Congresos, seminarios, jornadas, encuentros, conferencias, convenciones… Estar reunido se ha puesto de moda. Cuanto más lejos mejor, más productivo. Turismo de congresos, lo denominan los expertos. Un arte. Una manera de vivir. Un mundo. La Federación de Empresas Organizadoras Profesionales de Congresos (OPC) predica con el ejemplo y celebra estos días en Madrid su XX […]
Congresos, seminarios, jornadas, encuentros, conferencias, convenciones… Estar reunido se ha puesto de moda. Cuanto más lejos mejor, más productivo. Turismo de congresos, lo denominan los expertos. Un arte. Una manera de vivir. Un mundo.
La Federación de Empresas Organizadoras Profesionales de Congresos (OPC) predica con el ejemplo y celebra estos días en Madrid su XX Reunión Nacional. En 2006, las 300 empresas que forman parte de esta entidad, organizaron 2.917 congresos y reuniones a las que asistieron casi 398.000 personas. El turismo de congresos facturó 490 millones de euros y el gasto medio por participante rozó los 600 euros diarios. Para Julio Abreu, presidente de OPC, «estos datos ponen de manifiesto la calidad del turismo de reuniones, que además de desestacionalizar el sector turístico español, significa una gran fuente de ingresos, intercambio cultural y creación de empleo para las ciudades que apuestan por este segmento». Todos reunidos. Todos felices.
Lo último, en este campo, es el turismo de congresos solidarios. Una lucrativa actividad a la que se han sumado ya gran parte de las ONG, asociaciones, colectivos, fundaciones… Es normal, y norma, a estas alturas, que unas jornadas sobre el hambre en África se desarrollen en el Hotel Sheraton, incluyan un cóctel de bienvenida en el Museo Guggenheim y vayan patrocinadas por el BBVA. Todo vale, si es por una buena causa.
Hace unos días, Hegoa, el Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional, organizó en Bilbao un congreso internacional sobre «El desafío del desarrollo humano. Propuestas locales para otra globalización». El objetivo, según sus promotores, era «ofrecer planteamientos teóricos y propuestas de acción para un compromiso a favor de una globalización más justa y solidaria». Para la cena de clausura eligieron el Gran Hotel Domine, «el primer cinco estrellas y auténtico buque insignia de Hoteles Silken» en Bizkaia. Un lujazo. Justo y solidario.