– Con motivo del éxito de la miniserie sobre la catástrofe nuclear, hablamos con dos fotógrafos que han documentando de cerca los efectos del desastre que paralizó a medio mundo en 1986. – «Al igual que las personas visitan Auschwitz para ver los efectos del exterminio nazi, también deberían visitar Chernóbil para comprobar las consecuencias […]
– Con motivo del éxito de la miniserie sobre la catástrofe nuclear, hablamos con dos fotógrafos que han documentando de cerca los efectos del desastre que paralizó a medio mundo en 1986.
– «Al igual que las personas visitan Auschwitz para ver los efectos del exterminio nazi, también deberían visitar Chernóbil para comprobar las consecuencias de descuidar la energía nuclear», apunta el fotógrafo polaco Arkadiusz Podniesinski, que trabaja en la zona desde el año 2008.
– «Es sorprendente cómo algo sin presencia física detectable sin un instrumento, pueda ser tan dañino», explica sobre la radiación el fotoperiodista David McMillan, que ha visitado el área en 22 ocasiones
Chernobyl se ha convertido en la mejor serie de terror del año cuando ni siquiera forma parte del género. Tampoco es ficción (o no del todo). El desastre nuclear que paralizó a medio mundo en 1986 fue una realidad que todavía hoy lidia con las consecuencias, tanto humanas como naturales, de aquella noche en la que el reactor número cuatro de la central Vladímir Ilich Lenin estalló por los aires. Ardió durante 10 días y contaminó más de 142.000 kilómetros cuadrados, desde Ucrania hasta la ciudad rusa de Briansk, pero podría haber sido mucho peor de no ser por los héroes anónimos que sacrificaron sus vidas para evitar un daño mayor. Chernóbil, entonces parte de la URSS, nunca volvió a ser lo mismo.