I. Carta de Josep Carbonell [1]. «Lo mata todo». El Periódico, 11 de junio de 2010. Barcelona, pel medi ambient. Este es el eslogan que lucía un pequeño vehículo cisterna ante el cual un empleado con una manguera iba regando el suelo en el parque de la Ciutadella. Me acordé de que mi hijo, enfermo […]
I. Carta de Josep Carbonell [1]. «Lo mata todo».
El Periódico, 11 de junio de 2010.
Barcelona, pel medi ambient. Este es el eslogan que lucía un pequeño vehículo cisterna ante el cual un empleado con una manguera iba regando el suelo en el parque de la Ciutadella. Me acordé de que mi hijo, enfermo de síndrome de fatiga crónica (SFC) y de sensibilidad química múltiple (SQM), me dijo hace tiempo que no podría volver al parque, ya que algo presente en el ambiente le perjudicaba. Me acerqué al empleado y le pregunté qué sustancia estaba aplicando. Amabilísimo, me lo explicó todo: «Es un herbicida, Roundup, que lo mata todo y es el más económico. Ya sabe usted que las empresas miran la pela y este producto es el más eficaz y a un coste más bajo. Y, la verdad, gastamos mucho».
A menudo, haciendo referencia a los enfermos de SQM y SFC desde ámbitos científicos, se ha usado la analogía del canario del minero, aquel animal que se usaba para detectar gases tóxicos en el interior de las minas. El canario del minero lo pagaba con su vida. Los afectados por estas enfermedades lo pagan con su sufrimiento diario y con el abandono y el desprecio salvaje que reciben de la Conselleria de Salut y de la Acció Social. Mientras tanto, seguimos rociando los parques con productos que «lo matan todo»
II. Réplica medioambiental
Herbicida autorizado, 14 de junio.
Jaime Costa Vilamajó
Doctor ingeniero agrónomo. Monsanto Agricultura España, SL. Madrid
Hemos visto con sorpresa las alegaciones del señor Josep Carbonell Mestre en su carta «Lo mata todo», publicada el 11 de junio, achacando extrañas dolencias al uso de un herbicida de baja peligrosidad. El herbicida Roundup ha sido autorizado durante los últimos 35 años sin evidencia de efectos adversos en personas y en el medioambiente, cuando se usa de acuerdo con la etiqueta autorizada.
En 1992 fue perfeccionado en una formulación no clasificada como producto irritante y sin potencial sensibilizador, que es precisamente la que ha sido empleada en el parque de la Ciutadella, sin que tengamos constancia de efectos adversos sobre personas y animales. No tenemos noticias de que las sospechas referidas por el señor Carbonell hayan sido denunciadas ni en el ayuntamiento ni ante los que realizaron la aplicación, pues las habrían transmitido al fabricante (Monsanto).
Comprendemos que ningún padre puede permanecer insensible ante la dolencia de un hijo, pero son los médicos, y no los prejuicios, los que deben guiar su actuación para superar el problema. Un herbicida es un producto activo sobre malezas indeseables que solo está autorizado cuando su uso no presenta riesgos para personas y organismos. Su empleo en forma de aplicaciones dirigidas sobre las malezas molestas puede sustituir las labores mecánicas y manuales más lentas, penosas y caras, contribuyendo a la visibilidad y seguridad de los espacios públicos, como los jardines [cursivas del editor].
III. Réplica de Josep Carbonell Mestre, 14 de junio de 2010.
Querría responder sucintamente las alegaciones publicadas a El Periódico el 14 de junio, por el Sr. Jaime Costa, representante la empresa Monsanto:
– Mi carta no contenía alegaciones, sino simplemente descripción de hechos.
– En mi carta no se establece, en ningún momento, relación de causa-efecto entre el herbicida de Monsanto aplicado en el Parc de la Ciutadella y la enfermedad de mi hijo, que probablemente es muy anterior a esta aplicación. Lo que dice la carta -si se lee con la mínima atención- es que mi hijo, como todas las personas que sufren Sensibilidad Química Múltiple, se ve afectado por la presencia de tóxicos de forma claramente perceptible, mientras que para el resto de personas esta toxicidad puede pasar inadvertida. Son «el canario del minero».
– En ningún momento he dudado de que este herbicida esté autorizado. El Roundup está autorizado, como lo estuvo el lindano en la composición de una conocida loción para eliminar los piojos y que aplicábamos en la cabeza de nuestros hijos, o como lo estuvo el hexaclorofeno en las rayas rojas de un conocido dentífrico con el cual nos restregábamos los dientes. Que está autorizado significa, sólo, que está autorizado. De ninguna manera es una garantía de que sea inocuo.
– Creo que la población tiene el derecho de conocer cuál es la composición de aquello que respira y cuáles son las sustancias que se utilizan a las «zonas verdes». Sobre el potencial tóxico del Roundup no he hecho ninguna referencia. Existe suficiente documentación en la red (que no tiene su origen en el prejuicio) para que cada cual lo valore y opine.
Notas:
[1] Fuente: http://beta.elperiodico.es/es/
[2] http://www.elperiodico.es/es/
[3] Carta que Josep Carbonell envío el lunes 14 de junio a El Periódico como respuesta a la carta de Monsanto.
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