Tan importante son sus objetivos como el método para su elaboración. Debemos rechazar un método reformista, de arriba hacia abajo, carente del protagonismo de la militancia de base.
Por el contrario, una candidatura que se precie de marxista-leninista debe fraguarse, desde abajo hacia arriba.
La dirección del PCE ha convocado el XXI Congreso con el compromiso de proceder entre noviembre y diciembre próximo a la aprobación de las normas, el calendario, el reglamento y los documentos a debate.
El proceso congresual se inicia con la convocatoria de este, de acuerdo a lo establecido en el artículo 51.2 de los Estatutos, «abriendo un debate en todas las organizaciones», sin más limitaciones que la del respeto al principio de la democracia interna inserto en la normativa estatutaria.
Resulta evidente la necesidad de construir una candidatura para el próximo Congreso del PCE que logre una profunda renovación de la dirección del PCE capaz de convertirlo en un partido marxista-leninista, consecuente defensor de los intereses obreros y populares desde la movilización en la calle y en los centros de trabajo, y también desde las instituciones representativas, sin ataduras a gobiernos neoliberales. Un PCE que apueste por el sindicalismo de clase y combativo, desde dentro y desde fuera de los sindicatos, cuyas direcciones se doblegan hoy al capital con la práctica del pacto social, y que promueva, al mismo tiempo, un amplio protagonismo ciudadano en un proceso constituyente republicano que dote de amplios derechos y libertades democráticas a nuestro pueblo. Un PCE, asimismo, respetuoso con sus Estatutos y su programa congresual y que trabaje, además, en la reincorporación de los miles de comunistas que lo han abandonado, en la unidad interna de los comunistas y en el estímulo a la afiliación de las nuevas generaciones de jóvenes.
Para la puesta en marcha de esta candidatura al XXI Congreso del PCE, tan importantes son sus objetivos como el método que sigamos para su elaboración. Debemos rechazar un método reformista, de arriba hacia abajo, carente del protagonismo de la militancia de base. Entre la forma y el fondo existe una relación dialéctica. Un procedimiento reformista en la elaboración de la candidatura la empuja hacia objetivos de la misma naturaleza.
Por el contrario, una candidatura que se precie de marxista-leninista debe fraguarse desde abajo hacia arriba. Contamos con la experiencia negativa de los intentos por conformar una candidatura de este tipo en el proceso congresual anterior que se hizo, no lo olvidemos, mediante este método reformista, de arriba hacia abajo. No repitamos ahora ese error. Necesitamos una candidatura forjada con trabajo comunista.
En concreto, ¿cómo podemos elaborar una candidatura de este tipo? Pensamos que el primer paso lo podría constituir un comunicado, a modo de carta de presentación, suscrito por una o dos docenas de militantes distribuidos entre las diferentes comunidades autónomas, que constituyera un llamamiento a la militancia de base para la construcción de esa candidatura.
Este documento inicial transmitiría la voluntad de los firmantes por promover una candidatura conforme a los Estatutos del Partido, interesando a sus destinatarios para que expresen, de manera individual o a través de sus núcleos, su opinión acerca del contenido programático que deberá fundamentar la candidatura. Los Estatutos del Partido nos dicen que convocado el Congreso se abre un debate en todas las organizaciones. Si el XXI Congreso ha sido convocado, ¿por qué no abrimos un debate en todas las organizaciones del Partido para levantar esta candidatura? Ya lo he dicho, junto con otros militantes: «¡Camaradas! ¡Es la hora de la militancia del PCE! No podemos ni queremos ser espectadores de la liquidación del Partido. Queremos ser protagonistas de la recuperación de ese PCE marxista-leninista que tanto necesita nuestra clase obrera y nuestro pueblo. La tarea no puede demorarse. Es preciso actuar desde ya.»
Las diferentes aportaciones de los/las camaradas se recogerían por este colectivo de militantes durante un periodo no más allá de primeros de noviembre próximo. A partir de ese momento, teniendo en cuenta las propuestas planteadas, se elaboraría el documento de la candidatura que se volvería a someter a la consideración de la militancia, previa difusión en el seno de todas las organizaciones del Partido. Es entonces cuando debería abrirse un procedimiento democrático, de acuerdo con las normas del XXI Congreso, para elegir a la militancia que conforme la lista de la candidatura.
El objetivo fundamental de la candidatura debe ser el de construir un polo de referencia inequívocamente comunista en el seno de la organización, durante y después del XXI Congreso. Si además se consigue que esta candidatura sea la más votada en el evento congresual, mejor que mejor.
Tampoco debemos olvidar el error cometido en el XX Congreso de pactar con una candidatura reformista. A la vista tenemos las funestas consecuencias que se derivaron. No repitamos esta equivocación.
El próximo XXI Congreso del PCE debe ser, por tanto, el congreso de una militancia que no renuncia a dotarse de una dirección consecuentemente marxista-leninista. Pongámoslo en marcha de abajo hacia arriba.
Una candidatura para el XXI Congreso del PCE – Hojas de Debate (hojasdebate.es)
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