La celebración de los 500 años de la fundación de San José de Puerto Rico tuvo como invitado de honor al Rey de España, quien, de manos del alcalde de la capital costarricense, recibió las llaves de la ciudad.
La visita del monarca provocó la admiración y el aplauso de cientos de lugareños, pero también el repudio y la desaprobación de otros tantos miles de puertorriqueños que, mediante redes sociales, hicieron conocer su opinión respecto del discurso del Rey. “La conquista española impulsó construcciones y edificaciones que hoy, más de 500 años después, siguen albergando instituciones públicas», sostuvo Felipe ante las autoridades locales, en una sesgada interpretación de lo que significó la colonización de la isla.
El monarca aseguró que «hay que estar orgullosos de la herencia hispana y del modelo que dejó la colonización española en América Latina y el Caribe, porque implicó la creación de instituciones de gobierno, la construcción de universidades, escuelas, hospitales e imprentas».
Felipe habló como si en el trascurso de 500 años desde la fundación de San José no hubiera habido otras interpretaciones de la historia, más allá de la oficial. Desde hace décadas en América Latina existe un creciente rechazo a la festividad del 12 de octubre. O, en el mejor de los casos, la versión oficial de la conquista ha perdido fuerza ante el conocimiento de las matanzas y de las violaciones de las que el Reino de España jamás se responsabilizó. Ya no se conmemora el Día de la Raza o de la Hispanidad, sino el Día de la Diversidad Cultural, una carátula que en la Argentina promueve el análisis y la reflexión respecto de lo que significó la llegada de los españoles para los pueblos originarios.
El de Felipe VI fue un discurso anacrónico. La reivindicación del conquistador en detrimento del conquistado. Un discurso en el que se invisibilizó a las víctimas de la prepotencia española, a los millones de indios masacrados de norte a sur de esta América que ha comenzado a ver la historia desde otros ojos. “España trajo consigo su lengua, su cultura, su credo. Y con todo ello aportó valores y principios”, dijo Felipe sin ruborizarse.
Pocas horas antes de la llegada del titular del Palacio de la Zarzuela, la estatua del primer gobernador de la isla -Juan Ponce de León-, fue derribada por el grupo Fuerzas Libertarias de Borikén. «Ante la supuesta visita del rey de España, Felipe VI, a Puerto Rico, y la escalada de invasores gringos apoderándose de nuestras tierras, queremos enviar un mensaje claro: ni reyes, ni gringos invasores; Borikén es nuestro. Juan Ponce de León, quien fuera el primer gobernador impuesto por la tiranía de España hace más de 500 años, representa lo peor», argumentó el grupo para justificar el derribo de la estatua.
A pesar de los argumentos de quienes ya hace tiempo revisaron la historia de la conquista y saben a ciencia cierta que se trató de un genocidio, el Rey de España se atrevió a manifestar que la llegada de la corona en el siglo XVI sentó las bases del derecho internacional y la concepción de los derechos humanos”.