Antoni Benaiges fue uno entre los numerosos maestros y maestras asesinados por los golpistas españoles. Los renovadores de las aulas, críticos de un orden social injusto y una cultura retrógrada, quedaron en la mira de las clases dominantes y sus aliados.
Durante la Segunda República española los maestros y profesores se hicieron cargo de la enseñanza sobre bases como el laicismo y la coeducación de ambos sexos.
Y métodos de formación orientados a la constitución del espíritu crítico y la comprensión del mundo con una mirada desprejuiciada. La iglesia fue desplazada de su preeminencia en el campo educativo y se construyeron miles de nuevas escuelas.
De la iniciativa transformadora al fusilamiento.
Benaiges había nacido en Mont Roig del Camps, en la provincia de Tarragona, Cataluña, en 1903. Era un pueblo cerca del Mediterráneo, con varios miles de habitantes. Duro contraste con el poblado burgalés, en el corazón de la árida meseta castellana, en el que fue designado maestro de la escuela en 1934.
Apenas transcurrió un par de años en Bañuelos de Bureba, pueblito de alrededor de 250 habitantes en la provincia de Burgos. Ese tiempo bastó para que Benaiges dejara un rastro imborrable. Era un pueblo sin electricidad ni agua corriente. Y casi incomunicado, porque no había carreteras que pasaran por allí.
El maestro llevaba consigo ideas y prácticas innovadoras, junto con la imprenta y el gramófono, puestos al servicio de la enseñanza. Pronto se granjeó la antipatía del cura párroco y del alcalde,
Escribía también en periódicos de la zona para discutir y divulgar los nuevos métodos educativos. Era de ideas socialistas y estaba vinculado a la Casa del Pueblo de la vecina localidad de Briviesca.
El maestro, asesinado por milicias de Falange, (se cree que el 25 de julio de 1936) se encuentra todavía desaparecido. La provincia de Burgos quedó desde el comienzo en poder de los sediciosos.
Lo arrestaron apenas producida la sublevación, el 19 de julio. Denuncias efectuadas contra él caracterizaban su conducta como “antipatriota y antisocial y mal vista por las autoridades y padres de familia”.
Se supone que fue uno de los sepultados en la fosa común de Montes de la Pedraja, donde se han encontrado los restos de 135 personas. Sólo se identificaron hasta ahora algo más de 20 asesinados y entre ellos no está el maestro.
¿Cómo enseñaba Antoni?
Benaiges ponía en práctica un método pedagógico, llamado Freinet por el apellido de su creador, Célestin Freinet. Éste propiciaba un rol autónomo de los niños, con estímulo de la creatividad y de sus propias acciones, en una atmósfera de respeto y colaboración.
Se buscaba con ese método el desarrollo pleno de sus mejores actitudes, en un vínculo estrecho entre el pensamiento y la acción de niños y niñas. Autónomos y creativos, como autores de su propio aprendizaje.
Un objetivo del método se formulaba como “…que los niños aprendan haciendo y hagan pensando”. Se procuraba así combatir la tendencia a la enseñanza estática y memorística. Y el abandono de la idea de mantener a los niños “atados” a sus asientos en una actitud sumisa y sin otra voz que la concedida por sus maestros al interpelarlos o interrogarlos.
El uso de la imprenta era una de las facetas instrumentales del método Freinet, una herramienta fundamental del proceso de aprendizaje. El maestro catalán adquirió de su bolsillo la máquina y los insumos necesarios y los alumnos pasaron a tener un instrumento con el cual volcar sus búsquedas y reflexiones. Primaba la cooperación en el aula, el intercambio, incluso con niños de otras escuelas
Editaron su propia revista y también “cuadernos de vida” en los que daban a la luz sus experiencias y sentimientos. Creaban así sus propios textos para el trabajo en el aula, en lugar de depender sólo de escritos elaborados por adultos.
En uno de los cuadernos se dedicaron a preguntarse cómo sería el mar. Ninguno de esas niñas y niños criados en la meseta castellana lo conocía. Se titulaba El mar, visión de unos niños que no lo han visto nunca.
El maestro les prometió llevarlos a conocer el Mediterráneo, propósito que avanzó hasta ser truncado por la violencia asesina en julio de 1936.
Las vueltas de la memoria
Durante décadas el recuerdo de Antoni quedó en letargo. Sólo atesorado por familiares y exdiscípulos en España y por integrantes del exilio republicano en México, que lo mencionaban en sus publicaciones. Ya en el siglo XXI, el cine de ficción y documental; el teatro y el libro; fueron canales para popularizar esa historia.
El pueblo de Bañuelos constituyó el 28 de diciembre de 2013 la Asociación Escuela Benaiges, desde la que se ha rehabilitado el edificio de la escuela, convirtiéndolo en museo pedagógico.
La historia del maestro catalán inspiró una película de austera belleza, que alcanzó elevada asistencia de público, El maestro que prometió el mar, estrenada en 2023.
La directora de la realización cinematográfica, Patricia Fon dijo al agradecer un premio en un certamen de Cataluña:. «esta historia no es de un pasado remoto, es de nuestras familias y es muy necesario explicarla…”
Y dedicó la película y los premios que obtuvo a “…todas las personas que buscan a sus familiares desaparecidos, a todas las personas que ayudan a buscar a esos familiares, a todos los maestros de la República, al maestro Antoni Benaiges y a todos los maestros que piensan igual que él».”
El coautor de un libro sobre el maestro de Bañuelos, Sergi Bernal ha escrito:
““No se puede hablar de Antoni Benaiges solamente por la cuestión educativa, este maestro no tuvo la oportunidad de envejecer porque lo asesinaron. Por lo tanto, este es un tema que entronca directamente con la recuperación de la memoria histórica y antifascista. Hay que dar a conocer historias reales de vida de la gente que fue asesinada durante este periodo tan oscuro”.
El franquismo había percibido el potencial cuestionador de las concepciones educativas que apuntaban a cuestionar el orden social, político y cultural existente y se lanzó sobre los maestros y maestras que las profesaban y ejercían.
En muchos casos se contentó con desplazarlos de sus cargos y apartarlos de la enseñanza, como resultado de un proceso administrativo de “depuración”. Algunos fueron encarcelados y hasta asesinados, como Antoni.
Pese a su asesinato, como las autoridades no reconocían su muerte, igual fue sometido al procedimiento de depuración y separado del cargo durante 1939. Un regodeo en la infamia.
Mantener la atención en la figura de Benaiges es al mismo tiempo una reivindicación colectiva de la memoria acerca de los represaliados por el franquismo. Y una defensa de uno de los mejores aspectos de la Segunda República: su política educativa de orientación laica, popular, a menudo con proyección emancipatoria.
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