José Luis Centella es secretario general del PCE y portavoz adjunto del grupo parlamentario de IU en el Congreso de Diputados. El lunes 9 de enero registró una pregunta en la Cámara sobre los fondos destinados a la «Corona», por cualquier concepto y desde cualquier Ministerio, así como sobre la cuantía dedicada al mantenimiento de […]
José Luis Centella es secretario general del PCE y portavoz adjunto del grupo parlamentario de IU en el Congreso de Diputados. El lunes 9 de enero registró una pregunta en la Cámara sobre los fondos destinados a la «Corona», por cualquier concepto y desde cualquier Ministerio, así como sobre la cuantía dedicada al mantenimiento de edificios y al paso de retribuciones del personal adscrito a la Casa Real. Es un poco chocante: ¡más de 30 años después, seguimos como estábamos, como en los viejos tiempos! El silencio borbónico y el gubernamental han sido hasta ahora la respuesta, el logo de la casa.
La iniciativa del portavoz de IU, ni que decir tiene, es magnífica, excelente. Tan necesaria como lo fue hace 10, 20 ó 30 años. No hay mal que mil años dure (¿o tal vez sí?).
Por su parte Cayo Lara, coordinador general de IU, el mismo lunes 8 de enero reclamó nuevamente agilidad en los trámites judiciales del proceso y, digamos, hablando a distancia con el Jefe del Estado señaló que el Rey habría debido actuar contra su yerno cuando supo de sus actividades de Nóos, «hace una ‘jartá’ de años» [1].
¿Es tan excelente este comentario como la pregunta de Centella? Tal vez sí, pero depende. Si Cayo Lara ha querido trasmitir la idea -o abonar la conjetura- de que la Casa Real es una institución totalmente externa al entramado UBT, aunque eso sí, con obligaciones directas en el caso, parece evidente que la hipótesis del coordinador general de IU es una suposición de alta tensión y, por lo demás, poco probable. ¿Por qué? Por lo que sigue a continuación; tomo de nuevo pie en el excelente artículo de Alicia Gutiérrez en Público de 10 de enero [2].
Dulce Linares fue directora del gabinete de Jaume Matas durante su último mandato como presidente balear. En su declaración ante la Fiscalía ha dado cuenta de una clave esencial para entender por qué el gobierno de les Illes pagó unos 2,3 millones de euros por organizar en 2005 y 2006 dos minicumbres turístico-deportivas -«Illes Balears Forum»- al Instituto Nóos. ¿Qué aspecto tiene la clave?, ¿cuál es su nombre? Lo han adivinado: Iñaki Urdangarin, el mismísimo emprendedor que se entrevistó con Jaume Matas en el palacio de Marivent para diseñar las actuaciones de su «ONG» (¡qué risa, María Luisa!, ¡qué papelón, don Borbón!).
¿Y por qué impresiona tanto el tal Urdangarin? ¿Por su altura? ¿Por sus ojos azules? ¿Por sus orígenes familiares? ¿Por haber sido jugador del Barça? ¿Por su expediente académico? No, no parece probable. Más bien parece que su condición de yernísimo, de miembro de la Familia Real e incluso su acceso y uso del Palacio veraniego de la Familia borbónica para llegar a acuerdos, estampar firmas y recibir dinero, tienen que ver directamente con sus «dotes de seducción y convencimiento». ¿Y la primera autoridad del Estado sin enterarse de lo que se cocía en su palacio o en otras ubicaciones, en un territorio, digamos, tan abarcable -y tan dado al chismorreo- como la isla de Mallorca?
Alicia Gutiérrez da cuenta, además, de que Dulce Linares, la ex directora de gabinete, lanzó «dos cañonazos de largo alcance» (son sus palabras) en sus declaraciones ante la Fiscalía.
El primero: la cuantía del primer convenio (1,2 millones de euros, 200 millones de las antiguas pesetas, lo que un trabajador medio español no gana en toda una larga vida de trabajo asalariado) fue impuesto -¡impuesto!- desde el Instituto Nóos, una hermosa ONG con fuerte pulsión por la generosidad, la solidaridad y la fraternidad si cabe.
El segundo golpetazo de Linares en sus declaraciones: el posterior convenio, firmado en noviembre de 2006, esta vez de 1,1 millones de euros (en total, 2.285.000 euros por los dos convenios), se firmó a pesar de que el Duque de Palma, el yernísimo, ya había dimitido como presidente de Nóos seis meses antes. ¿Y por qué? Porque todo el mundo pensaba, según Linares, que Urdangarin seguía ligado a la asociación de marras. De no haber sido así, según la ex directora del gabinete de Matas, el segundo convenio no se hubiera firmado. ¿Es o no es alargada la sombra y el poder de los miembros de la Familia Real? ¿Y el jefe supremo de la Casa sin enterarse? ¿Tampoco nadie del «personal adscrito»?
El relato de Linares coincide en lo sustancial con el del ex director general de Deportes del gobierno balear, José Luis Pepote Ballester, ex amigo del yernísimo. Alicia Gutiérrez lo cuenta de forma impecable, imposible de mejorar: fue el aristócrata consorte quien propuso celebrar esas carísimas cumbres; fue Jaume Matas quien ordenó que se hicieran (¡todo un gobierno al servicio de los deseos aristocráticos!); fue la asociación, la ONG del Duque de Palma, como señalamos, quien elevó un presupuesto aceptado sin discusión y, por supuesto,»fue el dedo el método utilizado para adjudicar el encargo bajo el ropaje del convenio con entidad sin ánimo de lucro: el Instituto Nóos» (se le preguntó a Linares: «¿se planteó en algún momento la opción de pedir más ofertas?» Su respuesta: «en ningún caso»).
Es conocido donde acabaron las partidas públicas: en empresas del conglomerado Urdangarin-Borbón-Torres. ¡Ay, el déficit público autonómico!
Así pues, ¿tuvo que actuar el Rey hace una «jartá» de años? Sí, desde luego, pero acaso para impedir que el yernísimo iniciara su proyecto de demolición y derribo de las arcas públicas, del que parece si no imposible, sí muy poco probable que no tuviera noticias. Acaso pensaría que era un asunto menor comparado con otras actuaciones emprendedoras de los alrededores reales.
PS. Más capas de la cebolla: negocios en la embajada española en Washington y tesis doctorales con base empírica (y directa) en la trama UBT. Un nuevo comentario se impone.
Notas:
[1] Tomo la información de Público, 10 de enero de 2011, p. 4
[2] Alicia Gutiérrez, «El juez involucra en el ‘caso Nóos’ a Matas y otros tres cargos del PP», Público, 10 de enero de 2011, p. 4
Salvador López Arnal es autor de Entre clásicos (La Oveja roja, Madrid, en prensa).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.