«Mientras estábamos jugando a los naipes y bebiendo un whisky, surgió la idea de ir a una casa iraquí, violar a una mujer y matar a su familia». Ése es la declaración del sargento Paul Cortez, de 23 años, uno de los militares acusados en el proceso que se abrió el domingo en Bagdad por […]
«Mientras estábamos jugando a los naipes y bebiendo un whisky, surgió la idea de ir a una casa iraquí, violar a una mujer y matar a su familia». Ése es la declaración del sargento Paul Cortez, de 23 años, uno de los militares acusados en el proceso que se abrió el domingo en Bagdad por un supuesto caso de violación y asesinatos ocurridos en la ciudad de Mahmudiya (30 kilómetros al sur de Bagdad) el pasado mes de marzo. Dos agentes especiales del Ejército de Estados Unidos empezaron a relatar ayer las versiones de los hechos dadas por de tres militares en un proceso que debe decidir si son llevados a un consejo de guerra y condenados a muerte.
El agente especial Benjamin Bierce refirió al tribunal el resultado de su entrevista con James Barker, uno de los acusados. Según Barker, los soldados encerraron a un matrimonio y a su hija de seis años en una habitación de su casa y se quedaron en el salón con la hija mayor, de 14 años. Barker le sujetó las manos y el sargento Cortez la violó o «lo intentó». Luego los dos intercambiaron posiciones y Barker intentó violar a la joven, aunque tampoco recuerda si lo consiguió. Entonces Barker oyó disparos en la habitación donde estaba la familia, de donde salió el soldado Steven Green, quien sí violó a la chica mientras la sujetaba Cortez. Después Green regresó con un fusil de asalto AK-47 y disparó a la adolescente, relató Barker.
Green, de 21 años, no comparece en el proceso de Bagdad. Se enfrenta a los mismos cargos de violación y asesinato múltiple ante un tribunal federal de EE UU. Este soldado fue expulsado del Ejército por sufrir trastornos de la personalidad y se declaró inocente en su momento.
En Bagdad son juzgados Barker, de 23 años; Cortez, de la misma edad, y Bryan Howard, de 19 años. Asimismo, un quinto militar, el sargento Anthony Yribe, es acusado de negligencia y de haber redactado un informe falso.
Estatuto de inmunidad
El caso, el quinto abierto por el Ejército estadounidense en Irak por crímenes cometidos por sus soldados contra la población civil, ha desatado la cólera de los iraquíes. El primer ministro, Nuri al Maliki, ha llegado a pedir que se revise el estatuto de inmunidad del que se benefician los soldados extranjeros en Irak.
El capitán Jimmie Culp, abogado de la defensa, hacía globos con su chicle ayer en Bagdad
mientras Yribe, sentado a su izquierda, chupaba una piruleta. El tribunal escuchó también el testimonio del médico iraquí que examinó el cadáver de Abir Kasim Hamza al Yanabi. La chica de 14 años, estaba desnuda y quemada de cintura para arriba. Presentaba un impacto de bala debajo del ojo izquierdo.
Después del relato de Barker, el tribunal pasó a escuchar el de Cortez. El soldado precisó que Barker dijo a la joven que se callara cuando acabaron de violarla. Barker confesó que le echó queroseno de una lámpara sobre la chica, aunque no quedó claro quién fue él que le prendió fuego.
En declaraciones posteriores firmadas por Barker, el militar cuenta que el día de los hechos, él estaba reunido con Cortez, Spielman y Green jugando a los naipes y bebiendo whisky mezclado con una bebida energética. Después se dirigieron hasta la parte posterior del puesto de control donde estaban destacados, para jugar al golf. Entonces Green afirmó ante sus compañeros que tenía ganas de entrar en una casa y matar a algunos iraquíes. Después de la violación de la joven y el asesinato de sus padres y su hermana, Barker se puso a asar alas de pollo, según recuerda en sus declaraciones.
Por otra parte, los combates y los atentados se cobraron ayer la vida de unas 30 personas en el país. El atentado más sangriento ocurrió en la ciudad de Samarra, a unos 100 kilómetros al norte de Bagdad. Allí murieron nueve personas y otras 10 resultaron heridas cuando un terrorista suicida hizo explotar su carga explosiva en una comisaría. Otros seis civiles murieron en otro atentado contra la policía en Faluya. La causa fue una bomba escondida cerca de una carretera, cuyo objetivo era una patrulla de agentes iraquíes.
En Balad Riz, a unos 50 kilómetros de Bagdad, seis soldados iraquíes murieron y 15 resultaron heridos por los disparos de hombres armados en un punto de control. Según la policía, murió también uno de los asaltantes. Cerca de Jalis, también en el norte de Bagdad, un atentado con bomba contra un microbús dejó cuatro muertos y siete heridos graves.
Ocho personas más, entre ellas tres civiles, murieron en tres actos de violencia en Muktadiya, Yan Banu Saad y Ciudad Sáder, cerca de la capital.
Fuente: Reuters/El País