La época que viene no necesita ilusos, sino una organización y una empatía que no hemos sabido crear, y ahí está el mayor reto
Tras casi cinco años, muchas y muchos imprescindibles conocidos, unas cuantas tardes de cañas y dos libros publicados, lo único malo que puedo decir de Contexto es que, en este desierto —de momento, mediático—, ser un oasis es muy difícil. Pero CTXT cumple una década. Si en diez días se podía estremecer al mundo, imaginen en diez años. En realidad, imaginar no es necesario, de momento. Primero toca recordar.
El Acuerdo de París se selló en 2015, y parecía que podíamos estar ante algo verdaderamente transformador. Al año siguiente, Trump resultaba elegido, contra todo pronóstico, como el 45º presidente de Estados Unidos, y cumplía con su amenaza de sacar al país más crucial del acuerdo más importante de la historia reciente.
Eso sí, sus acciones y declaraciones (el cambio climático es un invento de los chinos, etc.) nutrieron de rabia creativa a esas movilizaciones históricas de 2018 y 2019, que sacaron a la calle a millones de personas en todo el mundo, y que solo un evento imprevisto, la pandemia, pudo frenar. Imprevisto, porque no era imprevisible.
Trump sacó al país más crucial del acuerdo más importante de la historia reciente
Ya en 2021, puedo hablarles de algo que me tocó vivir en primera persona. Un mediodía de agosto, un pequeño medio que presume de llegar tarde a las noticias, publica la filtración de una parte del informe climático más relevante del planeta. El resumen para políticos del IPCC (Grupo III), antes de que sea modificado por los lobbies y gobiernos para diluir su contenido. Se trata, además, de la parte más propositiva del informe.
En un par de días desde la publicación, ya se pueden sentir las réplicas. Y cuando lo publica The Guardian, todo cambia. Der Spiegel, la Universidad de Yale, decenas de medios de distintos países republican la exclusiva de CTXT pese al silencio absoluto en «nuestros medios» (que tardaron más de diez días, los que se dignaron) sobre el trabajo de un periodista español en un medio español, que, por lo que sea, da la vuelta al mundo. CTXT citado en las grandes cabeceras. Va por usted, Florentino.
Ese informe filtrado por la propia comunidad científica es una de las razones tras el levantamiento «en armas pacíficas», y en medio mundo, de una parte de la comunidad científica que está harta de que no se haga casi nada ante un reto que pone en peligro la propia vida en la Tierra, tal y como reconoce el mismo informe del IPCC. El profesor, escritor, matemático y poeta Jorge Riechmann, la ambientóloga Marta García Pallarés, el ecólogo Fernando Prieto o yo mismo pasaremos, con otras personas, por el trago de visitar a la justicia de esta democracia plena, y lo haremos por una acción que no sólo no causó ningún daño, sino que buscaba proteger todo lo que está en juego.
Aún tenemos a negacionistas del caos climático antropogénico gobernando países de Europa
El juez lo va a tener complicado. Desde aquella acción de 2022 se ha acelerado todo: la temperatura oceánica está absolutamente desbocada, y los fenómenos extremos se suceden cada vez con mayor frecuencia y virulencia. El Mediterráneo, que fue un lugar propicio para el inicio de las civilizaciones hace doce mil años, va a dejar de serlo pronto. Y llegamos al momento actual. Ese previo a El otoño de la civilización y ¿El final de las estaciones?, en el que, pese a que las evidencias son incontestables y los efectos palpables, aún tenemos a negacionistas del caos climático antropogénico gobernando países de Europa, comunidades autónomas en España y platós de televisión por todas partes.
Por si fuera poco, el fascismo que nunca se fue está empezando a mutar de un estado latente a otro más patente. Meloni o Milei siempre estuvieron ahí, y Trump asoma la patita de nuevo. Abrió esta década climática y quizá la cierre. Permítanme ser claro, aunque el Partido Demócrata sea mayoritariamente la vergüenza progenocidio que es, Trump no es mejor. Es peor, en casi todo.
Y ahora es cuando tocaría imaginar. Ante la constatación de que lo que hay no sirve, deben surgir nuevas ideas. El decrecimiento es cada vez menos tabú y más real (si la reina Letizia me permite el chiste). Encuentros en el Parlamento Europeo de varios días, becas a los mejores investigadores para que pongan en práctica lo que saben: el panorama, aunque los ataques también son crecientes, comienza a mejorar.
La década que nos espera no necesita ilusos sino una organización y una empatía —al menos entre los que estamos en el lado de los fusilables— que no hemos sabido crear, y ahí está el mayor reto. Al entretenernos en disputas y peleas se crean unos espacios por donde los malos acaban pasando. Y esta vez sí tocaría de verdad que no pasaran. O ese desierto al que vamos a toda prisa, y que quizá aún se podría revertir con valentía, irá tragándose todo lo que amamos.
Juan Bordera es colaborador de CTXT desde 2018 y coautor de los libros “El otoño de la civilización” y “¿El final de las estaciones?”
Esta pieza forma parte del libro CTXT, una utopía en marcha, en el que sesenta y siete firmas hablan sobre los primeros diez años de funcionamiento de la revista y su contexto político. Se puede comprar aquí.