Muchos en la izquierda restringen su atención política en el espacio geográfico y el tiempo. Se concentran en los problemas que reclama la población, olvidando otros. Así empequeñecen el discurso y las propuestas. En sitios de izquierda se encuentran como temas la corrupción de políticos y empresarios, los crímenes de dictaduras, la injerencia extranjera, las […]
Muchos en la izquierda restringen su atención política en el espacio geográfico y el tiempo.
Se concentran en los problemas que reclama la población, olvidando otros. Así empequeñecen el discurso y las propuestas.
En sitios de izquierda se encuentran como temas la corrupción de políticos y empresarios, los crímenes de dictaduras, la injerencia extranjera, las carencias en educación, empleo, previsión, salud… Por lo general reducidos a lo nacional.
Denuncias de daños ecológicos se limitan a lo local y además sectorial.
Sin embargo se desarrolla una guerra fría en preparación de una posible guerra mundial y hay evidencias de una crisis general.
Se evita enfocar como un todo estructurado lo actual y lo futuro.
Y no es que falten estudios serios.
Enric Llopis hace una reseña de un acabado trabajo, «En la espiral de la energía», de Ramón Fernández Durán y Luis González Reyes. (*)
El colapso es inevitable en el actual capitalismo mundializado… porque la complejidad creciente del sistema agro-industrial requiere flujos energéticos cada vez mayores, que el planeta ya no puede asumir.
Pasó el «pico» del petróleo convencional, el del gas «está a la vuelta de la esquina».
Durante el siglo XX, la producción industrial en el mundo se multiplicó por más de 50; la urbanización pasó del 15% al 50%, el número de metrópolis se multiplicó por 40. El consumo de agua se multiplicó por diez en el mundo durante el siglo pasado (2,5 veces más que el aumento de la población).
La agro-industria se mundializó en gran medida.
Las energías renovables no permiten mantener los niveles de consumo actuales ni universalizarlos.
Se agotan el fósforo, el cobre, la tierra fértil y el agua…
Otro elemento de efectos muy hondos es el cambio climático. En 2013 la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzó el 142% del nivel anterior a 1750 (era preindustrial); la de metano el 253% y la de oxido nitroso el 121%.
El aumento del nivel del mar desde mediados del siglo XIX ha sido mayor que la media durante los 2000 años anteriores.
Los autores amplían su visión:
Estos problemas no aparecen aisladamente, sino introducidos por cuestiones aparentemente más generales: la intentona de un «Nuevo Siglo Americano», la Gran Recesión y la dictadura de los «mercados», el declive del imperio estadounidense y los límites de la potencia china.
Citan que el éxodo de migrantes ambientales (entre 25 y 50 millones) es mayor desde 1999 que el de refugiados de guerra.
Proponen:
Es necesaria una reducción del 90% en el uso de energía y materiales (en los países del centro) para ubicarse dentro de los límites de la sostenibilidad.
Proyectan:
Según estos pronósticos surgirá una economía local y de base agrícola. Posiblemente que proliferen las monedas locales. Existe la posibilidad de nuevas luchas y articulaciones sociales, «entre neofascismos y neocomunitarismos», en un escenario de colapso.
Concluyen que el «pico» de los combustibles fósiles, junto al de varios minerales, «va a conllevar el colapso de la economía global». El colapso de la civilización urbana agro-industrial será «de una dimensión nunca antes vista en las sociedades humanas».
En Francia, como en América Latina, la izquierda está en crisis. Para el sociólogo Michel Viewiorka esto se explica también por la incapacidad de la izquierda de proponer nuevas ideas. [RFI]
Una forma de comunicar ideas nuevas es ampliar necesariamente el discurso a los problemas actuales de todo el mundo y los que estallarán en el futuro.
Hacer una izquierda para una economía insostenible es quedarse en los datos del siglo 20.
Referencia
(*) El colapso global, causas y futuros escenarios, http://rebelion.org/noticia.
Blog del autor: www.malpublicados.blogspot.com
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