Una semana después del impresionante recibimiento de la clase trabajadora madrileña a la Marcha minera, las multitudinarias manifestaciones del 19 de julio en todo el Estado han mostrado la firme disposición a la lucha de millones de hombres y mujeres. Si hubo dos consignas que marcaron las protestas, fueron echar al Gobierno y la huelga […]
Una semana después del impresionante recibimiento de la clase trabajadora madrileña a la Marcha minera, las multitudinarias manifestaciones del 19 de julio en todo el Estado han mostrado la firme disposición a la lucha de millones de hombres y mujeres. Si hubo dos consignas que marcaron las protestas, fueron echar al Gobierno y la huelga general.
Un plan de ajuste salvaje para un país intervenido
También fue el mismo día 19 que el Congreso de Diputados -burlándose descarnadamente de la voluntad popular- aprobó las nuevas medidas de guerra social: IVA, fuera la paga de Navidad de los empleados públicos, recortes al desempleo, otro palo a la ley de Dependencia, nuevo apretón a las Autonomías…
Este nuevo paquetazo de Rajoy ha sido dictado por la Troika. Es el plan de un país intervenido y en nada se diferencia de los que han ido imponiendo en Portugal y Grecia.
El paquetazo es, además, la «contrapartida» de un «rescate bancario» cuyo objetivo es garantizar que la banca alemana y francesa cobran lo que les debe la banca española. El «rescate aumentará sustancialmente la Deuda pública, cuyo pago fue convertido por el PP y el PSOE en «prioridad absoluta» mediante la reforma exprés de la Constitución.
Nos han metido en una espiral a la griega
Con el paquetazo y la intervención de la Troika estamos ya en una espiral a la griega. Las medidas aprobadas van a significar un gravísimo retroceso de la economía, 6 millones de parados, un déficit imposible de reducir y una Deuda en aumento imposible de pagar.
Además, los «mercados» (los grandes bancos y fondos especulativos, y el propio BCE, alentado por Merkel) han dejado claro que quieren ir más lejos y forzar una intervención ‘a la griega’, con la entrega directa del mando a la Troika y los ministros convertidos en recaderos.
La situación se torna cada día más insostenible (con los mercados de capital cerrados y las Comunidades Autónomas pidiendo el rescate) y es posible que cuando leas esto, estemos ya intervenidos ‘a la griega’. En cualquier caso, lo que preparan para nosotros es otra vuelta de tuerca: hablan de un tajo salvaje a las pensiones y al seguro de desempleo, de la reducción de una semana de vacaciones y de profundizar más los recortes a los servicios públicos…
Este es el destino que nos preparan: hacernos retroceder en poquísimo tiempo a 50 años atrás, un empobrecimiento general, miseria para millones y la conversión del país en una especie de semicolonia de nuevo cuño. Aquí solo quieren salvar a la gran banca y la gran empresa española, dispuestas a todo para seguir rapiñando aquí y en Latinoamérica.
¡Fuera Rajoy y la Troika! ¡Huelga general para echar a Rajoy!
Rajoy ya no tiene ninguna legitimidad para seguir gobernando y, como gritamos en masa el 19 de julio, tenemos que echarlo, a él y a la Troika.
Sabemos que es un gobierno intervenido y sin ningún margen de maniobra y que mientras se mantenga en pie, no habrá posibilidad alguna de tirar atrás las medidas de guerra social. Ni siquiera de suavizarlas. Por eso es miserable la complicidad vergonzante del PSOE, que clama por un «pacto de unidad nacional» con Rajoy para aplicar juntos las medidas que dicte la Troika.
Las grandes manifestaciones del 19 de julio han reclamado que se convoque sin dilación la huelga general. Por eso exigimos a los sindicatos, y en primer lugar a los que tienen mayor responsabilidad, CCOO-UGT, que se pongan de acuerdo con los demás sindicatos, como les reclama el sindicato gallego CIG, para convocar la huelga general y comenzar ya a prepararla. La huelga general, además, no puede ser una protesta aislada, sin continuidad, sino parte de un plan de lucha para derrumbar al Gobierno, lo que implicará llegar a una huelga general indefinida. El movimiento debe estar controlado democráticamente por la base y no por burócratas desde arriba, de manera que sean asambleas masivas en polígonos y plazas las que decidan sobre el curso de la lucha.
