El movimiento 15M también busca regenerar la participación democrática en internet, por eso frente a las redes sociales comerciales ha apostado por N-1.
7 de junio, asamblea extraordinaria de Acampada Sol en la analógica plaza del Carmen. Estamos a cinco días de levantar el campamento y queremos dejar canales de comunicación preparados para la siguiente etapa de descentralización. Mucho ha cambiado desde que alguien abrió una cuenta en Gmail la noche del 15 al 16 de mayo junto al Oso y el Madroño y hemos alcanzado una complejidad operativa que no cabe en ninguna de las plataformas web habituales. ¿Cómo lo haremos? La asamblea parece tenerlo claro: pensemos en cómo sacar el máximo partido a N-1.
Una frase termina de convencer a quienes dudan: «Al igual que no convocamos asambleas en la planta baja de El Corte Inglés, no vamos a Facebook». Si elegimos estar en la Puerta del Sol pasando calor y tragando polvo porque merece la pena utilizar el espacio público y autoorganizarnos, en internet tiene sentido apostar por N-1. Lleva cierto esfuerzo extra aprender a habitarlo y mantenerlo, pero es una decisión política que conecta con una idea clave del movimiento 15M: no queremos que nuestras vidas sean mercancía. Frente a regalar nuestros datos personales y nuestra memoria colectiva a empresas transnacionales de dudosa ética, se opta por la red social más transitada de Lorea, un proyecto sin ánimo de lucro para crear redes libres autogestionadas.
La primera semana, a medida que se multiplicaban las plazas tomadas por el mundo y las carpas por Sol, un grupo de hackers formaba la comisión Hacksol para poner a punto el software libre de siempre (blogs y listas de correo). Les sobrepasaron prácticas comunes en la web 2.0: hacían falta calendarios de eventos, textos de edición colectiva, galerías de fotos, entornos de debate más versátiles, etc. Algunas personas vinculadas a Lorea estábamos viviendo el 15M desde dentro pero dudamos si proponer N-1 porque quizá no estaba preparado en términos de estabilidad y usabilidad. Aún así, Hacksol quiso experimentar instalando network. takethesquare.net, una nueva red basada en el código de Lorea que estaría federada con el resto (en una fase desarrollo hacia la que estamos apuntando). También llegamos tarde: acampadas tan activas como las de Barcelona, Málaga o Sevilla ya habían abierto sus grupos en N-1 y pronto les siguieron más. Muchas otras iniciativas individuales o colectivas que se identifican con el 15M no tardaron en habitarlo intensamente, compartiendo información y motivos para la movilización en red.
No sorprende si se tiene en cuenta la creciente preocupación general sobre las redes sociales comerciales. Episodios de censura, cierres unilaterales (es significativo que Facebook borró el evento de Democracia Real Ya para la manifestación del 15M), legislación liberticida e invasión publicitaria han levantado las alarmas y cada vez nos preocupan más nuestra privacidad y soberanía tecnológica. Era de esperar que el malestar que vertebra el 15M, ese profundo descontento con vías de participación política y social insuficientes, se muestre en internet.
No obstante no queremos negar el papel de Facebook y Twitter, que no se han abandonado por su incontestable poder de difusión mayoritaria. Tampoco obviar una diferencia de enfoque que puede resultar chocante o desmotivadora en principio: N-1 no está pensado como espacio de socialización, sino para la colaboración horizontal. No encontrarás en ella a tus amigas del instituto, pero sí un sitio donde consultar actas o escribir manifiestos colectivamente. Funciona sólo para conectar a personas ya movilizadas, al menos por ahora.
La buena noticia es que estas personas no son pocas: en mes y medio pasamos de 3.000 a 19.000 habitantes y de 370 a 2.100 grupos. Y lo mejor no es la cantidad de nuevos avatares, sino la calidad de las asambleas virtuales que están recuperando el debate en internet en paralelo a las asambleas populares en los barrios. Respecto a Lorea, como para muchos otros proyectos contrahegemónicos anteriores al 15M, este despertar trae nuevas fuerzas en forma de inteligencia colectiva que se ha incorporado a la comunidad y, por supuesto, nuevos retos para satisfacer las expectativas. Nadie estaba preparado para esta eclosión, pero aprendemos juntas cada día. Estamos pensando cómo pasar de ver las plazas como centros comerciales privativos a vivirlas como ágoras donde se construye y enreda ciudadanía; queda mucho que inventar, en las calles y en las pantallas.
En el último mes y medio se ha hecho evidente la caducidad de ciertas instituciones y una gran parte de la ciudadanía es consciente de que necesitamos un cambio. Ver a Mark Zuckerberg bromeando con Sarkozy antes de la última cumbre del G8 sugiere más argumentos. Es pronto para saber qué va a pasar con Lorea y cómo va a articularse con otros proyectos de empoderamiento tecnológico, pero la credibilidad de esos gigantes que gobiernan también en internet sin que nadie les haya votado ya se ha fracturado. Si no queremos estar en manos de banqueros y políticos, tampoco de piratas de Silicon Valley.
Marta G. Franco es de la comisión de Comunicación y Difusión en Red de Acampada Sol.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Toma-las-plazas-toma-las-calles.html
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