Regresas de vacaciones y te das de narices con la lógica de este mundo. Entro en Lavapiés y me entero que, de nuevo, en agosto detuvieron a Tinito la Calma y que ahora está en la cárcel. Paseo por las calles del barrio y están llenas de policía: a pié, a caballo, en lechera, nacional, […]
Regresas de vacaciones y te das de narices con la lógica de este mundo. Entro en Lavapiés y me entero que, de nuevo, en agosto detuvieron a Tinito la Calma y que ahora está en la cárcel. Paseo por las calles del barrio y están llenas de policía: a pié, a caballo, en lechera, nacional, municipal, secreta. Son centenares y tienen una importante misión que cumplir: cachear a los adolescentes marroquíes y dominicanos para ver si les encuentran algunas chinas de hachís. También pedir los papeles a los inmigrantes y detener un buen cupo de ellos semanal, para internarlos en los CIEs, los nuevos campos de concentración para la limpieza de población sobrante; o para enviarlos a los campos de exterminio de terceros países, como Marruecos o Libia.
Pienso en la detención de Tinito. Al parecer, le dijeron que tenía causas pendientes con la justicia. Como las tuvieron o tienen Zaplana o Botín o Camps o, en su día, Polanco (con el resultado de que expedientaron al juez que osé hacerle declarar). La cosa me recuerda a una cita de Rafael Barret (el marginado anarquista de la generación del 98) sobre los jueces y su forma de administrar la justicia: «Cuantos hemos vivido un poco, sabemos por experiencia que todo proceso judicial donde giren grandes intereses políticos, económicos y sociales, se decide por el más fuerte. Sólo en las cuestiones insignificantes observamos esa aparente regularidad que llamamos justicia». Y así es: un ejército de policías y la Justicia -que nunca olvida- y el resultado es que Tinito la Calma está en la cárcel. ¡Qué hazaña más increíble! ¡Y pensar que algunos habíamos firmado una denuncia contra Aznar, exigiendo a la Justicia que le condene por crímenes contra la Humanidad! La Justicia está para meter en la cárcel a la gente pobre. Cualquier funcionario de prisiones lo puede atestiguar: en las cárceles no hay más que gente pobre. Este verano nos hemos enterado en los periódicos de que el presidente del BBVA cobra de sueldo (sin contar dividendos) doce mil euros diarios (4,37 millones de euros al año). La patronal se ha pasado el verano exigiendo a Zapatero el despido gratis total (el despido libre hacía tiempo que existía). Pero él, por si acaso, se ha blindado el sueldo con una indemnización de 93,7 millones de euros. Si en este mundo hubiera un mínimo de justicia, todo esto debería ser suficiente para meterle en la cárcel. Pero los jueces, en lugar de reflexionar sobre ello, han decidido trabajar duro y poner manos a la obra para meter en la cárcel a Tinito la Calma.
¿Quién es Tinito? Un compositor, un cantante, un poeta y un infatigable trabajador social de Lavapiés. Por lo menos, eso pensamos de él sus vecinos. Ya lo comentaba cuando le detuvieron otras veces: gracias a Tinito, probablemente, se han impedido unas cuantas guerras civiles en este barrio cosmopolita asediado por la policía. Tinito tenía previsto sacar ahora un disco y un libro. Los jueces nos dirán cuánto tendremos que esperar.
Para que Aznar o Botín vayan a la cárcel, una eternidad. Para que Tinito salga de ella, dicen que habrá que esperar seis años.
NB: Ayer, 7 de septiembre, fue tu cumpleaños. Felicidades, Tinito.
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