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Tráfico incesante de mujeres

Fuentes: IPS

La camboyana Somaly Man fue vendida como esclava sexual cuando era tan niña que no recuerda a sus padres. Tampoco sabe cuántos años tiene ella misma. Man, galardonada como Mujer del Año por la revista Glamour en 2006, dirige la organización no gubernamental Acción para las Mujeres en Situación Precaria (Afesip), que desde 1996 brinda […]

La camboyana Somaly Man fue vendida como esclava sexual cuando era tan niña que no recuerda a sus padres. Tampoco sabe cuántos años tiene ella misma.

Man, galardonada como Mujer del Año por la revista Glamour en 2006, dirige la organización no gubernamental Acción para las Mujeres en Situación Precaria (Afesip), que desde 1996 brinda refugio, atención médica y psiquiátrica, asesoramiento legal y programas de reinserción social a víctimas del comercio sexual en Camboya.

Afesip ha rescatado a más de 3.000 muchachas. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), 1,8 millones de niños y niñas son hoy explotados en todo el mundo por redes de proxenetas.

«Me sorprende que haya hoy tanta gente en la ONU hablando sobre este tráfico», dijo Man en la Conferencia Internacional sobre Mujeres y Niñas en el recinto del foro mundial en Nueva York. «En mis país, todos los días hay niños que son vendidos como esclavos.»

La conferencia transcurrió en simultáneo con la sesión 51 de la Comisión sobre la Condición de las Mujeres de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), que este año presta especial atención a la discriminación y la violencia contra las niñas.

El objetivo de la reunión fue diseñar mecanismos de coordinación en el combate contra el tráfico nacional, regional y mundial de mujeres y niños por parte de proxenetas

Man manifestó su pesar porque, mientras recibe muestras de apoyo en Nueva York, se encontrará al regresar a Camboya con la misma situación.

«Necesitamos a la ONU. Necesitamos que todos los países nos apoyen. Si no, nos asesinarán», sostuvo la activista.

A pesar de la creciente indignación en todo el mundo por la actuación de las redes de proxenetas, la cantidad de víctimas del tráfico crece con rapidez, advirtieron activistas.

Setecientas mil personas cruzan las fronteras cada año, forzadas por los traficantes, sostuvo la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). «Dentro de 20 años, serán 12 millones», dijo la directora general de esta agencia de la ONU, Ndioro Ndiaye.

El año pasado, la OIM logró ayudar apenas a 1.879 víctimas, de las cuales 82 por ciento eran mujeres.

«La explotación sexual es el resultado más factible del tráfico de mujeres», dijo Kyun-wha Kang, segunda funcionaria del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Los traficantes suelen «confiscar» el pasaporte de las mujeres para prostituirlas para pagar sus «deudas» por el transporte.

Representantes nacionales y de organizaciones internacionales y no gubernamentales coincidieron en la conferencia en que con demasiada frecuencia se presta atención sólo a la demanda de los servicios de los traficantes de personas.

La pobreza, la inequidad, la inseguridad alimentaria, la violencia, los conflictos y las migraciones no pueden ser consideradas las únicas causas del tráfico, dijo Ndiaye, aunque son factores que inciden.

Esta actividad ilícita también es consecuencia de la demanda de mano de obra barata y de servicios sexuales en los países de destino, sostuvo.

La causa más profunda del tráfico es un «gran cambio» demográfico, apuntó la funcionaria: la población de los países industrializados está envejeciendo y su natalidad cae, mientras en el Sur en desarrollo se registra el proceso contrario.

«El crecimiento económico no se ha combinado por una evolución de la política migratoria», enfatizó. «Los bienes y servicios atraviesan las fronteras cada vez con mayor facilidad», mientras las restricciones al tránsito internacional de personas se elevan, explicó Ndiaye.

«Los traficantes de seres humanos se introdujeron en la grieta», explotando en su beneficio la escasez de mano de obra en el mundo industrial, sostuvo.

«Algunos países financian generosamente el lado de la demanda, pero no amplían sus leyes laborales para proteger a sus trabajadores inmigrantes», indicó.

Ndiaye señaló como modelo el acuerdo alcanzado por la provincia de Québec y Guatemala para proteger a los obreros agrícolas migrantes.

La Asamblea General de la ONU aprobó en 2000 el Protocolo para Prevenir, Suprimir y Castigar el Tráfico de Personas, Especialmente Mujeres y Niños. El convenio, en vigencia desde 2003, fue firmado por 117 países y ratificado por 111.

La directora de la Unidad contra el Tráfico de Personas de la Oficina contra las Drogas y el Delito de la ONU, Kristina Kangaspunta, sostuvo que «existen leyes duras para condenar a los traficantes, pero muy pocas condenas».

«Estamos analizando esto», aseguró Kangaspunta, quien atribuyó este hecho a una posible «falta de interés» de los sistemas de justicia penal.