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La historia de Pen Pi Lan

Una trotskista en China

Fuentes: Artemisa Noticias

Pen Pi Lan es una mujer poco conocida dentro del feminismo mundial. Sin embargo fue una revolucionaria que reflexionó sobre la situación de las mujeres en el contexto de la opresiva sociedad china. Nació en 1902 y murió en 1987 y es uno de los personajes rescatados en Luchadoras, un libro editado por Andrea D’Atri que acaba de publicar el Instituto del Pensamiento Socialista Karl Marx. Aquí adelantamos algunos fragmentos del capítulo escrito por Bárbara Funes.

El movimiento de liberación femenino chino surgió como una lucha de emancipación de las tradiciones feudales y como parte de la revolución nacional. Muchas mujeres se hicieron revolucionarias y se convirtieron en líderes como resultado de sus experiencias en la lucha.

Pen Pi Lan

 

Hace cientos de años existía un enorme y bello país gobernado por un príncipe llamado Li Yu. Como todos los aristócratas, él tenía una esposa y numerosas concubinas. Pero su preferida era Yaoning, una joven a quien obligaba a danzar imitando la imagen de la flor de loto. Para poder complacer a su señor y reproducir la gracia de esa flor, la esposa y las concubinas tomaron los frescos pies de Yaoning y doblaron sus dedos hasta que tocaron las plantas. La joven lloraba de dolor, pero nada podía hacer: los deseos de Li Yu eran órdenes y no cumplirlos era penado con la muerte. Las mujeres vendaron sus pies día tras día, año tras año, para que no crecieran y Yaoning pudiera danzar como la flor de loto mecida en el viento.

 

Esta tortura se aplicó desde entonces en China a las mujeres de todas las clases sociales. Las madres quebraban los pies de sus hijas y el proceso de vendaje duraba hasta quince años. Esta operación volvía a las jóvenes un fetiche y un objeto de amor. Después del matrimonio, los pies tullidos constituían una prueba clara de la capacidad de sufrimiento y obediencia de las mujeres.

 

El poder político en China, desde la sociedad esclavista en adelante, estaba estrechamente ligado al control de las mujeres, las que no podían ejercer derecho de propiedad alguno, ni tenían poder de decisión independiente en ninguna cuestión que afectara a la familia o al clan. Una mujer estaba sometida de por vida: a sus padres, a los padres de su esposo, a su esposo y a su hijo. Los matrimonios eran arreglados por los jefes de las familias sin intervención ni del hombre ni de la mujer en la decisión. Luego del arreglo, la familia del novio pagaba una dote a la familia de la novia por el costo de haberla mantenido hasta el momento de la boda.

 

Estos elementos muestran a las claras que la opresión de las mujeres en la sociedad china era uno de los problemas estructurales del país. Poner en cuestión las condiciones de vida de las mujeres implicaba un enfrentamiento radical con las clases dominantes. Por eso, desde temprano el movimiento de mujeres en China estuvo estrechamente ligado con el movimiento revolucionario.

 

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La primera revolución china: de las sufragistas a las comunistas

 

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En 1920, fue fundado el PCCh y muchas de las jóvenes radicalizadas se unieron a él y se convirtieron en dirigentes del movimiento de mujeres. La relación entre el joven partido y los distintos grupos feministas fue muy contradictoria. Aún cuando los dirigentes consideraban justas sus demandas de igualdad, criticaban a los grupos feministas integrados por mujeres de la ciudad bien educadas por considerarlas pro-occidentales, burguesas elitistas que no sabían buscar un camino a las mujeres trabajadoras y campesinas e ignoraban la necesidad de la revolución. Según el PCCh, estas feministas se concentraban demasiado en las políticas sexuales, identificando a los hombres como a los opresores más que atacar a las clases dominantes y al sistema capitalista como la causa central de la opresión de las mujeres.

 

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En esos tempranos días, la secretaría de la mujer concentró sus esfuerzos en organizar trabajadoras. La primera huelga de trabajadoras ocurrió en Shangai en veinticuatro fábricas de seda en 1922 cuando veinte mil mujeres detuvieron la producción exigiendo diez horas de trabajo diarias y el aumento de sueldo en cinco centavos por día. La primera manifestación de mujeres bajo la dirección del partido, tuvo lugar el 8 de marzo de 1924, en Cantón, donde un grupo de jóvenes estudiantes y trabajadoras levantaron las consignas: «Abajo el imperialismo», «Abajo los señores de la guerra», «A igual trabajo, igual salario», «Protección para los niños trabajadores y las mujeres embarazadas», «Igualdad en la educación», «Abolición de las novias-niñas y de la poligamia», «Prohibición de la venta de jóvenes esclavas y tomar concubinas», «Por una ley de protección para la infancia». Muchas fueron, entonces, las jóvenes que tomaron la senda de la revolución ingresando al PCCh. Entre ellas estaba Pen Pi Lan y ésta es su historia.

