Para Leopoldo Espuny, in memoriam Hasta morir en paz/como dicen que mueren los que han amado (y luchado) mucho. Nota SLA. Es una firma trinitaria en esta ocasión; el tema -el 26J- lo exige. Si estuviéramos en una época «normal» y hubiera sido yo el único autor del texto, les hubiera hablado de una exposición […]
Para Leopoldo Espuny, in memoriam
Hasta morir en paz/como dicen que mueren los que han amado (y luchado) mucho.
Nota SLA.
Es una firma trinitaria en esta ocasión; el tema -el 26J- lo exige.
Si estuviéramos en una época «normal» y hubiera sido yo el único autor del texto, les hubiera hablado de una exposición en Barcelona (que deben ver, «Ikunde» es el nombre), del incremento de los ingresos hospitalarios por amianto en esta última década en Cataluña (¡del 83%!) y hubiera seleccionado estos dos textos:
1. «Hace unos años, cuando dirigí la serie Naturalmente para TVE, tuve la ocasión de entrevistar a la Dra. Inés de Mir, responsable de la unidad de asma del Hospital Materno Infantil Vall d’Hebron de Barcelona. Lo que me contó esta especialista en la salud de nuestros cachorros no lo olvidaré jamás. Me dijo que la contaminación procedente de los tubos de escape no solo es un agravante del asma infantil, sino que actúa como precursor. Es decir que nuestros niños están enfermando de asma por culpa de la contaminación del tránsito. Lo dicho: suicidas. La cosa es tan evidente que tan solo con examinar el cuadro clínico de un niño aquejado de asma, me explicó esta doctora, se podía determinar en qué distrito de la ciudad vivía e incluso si residía en torno a una de las grandes arterias del tráfico urbano (ambas rondas, Aragó, Balmes, Diagonal, Gran Via, etc). Espantoso» (José Luis Gallego, 2016)
2. «Pero si hay momento que dejó en mí una huella imborrable de valor que alcanzaba hasta la temeridad, de esos que te cuestan la vida, pero no porque te vayan a matar en ese instante, sino porque desde ese momento dejarás de vivir como los demás y serás un enemigo al que hacer pagar tu valor y tu dignidad. Uno fue el de aquellos dos muchachos negros que en los Juegos Olímpicos de México, subidos al podio, oro y bronce respectivamente, se descalzaron, se pusieron un guante negro y levantaron el puño en señal de orgullo militante ante una sociedad literalmente perpleja, que se lo hizo pagar a un costo digno de una dictadura de mediocres, o lo que es lo mismo, de clases medias orgullosas de su estupidez sin paliativos. El otro es el Cassius Clay-Muhammad Alí respondiendo al tribunal militar que le quería llevar a la guerra de Vietnam. «No iré. A mí ningún vietcong me ha llamado nunca negrata». Le quitaron todo lo que tenía y no sólo los beneficios de su larga carrera deportiva, sino que le retiraron de las competiciones y le robaron hasta los trofeos que había ganado hasta entonces. Hubo de empezar de cero mientras la sociedad de la democracia y la libertad aceptaba inmutable, incluso gozosa, hacerle pagar a aquel negrata arrogante que no era digno de ser admitido, aunque fuera de tapadillo, en una sociedad de blancos» (Gregorio Morán, 2016).
Ni que decir tiene que para mí es un honor firmar el texto de este sábado con dos amigos y compañeros -y verdaderos maestros- como son Eduard Rodríguez Farré y Migue Candel. La sabatina de hoy:
Si viviéramos en Madrid, Cádiz o Zaragoza no tendríamos ninguna duda. El próximo 26 de junio (también antes) apoyaríamos la candidatura «Unidos Podemos». Sin reservas. Lo mismo que hubiéramos hecho el 20D si se hubiera llegado a un acuerdo.
Los 50 puntos acordados pueden ser discutidos, casi todo puede ser discutido, y acaso pueda detectarse en el programa algunas insuficiencias. Por ejemplo: nuestra alma republicana, antinuclear y antiotánica, también nuestra distancia con la Europa neoliberal que se está construyendo, no ha quedado herida de muerte ni va a permitir que habite el olvido en ella. Por supuesto que no. A pesar de ello, y aunque pudiésemos airear afablemente en determinados encuentros la importancia de los temas señalados, el principio de incertidumbre no haría acto de presencia en nuestra decisión de voto. Estamos ante una magnífica oportunidad -algunos dicen única, aunque no es así- para evitar otro gobierno PP (con potenciales aliados tan ciegamente neoliberales como ellos) y de avanzar, al mismo tiempo, en la profundización de nuestra democracia (con ruptura… o incluso sin ella) y en la defensa de los derechos sociales y económicos que tanto esfuerzo, riesgos, lucha y persecución costaron a varias generaciones de ciudadanos españoles. A la de nuestros padres y abuelos por ejemplo. También la nuestra puso en su momento su granito de arena en este ya largo combate.
Pero no vivimos en Madrid ni en Cádiz ni en Zaragoza sino en una ciudad que quiso ser en su momento «la millor botiga del món» [la mejor tienda del mundo], para horror de una gran parte de sus ciudadanos. Nosotros entre ellos.
