El proceso es registrar patentes de genomas de plantas, de las tradiciones culturales y los alimentos, afirma Greenpeace La gente podrá escoger el tipo físico de sus hijos: Silke Helfrich
Diseñar el coeficiente intelectual y el tipo físico de los hijos, la apropiación de la biodiversidad por parte de las empresas mediante las patentes y la pérdida de privacidad por los programas de computación, son las vías que los corporativos trasnacionales impulsan para controlar y convertir en mercancía todo lo que ha sido parte de la soberanía de la vida, señalaron los autores del libro ¿Un mundo patentado? La privatización de la vida y del conocimiento.
Los avances científicos y tecnológicos que se han registrado en los años recientes obedecen a intereses económicos, políticos y sociales, y han sido dirigidos para controlar de forma empresarial la vida, señaló ayer Silke Helfrich, directora de la oficina de la Fundación Heinrich Böll en México, durante la presentación del libro.
Destacó que entre los avances científicos de los años pasados, la clonación humana es objeto de preocupación, porque la propuesta empresarial es que la gente elija los genes que desea, con lo cual «se habrá cruzado el umbral del futuro». A ese tipo de tecnologías sólo tendrá acceso una minoría, la misma que ahora goza de privilegios.
Campaña para apropiarse de «los comunes»
El objetivo de las grandes compañías es controlar «los comunes», que son la amplia gama de recursos que posee la gente en forma colectiva: los recursos naturales, los bienes de propiedad gubernamental y de la comunidad. Por ello, propuso que se haga un reconocimiento de que «los comunes» son una herencia de la humanidad y patrimonio de la biosfera, por lo que deben convertirse en objetos de dominio público.
Por su parte, Alejandro Calvillo, director de Greenpeace México, sostuvo que mientras el siglo pasado fue el de la introducción de químicos en la vida cotidiana, este siglo es el de la ingeniería genética. Un ejemplo de los daños que han ocasionado las sustancias químicas son los clorofluorocarbonos, los cuales ocasionaron los agujeros en la capa de ozono.
Ahora se prevé que la situación será más grave, porque la tecnología está dirigida a los organismos vivos, ya sea en la biotecnología aplicada a la agricultura o a las personas. «La tendencia de las compañías es obtener beneficio de todo, lo cual lleva a la sociedad a un límite», aseveró.
Consideró que el proceso es registrar patentes de genomas de plantas, de las tradiciones culturales y los alimentos, entre muchos más. Se refirió también a las iniciativas de «diseño de bebés», sobre lo cual Estados Unidos ya tiene un gran trabajo avanzado. «Vienen estos diseños porque se pretende definir el grado de coeficiente intelectual, elegir el color de los ojos y de piel», todo ello para hacer personas «competitivas», lo cual llevará a una gran discriminación.
Todo esto ha sido resultado del control corporativo, cada vez mayor, de los centros de investigación y de los órganos reguladores de los gobiernos, precisó
Pérdida de la privacidad
Por su parte, Federico Heinz, de la Fundación Vía Libre, se refirió al control empresarial que se presenta mediante los software, con los cuales la computadora sólo obedece al programa, y «si éste hace algo que no queremos deberíamos tener la posibilidad de cambiarlo», pero esto no sucede.
Sostuvo que los software que venden las empresas tienen restricciones, anulan la libertad del usuario, ya que éste no puede hacer cambios, agregar o copiar aspectos distintos a los que el programa acepte. Por ello se creó el software libre, con el que desaparece el control.
Señaló que «con las patentes se nos quita el derecho a construir nuestros propios programas y además se pierde la privacidad, porque cada autorización de uso de los software tiene un identificador global que permite ubicar todos los documentos que se han escrito en una computadora y al autor original, por lo que el anonimato se pierde».