Desde febrero de 2003, es la primera vez que un llamamiento para una acción internacional, con una fecha determinada, tiene un éxito como este. En el Estado español, desde donde se convocó la acción, centenares de miles de personas se manifestaron en las calles de cerca de 80 ciudades, siendo en Madrid más de 200.000. […]
Desde febrero de 2003, es la primera vez que un llamamiento para una acción internacional, con una fecha determinada, tiene un éxito como este. En el Estado español, desde donde se convocó la acción, centenares de miles de personas se manifestaron en las calles de cerca de 80 ciudades, siendo en Madrid más de 200.000. [1] Estas acciones se han desarrollado en los cinco continentes. Más de 80 países y cerca de un millar de ciudades y pueblos han visto desfilar a centenares de miles de jóvenes y adultos que protestaban contra la gestión que hacen los gobiernos de la crisis económica internacional, que corren al rescate de las instituciones privadas responsables del desastre y que se aprovechan de ello para reforzar las políticas neoliberales: despidos masivos en los servicios públicos, recortes en los gastos sociales, privatizaciones masivas, ataques a los mecanismos de solidaridad colectiva (sistemas públicos de pensión, derecho al subsidio de desempleo, convenios colectivos entre los asalariados y la patronal,…). Por todos lados el pago de la deuda pública se toma como pretexto para reforzar las políticas de austeridad. Por todos lados, los manifestantes denuncian a los bancos.
En febrero de 2003, se realizó una de las más grandes movilizaciones mundiales para intentar impedir una guerra: la invasión de Iraq. Más de 10 millones de personas se reunieron en las innumerables manifestaciones a lo largo y ancho del planeta. Desde entonces, la dinámica del movimiento altermundialista, nacido en los años noventa del siglo pasado, se había progresivamente estancado, pero sin agotarse totalmente.
Este 15 de octubre de 2011, se han manifestado cerca de un millón de personas pero se trata, no obstante, de una enorme victoria ya que es la primera gran manifestación realizada en 24 horas alrededor del planeta, contra los responsables de la crisis capitalista que produce decenas de millones de víctimas.
La crisis financiera y económica que comenzó en Estados Unidos en 2007 se extendió principalmente a Europa a partir de 2008. La crisis de la deuda que era la exclusividad de los países en desarrollo se desplazó hacia los países del Norte. Pero está interconectada a la crisis alimentaria que golpea importantes regiones de los países en desarrollo desde 2007-2008. Y no debemos olvidar la crisis climática que afecta, en particular, a las poblaciones del Sur del planeta. Esta crisis sistémica se observa también en el nivel institucional: los dirigentes de los países miembros del G8 saben que no tiene los medios de gestionar la crisis y llamaron a la reunión del G20. Éste demuestra una vez más y desde hace tres años, que es incapaz de encontrar soluciones válidas. La crisis encubre una dimensión de crisis de civilización. Se está cuestionando el consumismo, la mercantilización generalizada, la falta de consideración de los impactos ambientales de las actividades económicas, el productivismo, la búsqueda de la satisfacción de los intereses privados en detrimento de los intereses, bienes y servicios comunes, la utilización sistemática de la violencia por parte de las grandes potencias, la negación de los derechos elementales de pueblos como Palestina… Frecuentemente, es el capitalismo que está en el centro de este cuestionamiento.
Ninguna organización centralizada ha convocado esta movilización. El movimiento de los indignados nació en el Estado español en mayo de 2011, en la estela dejada por las rebeliones tunecina y egipcia de los meses anteriores. Se extendió a Grecia en junio de 2011 y a otros países europeos. Traspasó el Atlántico Norte desde septiembre de 2011. Evidentemente, una serie de organizaciones políticas radicales y movimientos sociales organizados sostienen el movimiento pero no lo conducen. Su influencia es limitada, puesto que se trata de un movimiento espontáneo, en su mayoría joven, con un enorme potencial de desarrollo que inquieta mucho a los gobernantes, a los dirigentes de las grandes empresas y a la policía de todo el mundo. Puede desvanecerse como una tormenta de verano o estallar en rebelión. Nadie lo sabe.
El 15 de octubre de 2011, el llamamiento a la movilización ha reunido sobre todo manifestantes en las ciudades de los países del Norte y también en los centros financieros del mundo, lo que es muy prometedor. El movimiento de los indignados ha desencadenado una dinámica muy creativa y emancipadora. Si todavía no formáis parte, tratad de uniros o comenzarlo si todavía no existe donde vivís. Conectémonos entre nosotros y nosotras para llegar a una auténtica emancipación.
Nota:
[1] Escribo estas líneas desde Madrid donde he participado en esta imponente manifestación.
Éric Toussaint, doctor en ciencias políticas, presidente del CADTM Bélgica (www.cadtm.or). Dirigió junto a Damien Millet el libro colectivo: La Deuda o la Vida, Icaria editorial, Barcelona 2011. Participó en el libro de ATTAC Francia: Le piège de la dette publique. Comment s’en sortir, édition Les liens qui libèrent, París, 2011.
Fuente: http://www.cadtm.org/El-15-de-octubre-de-2011-Una-gran
Traducido por Griselda Pinero