«El hecho de poder ganarte la vida con tus propias manos y gobernarte tú mismo, conjuntamente con tus compañeros, es una experiencia que nunca habían tenido muchas de las personas que están en Somonte. Siempre habían trabajado de jornaleros para un patrón, habían tenido que emigrar a Francia u otros lugares para la vendimia. Poder […]
«El hecho de poder ganarte la vida con tus propias manos y gobernarte tú mismo, conjuntamente con tus compañeros, es una experiencia que nunca habían tenido muchas de las personas que están en Somonte. Siempre habían trabajado de jornaleros para un patrón, habían tenido que emigrar a Francia u otros lugares para la vendimia. Poder autogestionarse los ha llenado de fuerza, de dignidad«. Así resume Damià Caro la experiencia de los habitantes de la finca de Somonte, situada en Palma del Río (Córdoba), después de la ocupación que ha devuelto la vida a esta tierra y ha dado sustento y trabajo a las familias.
Junto a un equipo integrado por miembros de la asociación sin ánimo de lucro COMSOC (Comunicación Social), Caro compartió días de trabajo con los jornaleros para retratar la experiencia en las tierras de Somonte en un documental, que ahora busca financiación para realizar el montaje final. El director de la película pudo rodar con la confianza que otorgan los días de convivencia. «Se creó una complicidad que nos ha permitido hacer un documental con mucha proximidad, con detalles de mucha vida cotidiana, y ellos se han podido expresar tal como son», explica.
Después de pasarse dos años en Brasil junto al Movimiento Sin Tierra, al conocer la noticia de la ocupación de la finca de Somonte sintió la necesidad de desplazarse hasta allí para conocerla de cerca. «Llegué el día que se celebraba el primer mes de la ocupación de Somonte. Compartí diez días con ellos e hice un primer reportaje. Mantuvimos el contacto durante todo ese tiempo y volvimos a finales de abril del 2013, estuvimos otros diez días y compartimos la acción de Las Turquillas del Primero de mayo».
El documental retrata la vida en el campo de las familias, su organización horizontal mediante la cual todos comparten las tareas, desde el trabajo en la cocina, el campo, la limpieza o la venta de verduras en el mercado de Córdoba. Un relato de colectividad cuyos personajes habían tomado una inamovible decisión. «Tenían la convicción de que ya basta de buenas palabras, de ir a manifestaciones y volver a casa, de que lo que se debía hacer era dejar las ocupaciones simbólicas y volver a las ocupaciones reales«, explica Caro.
Negarse a la resignación
Así fue como, mediante el empuje del SAT de Córdoba, se ocupó la finca propiedad de la Junta de Andalucía que la Administración había puesto a la venta en subasta. «Vieron que aquellas tierras, que eran públicas, no se estaban utilizando, y que se iban a malvender. Accedieron a esta tierra, resistieron el primer desalojo, y mostraron una gran fuerza y convicción en que esta ocupación no era sólo una pancarta, un discurso o un acto bonito de un día», apunta Caro.
La película habla de insumisión, de hartazgo pero también de ilusión. Y de que hay alternativa. «Los propios protagonistas hacen esta reflexión, que ya está bien de desesperarse por ahogarse en la precariedad económica… Hay otras salidas, hay bienes públicos que no se están utilizando, como es el caso de tierras en Andalucía, o empresas que están aprovechando esta crisis para recortar e irse a otros países, y aquí ponemos el caso de Panrico. Defienden que se deben de ocupar las tierras, autogestionar las empresas, y ocupar las casas que están vacías», apunta el director del film. «Que ya está bien de lamentarnos y pensar que no podemos, que este discurso lo mantienen desde arriba porque nos quieren como ciudadanos pasivos y deprimidos, pero que si somos capaces de darnos la mano y hacer fuerza, como por ejemplo hace la PAH, podemos tirar adelante», añade.
El equipo del documental ha abierto un proceso de micromecenazgo para acabar de hacer realidad la película. Cuentan con el apoyo de profesionales del sector audiovisual y de la productora Metromuster (No-Res, Ciutat Morta), que se ha ofrecido para realizar el montaje. «Son garantía de éxito», subraya Caro. No en vano, su último trabajo acaba de recibir la Biznaga de Plata al Mejor Documental en el Festival de Cine de Málaga.
Fuente: http://www.lamarea.com/2014/05/11/un-documental-retrata-la-dignidad-recuperada-en-somonte/
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