilarse a fisuras potenciales», indicó la AFCN. Este hecho se clasificó «provisionalmente» en el nivel uno de una escala internacional de siete niveles de gravedad.
Como se había descargado el combustible nuclear para la revisión, «no hay ningún peligro para la población, los trabajadores y el medio ambiente», subrayan la AFCN y Electrabel, la filial belga del grupo francés GDF-Suez que explota la instalación.
Unos defectos que tienen treinta años, pero que nunca se han detectado
Se debe precisar la naturaleza de estos defectos (probablemente presentes desde su construcción pero que durante treinta años se les había escapado a los ingenieros de Electrabel) por medio de pruebas complementarias que van a requerir «algunos meses de trabajo», explicó el pasado 8 de agosto un portavoz de la empresa eléctrica. «Hay que verificar si estas anomalías se pueden transformar en fisuras o si ya hay fisuras», subrayó, por su parte, la AFCN.
Los defectos constatados no han provocado escapes de elementos radiactivos (que se habrían detectado necesariamente) durante las fases de funcionamiento del reactor. Pero, demuestran que «la calidad de fabricación no de es del más alto nivel», según comenta François Balestreri, del Instituto Nacional de Radioprotección y Seguridad Nuclear (IRSN) francés.
El depósito de un reactor que encierra el corazón de este, es decir, las barras de combustible y el circuito primario de enfriamiento, mide 13 m de alto por un diámetro exterior de 4,4 m, y tiene un peso de 300 toneladas. Está compuesto de elementos de acero de 20 cm de grosor soldados entre sí. Las anomalías detectadas pueden producir fisuras verticales, que hacen más frágil la estructura que si fueran horizontales, según indica en un correo electrónico interno el director de la AFCN, Willy De Roovere.
La agencia de control solo dará luz verde a que se vuelva a poner en marcha el Doel 3 si Electrabel proporciona unos «argumentos convincentes». Mientras tanto, permanecerá parado «al menos hasta el 31 de agosto». En su nota difundida internamente el director de la AFCN no excluye una parada definitiva en el «peor de los casos». «Los problemas parecen lo bastante graves como para que no se pueda volver a poner en marcha el reactor», considera también el IRSN.
Puede que la misma suerte esté reservada al reactor número 2 de la central de Tihange, cerca de Lieja. Inaugurada en 1983 y dotada de un depósito fabricado también por la empresa de Rotterdam, tendrá que ser detenido en los próximos días para una revisión. Será objeto de análisis ultrasónicos cuyos resultados se esperan para finales de septiembre. La AFCN recomienda la inspección de los otros cinco reactores belgas, aunque sus depósitos hayan sido fabricados por la empresa francesa Creusot o la japonesa Japan Steel.
Múltiples controles en Francia
En Francia los depósitos de los 58 reactores nucleares han sido suministrados todos ellos por Creusot-Loire (que se integró después en el grupo Areva). La Autoridad de Seguridad francesa insiste en que se controlan en la fase de fabricación y en la fase de explotación, durante visitas decenales a los centros. Con todo, EDF afirma estar dispuesta a considerar que los peritos acudan a los dos reactores belgas.
En Bélgica el parón más largo de lo previsto de Doel 3 y Tihange 2 no debería suponer un problema de aprovisionamiento, al menos en el periodo estival, según el gestor de la red belga de alta tensión, Elia. Pero en caso de parón definitivo, el país tendría dificultades ya que depende en un 51 % de la energía nuclear para su producción de electricidad. Para Willy De Roovere «se podría revisar» el calendario de salida de la energía nuclear progresiva que ha adoptado Bélgica.
En julio el gobierno de coalición de Elio Di Rupo ya había modificado este calendario adoptado desde 2003 debido a la presión de los ecologistas, al tiempo que conservaba el principio de cierre de los siete reactores belgas entre 2016 y 2025. Pero según este calendario los dos reactores de Doel y Tihange serían de los últimos en cerrar. GDF Suez ha cuestionado este plan y ha reclamado la semana pasada precisiones a las autoridades belgas sin las que el grupo afirma no poder invertir las sumas necesarias para la prolongación hasta 2025 del reactor de Tihange 1. La empresa ya ha amenazado con abandonar el país si el entorno económico le era demasiado desfavorable.
Este incidente pone bajo presión a la Comisión Europea, que asegura querer responder a todos los temores de los ciudadanos sobre la seguridad de las instalaciones nucleares y cuyo informe sobre este tema se espera para el próximo otoño.
La Comisión Europea recomienda la inspección de los nueve reactores en la Unión Europea
Las anomalías descubiertas en el depósito de un reactor nuclear en Bélgica deberían llevar al control de todas las instalaciones similares en la Unión Europea, pero esta decisión corresponde a los Estados y la Comisión no tiene poder para imponerlo, según afirma uno de sus portavoces. «Parece evidente que las autoridades van a hacer los controles», declaró el pasado 9 de agosto, Marlène Holzner, la portavoz del comisario de energía, Gunther Oettinger. «La Comisión Europea puede hacer recomendaciones, pero no puede obligar», insistió esta portavoz.