Levantar una alternativa clasista y de lucha frente a la burocracia
Pero Toxo y Méndez se resisten a convocar la huelga general, incluso aunque reconozcan que «todo invita a pensar que ése puede ser el desenlace». Su excusa es que quieren organizar un referéndum ciudadano sobre el paquetazo «que invite al Gobierno a reconducir sus políticas» y que «será la respuesta del Gobierno la que determine el desenlace final». Pero ¿no fueron suficiente referéndum las manifestaciones del 19 de julio? ¿No conocen acaso la opinión de los trabajadores? ¿Tienen quizás dudas sobre la respuesta del Gobierno y la Troika? Promover un referéndum puede ser un buen instrumento cuando la movilización aún es débil, pero cuando estamos en plena ebullición ¿qué sentido tiene plantearlo ahora y, más aún, contraponerlo a la huelga general?
Toxo y Méndez pueden ser forzados a hacer cosas contra su voluntad pero nunca van a dejar de ser unos burócratas entregados al sistema. Por eso, al mismo tiempo que les exigimos, no podemos quedarnos quietos. Como hicieron los de Hay que Pararles los Pies (HQPLP) en Madrid cuando llegó la Marcha minera. Levantaron un frente único con los movimientos sociales, muchas asambleas de 15M y centros sociales ocupados para, al mismo tiempo que participaban de las marchas unitarias, organizar una manifestación propia que reunió a 25 mil personas, donde se pudo oír la voz de los mineros y no a la burocracia.
Es fundamental ir construyendo un frente único entre todo el sindicalismo alternativo, los movimientos sociales y el 15M, que comience a ser una alternativa organizada, clasista y de lucha a la burocracia, a escala estatal y en los diferentes territorios. Que sirva para unificar las luchas de verdad, que se apoye en la democracia obrera, que sea un instrumento en la lucha para derrumbar al gobierno.
Un programa para luchar
Un programa de lucha ha de comenzar marcando la necesidad de echar a Rajoy y la troika, porque mientras estén al mando no puede haber solución. Sabiendo, además, que echar a Rajoy es parte de la batalla por poner fin a este régimen corrompido al que ‘llaman democracia y no lo es’, es decir, por echarlos a todos.
Exigimos la retirada del paquetazo, de la reforma laboral y la de pensiones. Reclamamos la suspension ya del pago de la deuda publica a los banqueros, porque -como dicen las manifestaciones- «no falta dinero, sobran ladrones» y el dinero ha de ser para atender las necesidades del pueblo. Frente a la «socialización» de las pérdidas bancarias, exigimos la expropiacion de la banca bajo control de los trabajadores y el encarcelamiento de los banqueros. Luchamos por un plan de rescate de los trabajadores y el pueblo, que incluye la nacionalización de las minas bajo control de los trabajadores, medidas radicales para acabar con el paro y la reorganización de la economía al servicio de la inmensa mayoría.
Un programa así ha de ser base para levantar ese polo alternativo clasista y de lucha, esa alternativa de frente único que necesitamos frente a los Toxo, Méndez y sus amigos. Una alternativa que sea la vía para impulsar la autoorganización de masas en que basar un gobierno de los trabajadores.
Romper con el Euro y la Unión Europea ¡cuánto antes mejor!
Nos chantajean diciendo que fuera del euro está el abismo. Pero el infierno está dentro. No hay salida para la clase trabajadora dentro del euro y de la UE. Cada día que permanecemos los sufrimientos se acrecientan, en una espiral sin fin que nos lleva a la catástrofe. Por eso, cuanto antes nos vayamos, mejor. Sólo fuera del euro y de la UE de los banqueros vamos a poder construir una sociedad sobre bases nuevas y luchar con nuestros hermanos europeos para levantar una Europa de los Trabajadores y los Pueblos.
Artículo publicado en el suplemento especial de agosto de Página Roja, publicación mensual de Corriente Roja/Corrent Roig
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.