La idea de una «transición justa» aparece en todas partes en la actualidad, especialmente en el preámbulo del Acuerdo Climático de París 2015, que hace referencia a la necesidad de «tener en cuenta los imperativos de una transición justa a la población activa y la creación de empleos decentes y de calidad de acuerdo con […]
La idea de una «transición justa» aparece en todas partes en la actualidad, especialmente en el preámbulo del Acuerdo Climático de París 2015, que hace referencia a la necesidad de «tener en cuenta los imperativos de una transición justa a la población activa y la creación de empleos decentes y de calidad de acuerdo con las prioridades de desarrollo definidas a nivel nacional» 1/.
La transición justa surgió por primera vez como un principio rector del movimiento laboral en los años 1970-1990 bajo el liderazgo de Tony Mazzocchi en la Unión Internacional de Trabajadores del Petróleo, la Química y la Energía Nuclear (OCAW-Oil Chemical and Atomic Workers International Union), que estuvo en el origen de la creación del movimiento sindical y medio ambiental.
Tony Mazzocchi buscó eludir el «chantaje al empleo» en el que a los trabajadores se les decía constantemente que, si apoyaban las medidas medio-ambientales, perderían sus empleos. En respuesta, ayudó a popularizar el concepto de transición justa y propuso un «Súper fondo -Superfund- para los trabajadores». Esta medida tenía la intención de compensar a los y las trabajadores por los costes de la transición ambiental, al proporcionarles un apoyo financiero y oportunidades de educación superior a los trabajadores «desplazados». En palabras de Mazzocchi: «Hay un Súper Fondo para las zonas contaminadas. Debería haber uno para los trabajadores». Sin embargo, todos los esfuerzos para crear un Súper fondo para las y los trabajadores (en oposición al Súper fondo para las empresas) fueron bloqueados en todo momento por los intereses capitalistas dominantes 2/.
Empleos y medio ambiente
La causa sindical-medioambiental y la idea de una transición justa tuvieron que ser defendidas a principios de la década de 1990, principalmente por el United Steel Workers (USW). La declaración de política ambiental del USW, adoptada en agosto de 1990 bajo el título «El mundo de nuestros niños: los metalúrgicos y el medio ambiente», decía que «creemos que la mayor amenaza para el futuro de nuestros niños podría ser la destrucción de su medio ambiente». Los seres humanos ahora tenían «el poder de cambiar nuestro medio ambiente irreversiblemente». Sobre el calentamiento climático (calentamiento plantario), el informe declaraba:
«La quema de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón genera miles de millones de toneladas de dióxido de carbono cada año. Este gas y otros atrapan el calor en la atmósfera. El calentamiento planetario resultante podría derretir los casquetes polares, inundar nuestras ciudades costeras y convertir vastas áreas agrícolas en desiertos. El problema se agrava por la destrucción generalizada de nuestros bosques, que ayudan a absorber el exceso de dióxido de carbono. La pérdida de bosques y otros hábitats amenaza la extinción de muchas especies de plantas y animales. Incluso nuestros océanos están amenazados por la escorrentía tóxica, los derrames de hidrocarburos y el vertido de residuos en el mar» 3/.
Quizás en su observación más memorable sobre la naturaleza de la transición justa, el informe de 1990 del USW agregaba: «A largo plazo, la elección real no es el empleo o el medio ambiente. Son los dos o ninguno» 4/.
Refiriéndose a su documento original «El futuro de nuestros niños», el USW señalaba en su informe ambiental de 2006, «Protejamos el mundo de nuestros niños»: «Nuestro informe original identificaba el problema del calentamiento global como el más importante de nuestra vida y advertía contra el riesgo de no hacer nada» 5/. Los principales enemigos, señalaba el USW [sindicato de los metalúrgicos], eran las multinacionales.
El concepto de transición justa se ha extendido por todo el mundo en el siglo actual y ha sido adoptado por la Confederación Sindical Internacional (CSI-ITUC), al tiempo que recibía el apoyo de la Organización Internacional del Trabajo. Para la CSI, la transición justa podría concebirse como una «herramienta que el movimiento sindical comparte con la comunidad internacional, con el objetivo de facilitar la transición a una sociedad más sostenible y proporcionar esperanza sobre la capacidad de una economía verde de garantizar trabajos decentes y medios de vida para todos» 6/. Lo que es más importante, la CSI estima que es necesario abordar las realidades que se desprenden de las inequidades ambientales mundiales que se reflejan entre los países desarrollados con alta intensidad en la producción de carbono y los países en desarrollo con bajas emisiones de carbono, muy vulnerable al cambio climático 7/. Ninguna solución es posible sin reconocer las diferencias en la forma cómo las masas trabajadoras se insertan a escala mundial ante el cambio climático y las necesidades energéticas.
¿New Deal verde?
