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Tapanco, Arte en Resistencia

Fuentes: Rebelión

    Tapanco Centro Cultural. Un espacio multidisciplinario ubicado en el antiguo y emblemático Barrio de Santiago, en el Centro Histórico de la ciudad de Mérida, en Yucatán. Una vieja casona cuyo corazón es un foro escénico multimodal de dos niveles debajo del cual, según cuenta la leyenda, existe un pozo ahora seco en el […]

 

 

Tapanco Centro Cultural. Un espacio multidisciplinario ubicado en el antiguo y emblemático Barrio de Santiago, en el Centro Histórico de la ciudad de Mérida, en Yucatán. Una vieja casona cuyo corazón es un foro escénico multimodal de dos niveles debajo del cual, según cuenta la leyenda, existe un pozo ahora seco en el que media docena de mujeres de la vida galante guardaban los ahorros de su trabajo en la que fuera una casa de citas decimonónica.

Un corpus arquitectónico donde la escena habita en su totalidad más allá de su ya de por sí generoso foro, haciendo de las calles que le circundan, el recibidor que conecta la sala de ensayos con la galería, la sala de lectura y el pasillo que lleva al camerino, «La Casa de Ágata» con todo y baños, el tapanco que sirve de oficina y hasta la azotea, en un territorio donde las artes, las culturas y la construcción de ciudadanía se dan la mano con la libertad que estos tres ejercicios sugieren unas veces y demandan siempre.

Hace un año, Tapanco cayó en la cuenta de que desde su fundación, el 3 de marzo de 2012 [1], había venido convirtiéndose en un espacio de encuentro no sólo para grupos, colectivos y artistas escénicos; sino, también, para un montón de banda que estaba organizándose, o al menos lo intentaba, en aras del utópico sueño de construir un mundo nuevo y mejor, más justo y más solidario, sin exclusiones; para todos, para todas, para todes.

El detonante había sido Ayotzinapa. Cuando venimos a ver, el equipo entero estaba participando de una u otra manera en la mar de rabia e indignación nacional e internacional por el crimen de Estado cometido contra 43 estudiantes normalistas que continúan desaparecidos, tres que fueron asesinados, al igual que otras tres personas que no eran normalistas, y dos que siguen gravemente heridos, uno de ellos en estado de coma.

Tapanco, nos dimos cuenta, era epicentro de reuniones, discusiones, asambleas, actividades de recaudación de fondos o presentaciones de publicaciones varias; las rabias, las resistencias y las rebeldías eran los ingredientes creativos por antonomasia de todos esos eventos. No fue extraño que Alejo y Bryant, los dos socios que aún le sobreviven a Tapanco de siete que eran, nos lanzaran a la tarea de emprender una campaña de micromecenazgo convocando a quienes habían protagonizado esos mismos eventos y a sus públicos: Tapanco es un espacio de todes, para todes; la premisa era entonces que esas, esos, eses todes metieran el hombro para que lo siguiera siendo. Así nació el quinto programa del proyecto Tapanco: Arte en Resistencia.

La meta, para el 30 de junio de 2015, era conseguir la cantidad de 70 mil devaluados pesos para evitar cerrar por no poder siquiera cubrir nuestro gasto corriente y, por ende, para seguir ofreciendo de manera gratuita los espacios que en Tapanco son a todos esos esfuerzos no estéticos que apuestan por devolverle a la escena social y política la dignidad que merecen. El último martes del sexto mes, la campaña en Fondeadora cerraba informando que un total de 89 fondeadores habían aportado en conjunto un total de 78 mil 595 pesos, rebasando por un 13 por ciento la cantidad esperada.

