Un profesor de física de un instituto de Catalunya recibió los primeros días de junio un e-mail de Xavier Kirchner, uno de los padres, acaso la figura esencial del proyecto «Educat 1×1». El correo fue enviado por error. Iba dirigido a otro Jordi, era otro el destinatario, no la persona que finalmente lo recibió. El […]
Un profesor de física de un instituto de Catalunya recibió los primeros días de junio un e-mail de Xavier Kirchner, uno de los padres, acaso la figura esencial del proyecto «Educat 1×1». El correo fue enviado por error. Iba dirigido a otro Jordi, era otro el destinatario, no la persona que finalmente lo recibió.
El texto del correo era breve: informaba de la convocatoria de licitación del portal Empúries, un protoportal que agrupará todas las editoriales privadas de materiales digitales de enseñanza secundaria. De este modo, en ese portal, los padres, madres o tutores podrán adquirir (es decir, comprar) telemáticamente los contenidos digitales, esta es la expresión usada, que sus hijos e hijas utilizarán acaso ya el próximo curso 2010-2011 si están incluidos en el proyecto citado, «Educat 1×1». A todo esto lo llaman «procedimientos TIC», la nueva modernidad educativa tecnológica.
El profesor que recibió el correo no le dio inicialmente la más mínima importancia. Respondió a Xavier Kirchner y le comentó el error del envío. Pero, como el mismo profesor admite, no pudo resistir visitar el enlace [1] que el correo llevaba adjunto. De este modo, supo de la partida presupuestaria pública que le había sido adjudicado al proyecto: 3.593.220,34 € (sin IVA). ¡Más de 3 millones y medio de euros! La convocatoria habla de diseñar, crear, desarrollar y mantener durante dos años un portal de compra. Eso, sólo eso [2]. En opinión del profesor de física, estamos delante de una de las malversaciones de dinero público más evidentes que se han visto nunca. Si no hay errores en la información, la cosa parece tan increíble que se tiende a pesar en fantasmas inexistentes, no le faltan razones.
El Departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya, dirigido por el neoliberal Ernest Maragall, destina esta importante cantidad de dinero para diseñar y mantener una plataforma que se pondrá a disposición de la empresa privada, sin que a los empresarios en cuestión les cueste medio euro. Gratis total. El esfuerzo público al servicio del interés privado. Una nueva usurpación de lo común. Con este dinero público se crea un supermercado virtual del libro telemático donde venderán su producto, y además, según parece, a precios poco razonables.
Sin duda, es ésta la arista más destacable: lo público, sin más matiz ni restricción, al servicio de los intereses privados, otra política concreta del Departament de Educación de un gobierno de izquierdas (¡por favor!). No vale apelar, sería una falacia del tamaño de la distancia Sol-Tierra, que de este modo los padres, madres y tutores de nuestros alumnos e hijos podrán adquirir más fácilmente los libros electrónicos de sus hijos. El portal, no es necesario decirlo, si fuera el caso pertinente, debería haber estado realizado y mantenido por las propias editoriales, las que van a hacerse con el beneficio.
Insisto nuevamente hasta el cansancio: lo privado en el puesto de mando de las orientaciones esenciales del neoliberal Ernest Maragall, el peor, con diferencia, de todos los consellers de Educación en estas tres décadas de Generalitat restaurada.
El nudo esencial de crítica, desde luego, independientemente del importe. Aunque el presupuesto hubiera sido, pongamos, de 500 euros. No es la cantidad el punto básico. Pero hay otra arista que también merece ser destacada.
Conjeturamos un precio, no hablo del valor, de lo que cuesta diseñar y crear un portal de estas características. Exagero ad limitem, mis compañeros informáticos me han ilustrado: 300.000 euros, una cantidad imposible, es mucho menor el precio real. Supongamos que el mantenimiento durante dos años, «las 24 horas del día» (¡qué estupidez postmoderna!), del portal necesitara de cinco grupos de trabajadores formados cada uno de ellos por tres informáticos (otra notable exageración, seguro que la estrategia empresarial será muy otra). Supongamos igualmente que el salario de estos quince informáticos, incluyendo seguridad social y demás partidas, fuera anualmente de 50.000 euros (nada más lejos de la realidad, puedo asegurárselo por experiencia directa). Pues bien, el importe total del diseño, creación y mantenimiento del portal sería de: 300.000 euros + 750.000 euros x 2 = 1.800.000 euros. La diferencia entre el presupuesto y este importe ficticio (en realidad, menor que la mitad del cálculo indicado), más de 1.700.000 euros (¡casi 300 millones de las antiguas pesetas!) son beneficios de «la iniciativa empresarial» (¡qué iniciativa!), el (in)justo penique del que hablaba Brecht.
La indignación del profesor se entiende, sólo se puede compatir y elogiar su indignación y la difusión de la noticia. Lo público al servicio de los intereses privados como lema político básico, bajo la orientación de un conseller que debería haber sido cesado hace tres años y medio. Y, por si fuera poco, el robo de los bienes públicos, en cantidades estratosféricas.
No estoy en condiciones de apuntar nada sobre las probables conexiones políticas de la empresa que se hará cargo del proyecto. Podemos temernos lo peor, es decir, lo usual: mis amigos, y los amigos de mis amigos, son mis colegas.
El profesor que ha denunciado el caso ha hecho un llamamiento a la protesta, a la rebeldía, a la manifestación concreta de la indignación que podamos sentir ante este nuevo desaguisado Le sobran razones para ello. Hay que sumarse a su justa iniciativa.
Notas:
[1] http://elracodelafalsa.blogspot.com/2010/06/ja-nhi-ha-prou.html
[2] El profesor de física añade que «la indignación es enorme cuando recuerdas que tan sólo hace dos años» un alumno de su instituto, Xavier Casahuga (el profesor da su nombre para dejar constancia que no es ningún farol) ganó un premio de la fundación Lacetània por desarrollar precisamente un portal virtual de compras. Fue su trabajo de investigación de segundo de Bachillerato.
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