Aquí, en Barcelona, y en general en Cataluña, la cuestión nacionalista-soberanista-secesionista genera una mayor complejidad en nuestras decisiones políticas. En Comú Podem es la fuerza política asociada a Unidos Podemos. En Comú Podem reivindica el derecho a decidir. No entendemos una apuesta así por un derecho que se sabe inexistente. El derecho de autodeterminación, la vindicación que escondida se ubica detrás de ese no-derecho, no es aplicable a Cataluña. Nadie que piense honestamente puede pensar que Cataluña es una colonia o semicolonia de algún imperio opresor (acaso de EE.UU., pero no es aquí donde se apunta). Afirmar, como a veces se ha afirmado, que Cataluña es y ha sido esclava de España o ha sido oprimida salvaje o fuertemente (depende del emisor del lenguaje y el momento) por «Madrid» o «el Estado español» no tiene fundamento serio alguno. Ni el resto de España se puede reducir a Franco y a Queipo de Llano ni se puede olvidar que en Cataluña hemos tenido y tenemos «demócratas tan insignes» como Joan Antoni Samaranch o Josep Anglada por ejemplo. No todo es uno y lo mismo. Ni aquí ni allí. Las fortunas dominantes, por otra parte, son también, y sin diferencias, las fortunas de las clases hegemónicas. Florentino Pérez, Félix Millet, José M.ª Aznar y Jordi Pujol nos podrían ilustrar largamente sobre el tema.
Por otra parte, no hay mucha concreción sobre la consulta a la que a veces se hace referencia. Parece razonable preguntarse en este supuesto por la pregunta o preguntas que se formularían, por la atmósfera democrática e informativa exigible en un acto político de estas características, por la ciudadanía afectada y, por supuesto y no es tema menor, por la neutralidad de los medios de información públicos (y también privados) catalanes que, en general, al día de hoy, son máquinas generadoras de separación, lo han sido desde hace 35 años, entre pueblos y ciudadanos al tiempo que generadores de una cultura secesionista que toma pie en construcciones artificiales ad hoc. Duele leer u oír, a nosotros especialmente, que la guerra civil, la resistencia popular contra el golpe militar, fue, como a veces se afirma, una agresión de España contra Cataluña. Nuestros muertos se revuelven en sus tumbas al oír un insulto-disparate de estas características.
¿Qué hacer entonces? En nuestro caso, votaremos desde una perspectiva federal (no unionista como con muy mala intención se afirma en ambientes secesionistas catalanes) y lo haremos a En Comú Podem, sobre todo y ante todo por el programa social y económico de resistencia, avances democráticos y justicia social que se nos propone.
Nuestro voto nada tiene que ver con el nacionalismo y sistemas ideológicos afines. Que no se nos cuente en ese conjunto, como creemos que ocurrirá con muchos de los votantes de En Comú podem. Nada que ver con un secesionismo que apela a la diversidad y parece incapaz de entender la riqueza de nuestra propia diversidad. También en Cataluña, no sólo en España en su conjunto. Queremos vivir de pie, con justicia e indignados ante tantos salvadores aprovechados de la patria y queremos hacerlo con todos los ciudadanos y pueblos del país de García Lorca, Castelao, Aresti y Josep Carner (y de Saramago si fuera posible). Si unidos podemos como decimos, entonces podremos si seguimos unidos fraternal y federalmente aunque sea de otra manera que, como diría el poeta, ya podemos imaginar y que entre todos debemos construir.
La unión de los pueblos y ciudadanos de España, no hablamos de sus clases dominadoras (incluida por supuesta la catalana) siempre ha significado un paso adelante en la conquista de un mundo más humano, más justo y más respetuoso con nuestro entorno. Para poder desarrollarnos y crecer como personas a pesar del capital, como diría nuestro amigo y maestro Francisco Fernández Buey. Nuestro Paco, por cierto, en la presentación del número 1 extraordinario de la revista Materiales -«Documentos del movimiento universitario bajo el franquismo»- escribía lo siguiente:
«En cualquier caso, conviene no olvidar que, por encima de la especificidad de la lucha de los estudiantes gallegos de 1968 o de los universitarios vascos de 1970, y pese al origen social mismo de los estudiantes universitarios de los distintos pueblos y nacionalidades, el movimiento antifranquista por ellos animado ha apuesto siempre en primer plano los elementos globalizadores, comunes y unitarios del combate contra la estructura fascista del Estado, contra la organización clasista, burocrática y centralizada de la enseñanza superior, evitando por lo general caer en esa simpleza reductiva que consiste en confundir «Madrid» con los órganos de administración del Estado y que tanto priva ahora en ciertos ambientes intelectuales. Para concluir, y aunque no sea más que como mero indicio de la ausencia de particularismo estrecho en este movimiento, vale la pena reproducir aquí las palabras finales de un llamamiento de los estudiantes comunistas barceloneses en enero de 1965: «No deixem sols els estudiants de Madrid. Unim-nos a la lluita obrera per la llibertat. Lluitem per a eliminar els residus d’un SEU que no representa res, i per a suprimirr tota ingerència de les autoritats acadèmiques. Llibertat sindical! Madrid, sí! SEU, no!» [¡No dejemos solos a los estudiantes de Madrid! ¡Unámonos a la lucha obrera por la libertad!¡Luchemos por eliminar los restos de un SEU que no representa nada, y para suprimir toda injerencia de las autoridades académicas! ¡Libertad sindical! ¡Madrid, sí; SEU, no!].
Pues eso: transitando por el mismo sendero, ¡nosotros no dejaremos solos, no queremos dejar solos, a los ciudadanos y trabajadores rebeldes e indignados de la España de Cernuda, Machado, Blas de Otero, Ferrater y Rosalía de Castro!
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