Hoy, a manera de agradecimiento, pero también de rendición de cuentas, nos toca decir que gracias a la aportación de ustedes en los últimos ocho meses hemos tenido, además de nuestra programación regular de presentaciones de teatro, danza, música, performance, circo y cabaret y de nuestro talleres habituales de yoga, capoeira o creación de instrumentos con materiales reciclados, un total de 26 eventos que van desde espacios de reflexión y participación ciudadanas locales, hasta un encuentro nacional de colectivos sociales, como el ECOS 2015; pasando por presentaciones de poemarios, como Escarnio, de Jorge Manzanilla, y publicaciones periódicas, como El Varejón, de Equipo Indignación, de la cual, por cierto somos también buzón solidario; reuniones informativas sobre la legalización del consumo responsable de la marihuana, como la asamblea «Libertad para María»; talleres de herramientas escénicas para la actuación social en Puebla, Coahuila, Querétaro y Morelos, junto con Kaaxankilil; eventos de recaudación de fondos para apoyar a sectores vulnerables de la población, como las Noches Vogue y las funciones de Dodi Maleanta, en beneficio del albergue Oasis San Juan de Dios para personas con VIH, y el Chuchultón de PorQuéNo? Producciones para el albergue de ancianos del Barrio de Santiago; fiestas de equidad de género, como el Bailongo Feminista; presentaciones escénicas para apoyar a otros espacios, como el Centro Cultural de Estudios y Movimientos Sociales «Efraín Calderón Lara»; apoyo a talleres para niñas, niños, adolescentes y jóvenes de diferentes contextos sociales y culturales, como el Curso de Verano «Ta’akbi ja'»; residencias artísticas y académicas para jóvenes de otras entidades, como los estudiantes de la carrera en Gestión Cultural de la UIMQroo; jornadas culturales en apoyo a víctimas de la violencia, como la Jornada por Nadia Vera y su familia, en Cressida; actividades de apoyo a organizaciones defensoras de derechos de las y los migrantes, como los talleres en conjunto con el albergue La 72, en Tenosique, Tabasco; exposiciones de artistas visuales emergentes y proyecciones de cintas documentales como El Charras, 40 años después, realizado por Jorge Araujo, y Mirar morir. El Ejército en la noche de Iguala, de Temoris Grecko; festivales de apoyo a pueblos oprimidos en otras latitudes, como el Art-Sahara; manifestaciones públicas solidarias, como el memorial a un año del crimen de Estado en Ayotzinapa, con Culturas Libres al Parque y ECOS, y la marcha por la dignidad y los derechos de los trabajadores de la Sidra Pino, con Murmurante Teatro.

Tapanco: Arte en Resistencia es, lo decíamos antes, uno de los cinco programas del centro cultural; los otros cuatro son Subsidio a Grupos Artísticos; Formación de Ciudadanía Teatral, con «Escuelas al Teatro» y el «Seminario de Actu@cción»; La Casa de Ágata, que no necesita presentación, y la producción escénica del Colectivo El Sótano. Queremos que todos estos proyectos continúen y por eso les seguiremos pidiendo su apoyo; pero, sobre todo, les pediremos que vengan y sean parte de ellos. Acudan a los eventos de Arte en Resistencia, sumérjanse en ellos, descubran sus causas, sus implicaciones, sus riesgos, sus apuestas. Cada una de las personas en esta ciudad, en este país, en este mundo, que arriesga su tiempo y su vida por tratar todos los días de transformar sus realidades necesita de sus oídos, de sus manos, de sus voces, de sus miradas.

Ahora bien, si ustedes son esas personas y buscan un espacio para encontrar(se), mirar(se), reflexionar(se), discutir(se) y organizar(se), no duden en ir a Tapanco, un lugar que por definición es algo así como un entrepiso y un entretecho; es decir, que no está ni muy abajo, ni muy arriba, sino donde debe de estar; para guardar(se) o para dormir(se): para apoyar(se). Quienes allí estemos, téngalo por seguro, siempre estaremos dispuestas, dispuestos, dispuestes a ofrecer nuestro corazón-pozo-escenario, o una sala, o un rincón, el lugar que ustedes quieran y puedan transformar para hacerlo suyo y para les otres.



* Texto leído en la celebración del 4o. Aniversario de Tapanco Centro Cultural, A.C. el 5 de marzo de 2016; una celebración que estuvo dedicada a Berta Cáceres, indígena ambientalista asesinada en Honduras el día en que Tapanco cumplía sus primeros cuatro años de vida, y Nestora Salgado, comandanta de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) secuestrada por el Estado mexicano desde el 21 de agosto de 2013.

[1] Ese mismo día fallecía en la Ciudad de México el maestro Adam Guevara; director y escritor de teatro que a lo largo de toda su trayectoria hizo de su práctica escénica praxis política.

[2] El costo regular de una función en Tapanco es de $ 1 mil 600 pesos, pero el promedio de ingresos de cada compañía o colectivos es de sólo $250 pesos; así, pues, Tapanco subsidia con un promedio de $1 mil 350 pesos por función a cada grupo que se presenta en su foro.