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Artes plásticas en la Fábrica de Arte Cubano (FAC)

Subvertir la indiferencia

Fuentes: La Jiribilla

La reflexión del iniciador de la Pragmática Pedagógica, publicada hace unos meses por esta misma revista en su versión de papel, resume en buena medida las intenciones subyacentes del fenómeno F.A.C. La Fábrica de Arte Cubano, concebida por el polifacético X Alfonso, puede calificarse como sobresaliente dentro del panorama artístico-recreativo habanero y nacional. Su fin […]

La reflexión del iniciador de la Pragmática Pedagógica, publicada hace unos meses por esta misma revista en su versión de papel, resume en buena medida las intenciones subyacentes del fenómeno F.A.C. La Fábrica de Arte Cubano, concebida por el polifacético X Alfonso, puede calificarse como sobresaliente dentro del panorama artístico-recreativo habanero y nacional. Su fin último -aunque el nombre resalta la inclinación estética, y la experiencia en su cuarta edición ha logrado elevados niveles de convocatoria- no es el de constituir únicamente un espacio para la diversión, de un extremo, o para la simple admiración de las artes, de otro.El documental Sin Título filmado, dirigido, editado y producido para la inauguración de F.A.C. por el hijo de los líderes del grupo Síntesis, hace de elucidario sobre lo que los conductores de esta idea entienden como las funciones sociales del arte contemporáneo. Al registrar la experiencias cotidianas de algunos creadores y combinarlas con las de personas que no por pertenecer al bando de los «comunes» viven de manera menos extraordinaria, el audiovisual presenta la necesidad de que el arte no sea, en ningún caso, indiferente a la realidad y de que logre, además, «ayudar a la gente a ensanchar su visión de horizonte».

 

Al componente plástico de F.A.C. corresponde una gran parte de la responsabilidad para que tal propósito se cumpla. Las artes visuales ocupan un lugar preponderante dentro del proyecto por su capacidad para sugerir y llamar la atención del público eminentemente joven que se reúne alrededor de la propuesta. «Aprovechar el conocimiento de todo el que se sienta capaz de transmitir, propiciar espacios pedagógicos incluso informales», decía René Francisco en su artículo, al referirse al modo de subvertir la indiferencia que ha convertido «nuestra cultura en algo que a veces no nos gusta a nosotros mismos».

 

La Fábrica no busca sumarse a las «pasarelas» donde se exhibe el glamour y la actualidad de las artes plásticas, sino que ha perfilado su camino hacia una manera más horizontal de comunicarse con el público, de despertar en cada cual «inquietudes sobre el momento en que vive, sobre la importancia de ser más responsables y menos egoístas, de reivindicar la ética y los escrúpulos». Así lo concibe el artista y curador del proyecto, Reinaldo Ortega, quien acompaña a X Alfonso en este empeño desde sus primeros pasos.

Las obras de F.A.C., a la vez que se insertan en su dinámica habitual, son la contraparte -aunque no la anulan- de la faceta recreativa del evento. Ortega se ha propuesto reunir piezas «que perturben y choquen con el propósito de diversión» buscado en primer plano por quienes abarrotan cada fin de semana el amplísimo espacio de Pabexpo.

Es así como, llegada la cuarta versión de F.A.C., la selección se presenta con un criterio nacional, diverso, donde más de un artista declara su objetivo de hacer reflexionar al espectador sobre los conflictos internos del ser humano y su actitud como ser social. «La intención -señala el abstraccionista habanero Marqui Ruben Ortega en el statement adjunto a sus piezas- es subvertir, transformar, cambiar, romper o moverle el piso a alguien; además de habitar y coexistir».

 

Las preocupaciones mostradas aquí oscilan entonces entre la sexualidad y la moral, las preferencias y los prejuicios, la incomunicación y la autocensura, la apuesta y la incertidumbre, la representación de las figuras masculina y femenina y el arte en sí mismo.

