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La huelga de los trabajadores de la Administración en Barcelona

Una ciudad, pletórica de manifestantes que combaten por causas justas y resisten inmisericordes ataques neoliberales, saca lo mejor de sí misma

Fuentes: Rebelión

Primera plana: noticia destacada: «El drástico plan de ajuste alemán amenaza el crecimiento europeo». Fotografía central: la plataforma de la BP hundiéndose en el Golfo el 20 de abril, advirtiendo, eso sí, que la campana instalada por la multinacional sobre la principal rotura empieza a dar resultados. Sin más concreción. Información sobre la ocho condenas […]

Primera plana: noticia destacada: «El drástico plan de ajuste alemán amenaza el crecimiento europeo». Fotografía central: la plataforma de la BP hundiéndose en el Golfo el 20 de abril, advirtiendo, eso sí, que la campana instalada por la multinacional sobre la principal rotura empieza a dar resultados. Sin más concreción. Información sobre la ocho condenas leves por la catástrofe de Bhopal de 1984. Tres informaciones en el margen de la derecha. La primera «El Eurogrupo exige a España la reforma laboral y la del sistema de pensiones». Con subtítulo: «El Gobierno hará más ajustes si es necesario». Segunda noticia: «Rebelión de alcaldes catalanes contra el recorte del crédito». La tercera información, vale la pena no perderse el concepto, la idea básica: «Irán incrementa la tensión con el envío de dos buques con ayuda para Gaza» ¿Irán incrementa la tensión por intentar ayudar a la población de Gaza? Dejémoslo, no vale la pena.

Dos noticias más debajo de la cabecera. Una, muy novedosa, de enorme importancia, nunca había sido leída hasta la fecha: «Rafael Nadal: ‘Siempre he jugado al límite». La segunda es de libro: inculcación ideológica, generación del consenso en estado (im)puro: «Copago para disuadir no para recaudar. La política de hacer pagar al paciente se extiende por Europa».

Son los titulares del periódico global en español de 8 de junio de 2010. Pero, ¿no había ese mismo día una convocatoria de huelga de los trabajadores de la Administración? ¿No es esta una noticia que merezca ser destacada en primera plana? Pasemos página, pasemos de las estrategias político-culturales del diario de la derecha sin tapujos ni brocales.

Cambio de escenario, que no temático. Santiago Carrillo, en declaraciones a la SER si no ando errado: no debe convocarse una huelga general, ni siquiera una huelga de trabajadores de la Administración, porque con ello se hace el juego a la derecha y se lesiona al gobierno Zapatero. Hay que convocar una huelga general europea, apuntó el ex secretario general. Lo que no comentó el actual militante del PSOE es por qué una huelga general europea no iba en contra de las políticas económicas de los gobiernos nacional, cómo era posible una huelga de estas características, tan importante y necesaria sin duda, sin calentar motores, sin detectar el ánimo de resistencia de las gentes, sin probar a los gobiernos nacional-estatales el estado de rebeldía de sus ciudadanías y, presuponiendo además, que gobiernos como el gobierno Zapatero no podían obrar de otro modo, que no es ésta en el fondo su intención, que cuando habían podido su política era otro muy distinta, que los mercados, nos guste o no, mandan. La política sanitaria catalana, seguida e impulsada por el supuesto gobierno tripartito de izquierdas, es una prueba nítida que refuta, que debería refutar para siempre, esa falsa creencia. Ibidem respecto a su política educativa.

Pasemos también página de las declaraciones del ex secretario. No merecen mucho desgaste de fósforo.

Lo que importa. Más allá de cifras de huelguistas, la lucha de clases también juega su papel en este ámbito, la jornada de lucha de este 8 de junio ha conseguido en Barcelona una de las manifestaciones más concurridas de estos últimos años. Y con diferencia.

Sin gritos favorables a la derecha a pesar de la presencia de grupos de funcionarios conservadores, reclamando vindicaciones justas: no a los recortes salariales, no a las agresiones neoliberales en aumento, no al desmantelamiento del escaso Estado de bienestar que hemos conseguido tras años y años de esfuerzos y lucha. Etcétera. Están han sido las líneas abonadas durante unas cuatro horas en una ciudad que ha dejado ser momentáneamente la «millor botiga del món» y se han convertido en ciudad resistente, lo que siempre fue, en justa punta de lanza contra el despiadado neoliberalismo cubierto con los ropajes políticos que quiera usar.

Si cabe una objeción, cabe señalar que no es necesario ni conveniente que las disputas sindicales, legítimas sin duda, irrumpan en las manifestaciones públicas y que hoy, acaso más que nunca, la unidad sindical con contenido, con sustancia y vindicaciones razonables, es más necesaria que nunca. A pesar de las diferencias, a pesar de las críticas que podamos realizarnos unos a otros Es la sal de nuestra tierra, es el nudo esencial para que la rebelión de los trabajadores pueda seguir incrementando sus ritmos, aunar más fuerzas y alcanzar nuevos estadios. El desánimo no es un plato que frío se sirva mejor.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.