Las Oficinas de Derechos Sociales llevan ya cinco años de trayectoria. En noviembre se reúnen en Zaragoza en un momento de consolidación puesto a prueba por la crisis. Resulta complicado sintetizar el trabajo, composición y punto de vista de una Oficina de Derechos Sociales (ODS). Surgida hace cinco años con los últimos estertores del movimiento […]
Las Oficinas de Derechos Sociales llevan ya cinco años de trayectoria. En noviembre se reúnen en Zaragoza en un momento de consolidación puesto a prueba por la crisis.
Resulta complicado sintetizar el trabajo, composición y punto de vista de una Oficina de Derechos Sociales (ODS). Surgida hace cinco años con los últimos estertores del movimiento antiguerra, esta alianza junta hoy a profesores y alumnos de español, abogados, grupos de autodefensa contra los controles, trabajadoras precarias de la intervención social o manteros en cerca de una veintena de puntos en todo el Estado.
Entre el 6 y el 8 de noviembre, un encuentro en Zaragoza reunirá a las oficinas de todo el territorio para definir análisis y estrategias comunes en un curso marcado por los controles de identidad, el desempleo y el endurecimiento de la Ley de Extranjería, tres declinaciones que la palabra-corsé crisis encierra para la base militante y el entorno de las ODS. Si los primeros ensayos coincidían con el auge económico y la regularización extraordinaria de 2005, hoy es la amalgama de situaciones extremas que acompaña a la crisis, de una ejecución hipotecaria a una denegación del permiso de trabajo, la que pone a prueba el movimiento construido estos años.
«Las oficinas han creado un espacio de reconocimiento común de nuestras luchas y nuestros derechos», reflexiona Gerardo, de la Coordinadora de Inmigrantes de Málaga (CIM), el grupo que junto a Precarios en Movimiento puso en marcha una de las primeras ODS. Vista desde fuera, esta frase puede resultar retórica. En la práctica, los grupos de aprendizaje de español llegaron a tomar el curso pasado la forma de grupos de autodefensa contra los controles policiales. Al calor de los centros sociales han surgido también precarias iniciativas de autoempleo, como el comedor de La Casa Invisible, donde trabajan afines a la CIM, o el taller de serigrafía en el Patio Maravillas (Madrid).
Sindicalismo social
Una de las hipótesis sin las que el trabajo de una ODS resulta difícil de diferenciar de una asesoría laboral es la del ‘sindicalismo social’. En una de las recién llegadas, la ODS de Nou Barris (Barcelona), la aspiración cuenta con una base muy diferente a la mayoritaria en las oficinas. «Nosotros estamos en la fábrica y en los sindicatos», cuenta Paco, uno de los miembros de la oficina en este barrio de fuerte tradición asociativa. «Pero el sindicato no nos sirve para llegar al territorio», resume para definir sus primeros pasos, enfocados a la organización de los sectores precarios y al seguimiento de los problemas de vivienda.
La idea del sindicalismo social se hace carne en los grupos inmersos en situaciones distintas a la tradicional relación patrón-obrero. La red de vendedores del top manta crece rápidamente y las primeras experiencias en Madrid y Terrassa ya tienen reflejo en Barcelona, en la Costa del Sol y en Bilbao. Y en Madrid, las mujeres de la Agencia Precaria trabajan junto a la asociación Sedoac por la autoorganización y los derechos de las empleadas domésticas.
Puntos clave en peligro
Las ODS de Málaga y del barrio de Malasaña (Madrid) están pendientes del posible desalojo de sus respectivas sedes, La Casa Invisible y el Patio Maravillas. En el caso de Málaga, la negativa por parte del Ayuntamiento a reconocer la gestión ciudadana de una nave okupada ya ha supuesto desde el curso pasado que las asesorías legales de la ODS se impartan sólo en el local del sindicato CGT. Sin la Invisible peligraría este nexo para el activismo artístico, migrante y precario. Y decenas de alumnos de español, trabajadoras con y sin papeles y b-boys ven amenazada la continuidad de las actividades que realizan en el Patio Maravillas, uno de sus pocos espacios de referencia en el centro de Madrid.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Un-experimento-de-organizacion.html