Seguramente muchas editoriales y muchos comentaristas de este lado rico del mundo, dirán que el nuevo texto constitucional para Bolivia, se trata de un documento populista, como todo lo que hay detrás de las propuestas de Evo Morales (después de muchas décadas de gobiernos en manos de la minoría blanca, el primer Presidente indígena). Yo […]
Seguramente muchas editoriales y muchos comentaristas de este lado rico del mundo, dirán que el nuevo texto constitucional para Bolivia, se trata de un documento populista, como todo lo que hay detrás de las propuestas de Evo Morales (después de muchas décadas de gobiernos en manos de la minoría blanca, el primer Presidente indígena).
Yo he prestado atención al tratamiento que la nueva Constitución da a los temas agrarios, y sólo puedo calificarlos de coherentes. Pensemos que hablamos de un territorio que cuenta con un gran potencial en su agricultura, con grandes riquezas en su subsuelo y es uno de los países más ricos del mundo en diversidad biológica. Pero por el contrario un 80% de las gentes que viven en el medio rural son pobres, por lo cual el tratamiento de dicho capitulo me parece fundamental.
Sus planteamientos piensan en la lógica del campo no en la lógica monetaria. El texto orienta en favor de políticas que generen empleo campesino, que sean respetuosas con el medio ambiente y en la producción, finalmente, de alimentos de calidad para su población. Hay algunas medidas, que quiero destacar. Se prohíbe el latifundio, estructura colonial culpable de tantas injusticias rurales, para dar prioridad a las pequeñas parcelas y a la propiedad comunitaria. Se redistribuirán (mejor expresado sería, se restituirán) tierras del estado a aquellas comunidades que las necesiten, siempre bajo la premisa de «tierra para el que la trabaja, y de forma sustentable», no para la especulación. Atendiendo, por cierto, también a promover políticas dirigidas a eliminar todas las formas de discriminación contra las mujeres en el acceso, tenencia y herencia de la tierra . Se marcan políticas de soberanía alimentaria, es decir políticas agrarias dirigidas a impulsar y hacer viables la pequeña agricultura familiar orientada hacia el mercado nacional, algo que Europa y EEUU han venido defendiendo para ellos históricamente. Y como para impulsar la agricultura a pequeña escala, no tienen ningún sentido, pero si muchos peligros, la Constitución prohíbe el uso de transgénicos. Por último el aprovechamiento de los recursos natura Ies renovables deberá ser siempre sustentable, es decir, se podrán establecer medidas para asegurar su preservación, conservación, recuperación y restauración. Ecologismo de los pobres, ecologismo indígena, que caminan con cuidado por encima de su tierra.
Gustavo Duch Guillot
Director de Veterinarios Sin Fronteras
tel 616114005