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Las declaraciones del señor Duran Lleida

Tal como son… cuando se quitan la máscara

Fuentes: Rebelión

Tal elemental como el principio de identidad o hallar la intersección de dos conjuntos. Ser homosexual no es asunto de elección o de sufrimiento. Una persona es homosexual o lesbiana, y otras son heterosexuales o bisexuales. Desde las filas de la asociación homosexual de su partido amigo, Convergència [1], le han tenido que recordar cosas […]

Tal elemental como el principio de identidad o hallar la intersección de dos conjuntos. Ser homosexual no es asunto de elección o de sufrimiento. Una persona es homosexual o lesbiana, y otras son heterosexuales o bisexuales. Desde las filas de la asociación homosexual de su partido amigo, Convergència [1], le han tenido que recordar cosas tan básicas, tan de primaria, al señor Duran i Lleida, después de que su coalición, CiU, de la que él es portavoz en el Congreso, votara en el Senado en compañía del PP una moción de esta última organización que insta al Gobierno a prohibir el uso del velo integral en cualquier lugar público. Ni que decir tiene que el feminismo de CiU, por no hablar del PP, es casi inexistente, y que la situación real de las mujeres afectadas por estas situaciones de dominio en realidad les importa un moño. A mujeres con burka o niqab las han visto por la tele. Sus señorías no se mueven por barrios populares. Sus lugares de residencia son otros. Y si un jeque árabe, éste sí un potencial convecino, estuviera acompañado de una mujer con burka su tolerancia aumentaría al instante en este caso 2.150 grados de la escala Fahrenheit.

En su blog, el señor Duran i Lleida, o alguien que escribió en su nombre, criticó el expediente que la Generalitat de Catalunya ha abierto recientemente a la Policlínica Tibidado por aplicar fármacos y psicoterapia para «curar» la homosexualidad. No es la única clínica donde se practican estas curaciones. No son inexistentes, desgraciadamente, los psiquiatras y psicólogos que siguen considerando la homosexualidad como una pulsión que debe ser orientada hacia finalidades más convenientes. Algunos manuales de Universidades como la UNED contenían hasta hace poco, ignoro si aún es el caso, afirmaciones semejantes.

El razonamiento del señor Duran no tiene desperdicio: la homosexualidad, admite a regañadientes y con la boca pequeña, no es una enfermedad; pero es inconsistente en su opinión que se otorgue ayuda a una persona cuando quiere salir del armario, es decir, cuando decide no esconderse y mostrarse como es y siente a pesar de las inmensas presiones sociales a las que puede estar sometido, y en cambio, señala feliz de haberse conocido a sí mismo el señor Duran, no puede buscar apoyo, es decir, clínica, fármacos, tratamientos, si decide «voluntariamente» hacer el paso inverso y convertirse en heterosexual. ¿Sabe el señor Duran i Lleida, se imagina remotamente, intuye al menos, lo que está detrás de ese «voluntariamente»? Efectivamente, todo menos voluntariedad, menos libertad real de decisión. «Convertirse en homosexual» es otra prueba más de la indocumentación exasperante de un diputado que aspira ansiosamente a ser un ministro importante del futuro gobierno de la nación.

El Estatut, esperemos que ese nudo se respete, condena la homofobia. El señor Duran tampoco se ha enterado de este vértice o acaso piense que hablar de «convertirse voluntariamente en heterosexual» no tiene nada que ver con la homofobia. Si piensa así, el señor Duran no piensa.

En definitiva, Duran i Lleida recuerda con sus declaraciones, y no es la primera vez, lo peor de la tradición católica española. Ser varón digno, repetían ad nauseam, es ser hombre de provecho y, por supuesto, heterosexual. No en vano el señor Duran, uno de los escasísimos casos en el escenario político español, es secretario general de un partido que es una organización, corrupta además hasta la vena aorta, fundamentalista cristiana. Ni más ni menos. ¿Ha dicho alguna vez alguna cosa el señor Duran sobre los hábitos de las monjas católicas y sobre el machismo incorregible de la Iglesia católica, apostólica y romanas?

¿Un diputado así, con este bagaje político-cultural, con esta sensibilidad hacia «las minorías», va a ser el futuro Ministro de Asuntos Exteriores en el próximo gobierno PP o PSOE de este país de todos los demonios al que llaman Reino de España? Apaguen la luz, taponen sus oídos, no lean. Y luego, salten de rabia en la calle. Se encontrarán mejor.

 

Nota:

[1] Roger Tugas, «Duran pide ayuda para «curar» la homosexualidad». Público, 24 de junio de 2010, p. 23.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.