«Animosidades», de Ramsés Ramírez -una de las propuestas que más directamente dialoga con el propósito de la Fábrica- recrea la indolencia que se revela en ciertas escenas cotidianas. «Nada que decir», selección de Manuel Larrañaga Sardiñas, introduce el mismo tópico desde la fotografía, donde el autor utiliza el recurso del título en señal de protesta por una realidad en la cual la confluencia de algunos símbolos ofrece lecturas demasiado evidentes.

Ismary González Cabrera, en «Alicia y el conejo de la Playboy», trabaja también con uno de los más extendidos iconos del presente, como pretexto para teatralizar o, mejor, ridiculizar, la falsa y vulgar apropiación de determinados parámetros en cuanto a lo entendido como moda-que-define-status-social.

 

Sobre estereotipos también discursa la obra de Daniel Arango, solo que desde su visión, los que denomina «fragmentos malos del mapa social», son abordados a partir de la iconografía gay y el acto de la penetración; un modo de reprochar las frustraciones y el abandono de los deseos. Algo similar pone Gabriela García Pérez «Detrás de las cortinas»: la luz desfigura la imagen real de las personas, aludiendo al solapamiento del mundo interior de los individuos, al doble rasero de la personalidad, oculto detrás de las apariencias.

«La existencia encierra demasiados enredos y misterios», diría José Mesías, refiriéndose al mismo fenómeno, y a la mezcla de engaños, frustraciones, amor y odio, que comprometen el trayecto hacia la autodefinición. Mientras, Carmen Mir, dentro de los más famosos muros construidos por la civilización humana, encuentra la síntesis de grandes acontecimientos históricos en la psicología de los sujetos, a partir de su capacidad para levantar «muros psicológicos».

Nelson Ladicani presenta también su inconformidad ante la naturaleza humana, pero lo hace recreándola por medio del comportamiento de los animales; una metáfora afín a la de Ramón Rodríguez (Manglar), quien se vale de la figura del cagüiero (ser mitológico cubano) como «imagen» tomada del acontecer real, alrededor de la cual entrelaza nuevas historias.

 

Del comportamiento diario de los hombres toma Lissette Solórzano las «huellas», intentando describir, más allá de su quehacer rutinario, la poética de los detalles que se hacen invisibles en medio de las faenas repetidas. También con la fotografía como soporte principal, el Reinaldo Ortega que encandiló al público durante las primeras ediciones de F.A.C. con su bandera mecánica, vuelve a alertar sobre cuestiones como la carencia de espíritu, la intolerancia y el individualismo, valiéndose de un montaje que pretende a todas luces «enamorar a la gente antes que llegue a reflexionar sobre la pieza».

Pero no solo lo temas marcan el criterio curatorial de la exposición. La variedad de técnicas y de apropiaciones de determinadas corrientes y escuelas del arte valida el intento por reunir expresiones diversas sobre el escenario que comparten los creadores. De este modo, el expresionismo acompaña el discurso sobre la existencia humana; los recursos minimalistas apoyan el uso de la gestualidad como un punto de partida y la voluntad de síntesis; el grabado enriquece las texturas; el dibujo experimenta con las posibilidades del diseño; y la pintura, por su parte, juega con el impacto visual de las grandes escalas.

 

«Sin que se lo hayan propuesto, estos creadores describen el escenario de la contemporaneidad mejor que mucho de lo que se legitima como `arte cubano actual´, que al ser más universal, logra venderse», estima Ortega. «A veces se desprecia lo que no tiene salida en el mercado por ser `demasiado local´ sin reparar en que, al no evadir el contexto social en que viven, estos artistas marcan la pauta de la vanguardia cubana».

En Sin Título, Reinaldo Ortega comentaba que «conocer diversos campos ayuda a la genialidad del artista». Permítasenos el paralelo para decir: mostrar a esta cantidad de creadores de procedencia geográfica y edades distintas, que utilizan cualquier soporte, tendencia o técnica para comunicar y se ocupan conscientemente del presente y porvenir de sus contemporáneos, ayuda a la genialidad del proyecto.

Fuente: http://www.lajiribilla.cu/2011/n518_04/518_17.html