La generación de electricidad a bajísimo costo y no sólo limpia sino benéfica para el ambiente, de fuente flexible que puede instalarse en cualquier río sin alterar su curso, es la promesa anunciada este martes en Brasil por una firma de origen canadiense. Se trata de una turbina flotante, presentada como la tecnología «revolucionaria» y […]
La generación de electricidad a bajísimo costo y no sólo limpia sino benéfica para el ambiente, de fuente flexible que puede instalarse en cualquier río sin alterar su curso, es la promesa anunciada este martes en Brasil por una firma de origen canadiense.
Se trata de una turbina flotante, presentada como la tecnología «revolucionaria» y la «más importante para el futuro próximo» en generación de energía eléctrica, que fue desarrollada en Brasil por Eco Hydro, empresa con sede administrativa en Vancouver, en el extremo occidental de Canadá.
El novedoso sistema aprovecha la fuerza del curso fluvial, naturalmente, sin necesidad de saltos o caídas pronunciadas, para hacer rodar un eje cilíndrico con paletas móviles que se puede sostener dentro del río de variadas formas. El movimiento alimenta generadores electromagnéticos que producen la electricidad.
La turbina se instala en plataformas fijas o flotantes. Puede incluso operar en balsas ancladas, con la ventaja de acompañar las crecidas y bajadas del agua, explicó Wilson Pierazolli, uno de los ingenieros del Centro Federación de Educación Tecnológica (CEFET) de Minas Gerais que evaluaron un prototipo de la turbina e investigan esa fuente alternativa de energía.
La baja velocidad de las aguas, como la de algunos ríos amazónicos y otros de zonas llanas, no impide su funcionamiento, sólo exige equipos mayores para aprovechar el mayor volumen de agua, la profundidad y ancho de los cursos fluviales, indicó Pierazolli a IPS.
La turbina opera semisumergida, represando el agua que al pasarle por debajo lo hace con más fuerza y velocidad, explicó.
Con una turbina de diámetro total de 30 metros y 160 metros de largo se puede generar en un gran río amazónico 240 megavatios/hora, electricidad suficiente para abastecer una ciudad de casi dos millones de habitantes, aseguró Colin Regan, fundador y dirigente de Eco Hydro en Vancouver.
Regan y Johan Hoffmann, un austriaco que vive en Brasil hace 20 años, fueron los creadores de la tecnología, pensando en llevar energía eléctrica a poblados alejados de la región amazónica, donde hay 23.000 kilómetros de ríos, pero en la mayor parte sin el declive necesario para la instalación de centrales hidroeléctricas convencionales.
Las ventajas de la turbina flotantes son muchas, según la empresa. No exige embalses que inundan extensas áreas, su impacto ambiental es casi nulo y puede generar energía las 24 horas del día. Su operación incluso ayuda a descontaminar los ríos, al oxigenarlos con la turbulencia provocada y así mejorar las condiciones para la vida acuática.
La gran ventaja, sin embargo, es el bajo costo de instalación, que hace innecesarias grandes obras. Por ello la empresa estima en 450.000 dólares la inversión para cada megavatio de generación, la mitad del costo de las centrales termoeléctrica a gas y un tercio del de las hidroeléctricas o de energía eólica.
El costo operacional es también menos de un tercio de otras fuentes, como el gas natural, la hidroelectricidad y los vientos. Sólo la energía nuclear se le acerca con 25 dólares por megavatio/hora, contra 15 dólares de la turbina flotante.
El agua de los ríos escurren permanentemente, en una sola dirección, se puede desviar o alterar su corriente para mejor aprovechamiento, muy distinto de los vientos, que no son constantes y pueden cambiar de dirección en cualquier momento, comparó Regan.
Además, la energía eólica es aún muy cara, exige pesados subsidios, sus molinos afean y ocupan vastas zonas, «matando pájaros a veces», acotó.
La empresa Eco Hydro tratará ahora de divulgar las turbinas flotantes en otros países y de atraer alguna gran empresa, energética o industrial, para el desafío de construir una central de «por lo menos 50 megavatios» de potencia, anunció Regan.
Estima, además, que su tecnología permite construir sistemas para generar hasta 500 megavatios. Dependiendo de los ríos se pueden instalar turbinas flotantes en serie a una distancia adecuada entre ellas.
En el área de investigación, el próximo paso será el desarrollo de «modelos matemáticos» para definir el mejor aprovechamiento en cada situación fluvial simulada en computadoras, señaló José Raimundo da Luz, otro ingeniero de CEFET, un centro destacado en estudios de hidroenergía en pequeña escala.
Esa es «una alternativa más» de generación de energía a partir de las aguas, pero aún es temprano para confirmar su rendimiento en distintas condiciones, especialmente en grandes plantas, evaluó para IPS Eliab Ricarte, investigador del Laboratorio de Tecnología Oceánica del sector de postgrado de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
La tecnología parece prometedora en ríos de menor caudal, pero falta comprobar su eficiencia en transformar energía hídrica en electricidad, opinó. Exponerla a la evaluación de la comunidad científica y tecnológica es un camino.
Las conclusiones se basan principalmente en la operación de un pequeño prototipo instalado en un riachuelo de Itabirito, en el interior del estado de Minas Gerais. Pero esa muestra aún no es suficiente para calcular la eficiencia y el costo real de una planta para generar centenares de megavatios, arguyó el experto que trabaja en un proyecto de energía de las olas del mar.