Mientras tanto, el concepto de transición justa se ha extendido mucho más allá del mundo del trabajo y ahora se considera que también abarca cuestiones de los derechos de los pueblos indígenas y de la justicia ambiental. Para la Indigenous Environmental Network, basada principalmente en los Estados Unidos, una transición justa debe hacer frente a «una herencia de explotación, de ecocidio, de injusticia medioambiental, energética, climática y económica». Por lo tanto, debe abarcar «el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y los derechos de la Madre Tierra» (Mother Earth). Además, «una transición justa requiere el rechazo de todos los mecanismos basados en el mercado que permiten la cuantificación y mercantilización de los recursos y procesos naturales de nuestra Madre Tierra, renombrados ‘servicios ecosistémicos’, comercio de derechos de emisión de CO2, compensaciones de carbono, compensaciones de conservación y biodiversidad, y financiarización de la naturaleza» 8/. La Climate Justice Alliance destaca por su parte que la transición justa debe abordar las injusticias medioambientales, tales como el racismo ambiental profundamente arraigadas en la sociedad actual 9/.
La propuesta principal actual para un New Deal verde -asociado a Alexandria Ocasio-Cortez, socialista democrática [miembro del Partido Demócrata], incluye el reconocimiento de la necesidad de una transición justa, es decir, el reconocimiento de las necesidades de las y los trabajadores, pueblos indígenas y el movimiento de justicia ambiental. Pero son precisamente las nociones más radicales de una transición justa las que son atacadas y es probable que se negocien desde el principio en un intento por integrar el #GreenNewDeal en la sociedad capitalista. Por esta razón, la asociación Ciencias para el Pueblo (Science for the People), relanzada recientemente, ha lanzado su Campaña del Nuevo Acuerdo de los Pueblos (People’s New Deal Campaign), para subrayar la idea de que nada se puede lograr sin una lucha que integre las exigencias de los y las trabajadores, las personas de color, los pueblos indígenas, las mujeres, las personas LGBTQ y las poblaciones del Sur. Además, ello debe comenzar con la oposición al militarismo y al imperialismo. También significa el rechazo de soluciones «eco-tecno» como la energía nuclear, la geo-ingeniería y otras «alternativas» engañosas y destructivas 10/.
Cambio de sistema
Sin embargo, es precisamente cuando el llamamiento a una transición justa se universaliza, teniendo en cuenta las necesidades de las poblaciones a escala mundial, de las generaciones futuras y de la diversidad de la vida en la tierra, se hará evidente que tal transición es imposible bajo el capitalismo. De hecho, representa la negación concreta del capitalismo. Aquí, el mensaje del movimiento ecosocialista, encarnado por organizaciones como System Change Not Climate en los Estados Unidos, es indispensable 11/. Una transición justa, si debe ser más que palabras, requiere un modo de producción completamente diferente, que ya no se base en la lógica de «¡Acumulad, acumulad! ¡Es decir Moisés y los profetas!» 12/.
Por lo tanto, una transición justa se entrelaza necesariamente con la lucha de clases, mientras se cruza con las luchas por la reproducción social, contra el capitalismo racial, el militarismo y el imperialismo, que ponen en cuestión los fundamentos mismos del capitalismo. Si queremos salvar el mundo de nuestros hijos, tendremos que ser más revolucionarios que nunca en la historia de la humanidad, dirigiendo nuestros esfuerzos hacia el desarrollo humano duradero, es decir, el socialismo completo, que englobe las necesidades de toda la cadena de las generaciones humanas, así como la protección de la tierra misma. A fin de cuentas, no puede haber otro significado para una transición justa.
Notas:
1/ Acuerdo de París (2015) – texto sobre la web de la Confederación (CH).
2/ Samantha Harvey, Leave No Worker Behind, Earth Island Journal (Verano de 2018); Jeremy Brecher, «A Superfund for Workers», en Dollars & Sense (noviembre-diciembre de 2018).
3/ United Steel Workers Environmental Task Force, Our Children’s World (Otoño de 1990), reproducido en New Solutions: A Journal of Environmental and Occupational Policy 2 , No. 2 (1992), citado en United Steel Workers, Securing Our Children’s World (2006), 4, 9.
4/ United Steel Workers, Our Children’s World, citado en David Foster, «BlueGreen Alliance», International Journal of Labor Research 2, No. 2 (2010): 234.
5/ United Steel Workers, Securing our Children’s future, 5.
6/ International Trade Union Cofederation, A Just Transition: A Fair Pathway to Protect the Planet (2009), citado dans Anabella Rosemberg, «Building a Just Transition», International Journal of Labour Research 2, no 2 (2010): 141.
7/ Rosemberg, «Building a Just Transition», 145-48.
8/ Indigenous Environmental Network, «Indigenous Principles of a Just Transition», consultado el 20 de junio de 2019.
9/ Climate Justice Alliance, «Just Transition», consultado el 20 de junio de 2019.
10/ Zach Zill, «Nine Ways Scientists Can Support a People’s Green New Deal», Science for the People 22, no 1 (primavera de 2019).
11/ Ver https://
12/ Karl Marx, El Capital, Libro 1, sección octava. John Bellamy Foster es profesor de sociología en la Universidad de Oregón y editor de la Monthly Review.
Artículo publicado en Rebel, The socialist Website; 21-6-2019: http://www.rebelnews.ie/2019/
Traducción de Viento Sur