Ciudad Juárez alcanzó entre activistas humanitarios el mote de «la capital de los femicidios» por las casi 400 mujeres asesinadas en esa urbe mexicana en los últimos 13 años. Pero esta tragedia se extiende por el resto del país y cruza la frontera hasta Guatemala y El Salvador. Datos oficiales indican que, en promedio, […]
Ciudad Juárez alcanzó entre activistas humanitarios el mote de «la capital de los femicidios» por las casi 400 mujeres asesinadas en esa urbe mexicana en los últimos 13 años. Pero esta tragedia se extiende por el resto del país y cruza la frontera hasta Guatemala y El Salvador.
Datos oficiales indican que, en promedio, 1.000 mujeres fueron asesinadas por año entre 1995 y 2005 en México, con 103 millones de habitantes, y en la lista de los principales lugares donde se registraron esas muertes no aparece Juárez, sino Toluca, la ciudad vecina a la capital, y Guadalajara, en el central estado de Jalisco.
En tanto, en la vecina Guatemala, cuya población es de 11,2 millones de personas, las víctimas femeninas fatales sumaron 566 sólo en los primeros 10 meses de este año, mientras que en El Salvador, con 6,5 millones de habitantes, llegaron a 286 entre enero y agosto.
A pesar de esta gran cantidad de casos en los tres países en general, es Ciudad Juárez la que atrapa la atención internacional y es objeto de múltiples denuncias e informes de agrupaciones de defensa de los derechos humanos, de investigaciones de relatores de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), así como de libros, películas y documentales.
«Lo de Juárez es como un hito por todas las denuncias y movilizaciones que los femicidios allí generaron, pero en otras ciudades de México y en particular en Guatemala, la situación ahora es gravísima, mucho peor», dijo a IPS Teresa Rodríguez, directora del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem) para México, América Central, Cuba y República Dominicana.
«Estamos muy preocupados por estos asesinatos que quedan en su mayoría impunes», señaló la funcionaria de la ONU, que en 1999 instituyó el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
«Hay una cultura que sigue admitiendo estas situaciones y no lo podemos tolerar, por eso hay que combatir y prevenir con políticas, pero, además, como ha sucedido en Ciudad Juárez, hay que exponerlo, denunciarlo y decir que no es normal que haya estas muertes y que tampoco es normal la violencia contra las mujeres y la niñas», expuso.
Femicidio (también se usa feminicidio) es una palabra de reciente acuñación que describe el homicidio de una mujer por motivos de género y que en ocasiones va acompañada de violencia sexual.
En Ciudad Juárez, lindante con la localidad estadounidense de El Paso, se cometieron de 1993 a la fecha alrededor de 400 asesinatos, en 78 de los cuales hubo violencia sexual, según los informes oficiales.
La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Relacionados con los Homicidios de Mujeres, creada por el gobierno mexicano de Vicente Fox, señaló en un informe de febrero que en Ciudad Juárez no hay ningún patrón de asesinatos seriales, tal como lo habían denunciado grupos humanitarios.
Además, se indica en el texto que 125 mujeres murieron en sus propios domicilios a manos de familiares o amigos.
Según estimaciones de Unifem, entre 20 y 30 por ciento de los asesinatos de mujeres en México y en América Central son cometidos por sus parejas o familiares.
En el caso de Juárez, la edad de casi todas las asesinadas estaba en la franja de 15 a 30 años, y muchas de ellas eran de estratos sociales pobres que trabajaban en maquilas, como se llaman las zonas francas de fabricación de productos para exportación.
En Ciudad Juárez, como en otras localidades mexicanas sobre la extensa frontera con Estados Unidos, se concentran ese tipo de fábrica que operan sin obligaciones impositivas y donde se arman productos con insumos importados. La fuerza de trabajo de las maquilas está formada en su mayor parte por mujeres jóvenes.
Aunque en Guatemala el contexto es otro, los asesinatos se parecen a los registrados en México. Allí, la diputada Nineth Montenegro, presidenta de la Comisión Legislativa de la Mujer, confirmó el día 20 que 566 mujeres fueron victimadas fatales en su país de enero a octubre.
Los femicidios en ese país son atribuidos sobre todo al narcotráfico, el crimen organizado y a las pandillas juveniles. Montegro señaló que «en la mayoría de muertes no se llega a conocer el móvil y se observa la poca importancia que se le da al tema que se está generalizando e instaurando a nivel social». La directora de Unifem advirtió que aún falta mucho camino que recorrer para frenar los asesinatos de mujeres y prevenirlos. «Es necesaria una mayor preparación de la justicia y de la policía, sectores que en el caso de América Central están especialmente rezagados, aunque ya hay proyectos en marcha al respecto», apuntó.
En el documento titulado «Estudio a fondo sobre todas las forma de violencia contra la mujer», publicado en julio por la ONU, el caso de Juárez apareció mencionado por enésima vez, pero también surgió el de Guatemala. «El feminicidio tiene lugar en todas partes, pero la escala de algunos casos en contextos comunitarios -por ejemplo en Ciudad Juárez y Guatemala- ha atraído la atención sobre este aspecto de la violencia contra la mujer», señala el informe.
En consonancia, por lo denunciado por organizaciones humanitarias y de mujeres específicamente, el foro mundial apunta en ese documento a «que la impunidad de ese tipo de crímenes es uno de los factores fundamentales en dichas situaciones».
El informe no menciona el caso de El Salvador, pero allí también hay una situación grave.
Entre enero y agosto se reportaron 286 casos de mujeres asesinadas en ese país, al sur de Guatemala, lo cual implica un aumento en el promedio anual de muertes, que entre 2001 y 2005 llegaron a 1.320, según una investigación de la no gubernamental Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos.
Un 60 por ciento de esos crímenes, cometidos en su mayoría en el entorno familiar, permanecen impunes.
Rodríguez, de Unifem, espera que la exposición y denuncia sobre los femicidios en El Salvador, Guatemala y varias ciudades mexicanas anime a generar nuevas acciones y programas desde la sociedad civil y los gobiernos, pues lo que esta pasando «es totalmente inaceptable».