 

Florece una rosa en Oriente

 

Pen Pi Lan nació en 1902, en la provincia de Hupei. Su abuelo era un terrateniente. Su abuela, siguiendo las costumbres de la sociedad feudal, había matado a varias hijas recién nacidas porque las mujeres eran consideradas un problema y una fuente de gastos. Su padre fue un profesor que adhirió a las ideas liberales occidentales mientras estudiaba en Japón.   

 

En 1921, cuando tenía diecinueve años estudiaba en un internado en Wuhan. Lee Han-chien, uno de los fundadores del PCCh, dio una conferencia en la que describió las diferentes posiciones de las mujeres en distintas sociedades, desde el comunismo primitivo, pasando por la sociedad feudal, el capitalismo y llegando a la futura sociedad socialista. Una de sus conclusiones fue que si las mujeres deseaban la igualdad con los hombres, debían tener independencia económica. Pero la lección más importante fue que para conquistar la emancipación de las mujeres es un prerrequisito indispensable un cambio profundo en el sistema capitalista. Solamente después de que la clase obrera se hubiera emancipado, las mujeres tendrían las condiciones materiales necesarias para liberarse de toda opresión.

 

La conferencia de Han-chien conmovió profundamente a Pen Pi Lan y a otras jóvenes estudiantes que decidieron luchar activamente por la emancipación de las mujeres. Organizaron una asociación de estudiantes y un club de discusión con el objetivo de dirigir los debates en el colegio, sobre la libertad de amar, la libertad de elegir con quien casarse y la educación mixta. Más tarde organizaron un grupo fuera de la escuela llamado «Sociedad de Mujeres Lectoras», que atrajo muchas simpatizantes. También encabezaron una lucha contra el director del colegio, porque era muy conservador y defendía el espíritu de las tradiciones feudales, censurando sus correspondencias a familiares y amigos y prohibiéndoles cortarse el cabello. Esta lucha duró cerca de un año y acabó con la victoria de las jóvenes estudiantes.

 

A lo largo de ese mismo año, Pen Pi Lan y muchas de sus compañeras participaron en actividades de apoyo a las huelgas obreras en Hankow, dando discursos a los huelguistas para llevarles su solidaridad. Las estudiantes jugaron un rol decisivo en organizar la manifestación del 1º de mayo de 1922. Fue la manifestación más grande del día internacional de los trabajadores hasta ese momento en China. Por el papel que tuvieron en su organización, Pen Pi Lan y sus amigas fueron reclutadas por la Juventud Socialista, la rama juvenil del PCCh. Un año después, Pen Pi Lan ingresó al partido. A causa de la victoria sobre el director de su escuela y por el apoyo activo a las huelgas obreras, tuvieron mucha influencia sobre otros colegios, que más tarde les permitió sumar nuevas fuerzas al PCCh provenientes del movimiento estudiantil.

 

En 1924, Pen Pi Lan fue enviada por el PCCh a la Universidad Comunista de los Trabajadores del Oriente en Moscú, una escuela para formar cuadros revolucionarios de la Internacional Comunista. Pero en 1925, el Comité Central del PCCh envió un telegrama a la universidad diciendo que la revolución se estaba iniciando y que algunos de los estudiantes más capaces deberían ser reenviados a China inmediatamente. Así Pen Pi Lan retornó a Shangai con siete de sus camaradas, a construir la historia de una de las gestas más heroicas y trágicas de la clase obrera internacional.

 

La segunda revolución china

 

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En 1925, Pen Pi Lan y Peng Shu Tsé decidieron irse a vivir juntos y compartir sus vidas dedicadas a la revolución. Ella fue miembro del Comité Regional de Shangai del PCCh y estuvo a cargo de la secretaría de la mujer desde 1925 a 1927. Junto a otras camaradas organizaron la Federación de Mujeres de Shangai, en la que participaban estudiantes, docentes, trabajadoras y profesionales. Publicaron una revista mensual llamada Mujeres Chinas, de la cual fue la editora. En esa publicación explicaban cómo la lucha por la emancipación de las mujeres estaba estrechamente relacionada con la liberación nacional contra el imperialismo y los señores de la guerra y cómo la emancipación real de las mujeres no podría ganarse sin el triunfo de la revolución socialista. Pen Pi Lan escribió un artículo llamado «La Revolución de Octubre en Rusia y las mujeres chinas» publicado en la misma revista, donde explicaba que la revolución china tendría que seguir el camino tomado por la Revolución Rusa y solamente por esa vía socialista podrían las mujeres conquistar las condiciones materiales para su verdadera emancipación de la vieja sociedad.

 

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El surgimiento de la oposición de izquierda

 

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Pen Pi Lan, su compañero Peng Shu Tsé y su hija de seis meses vivieron momentos muy duros por defender sus convicciones. La revolución por la que lucharon desde su temprana juventud cada día moría un poco con la masacre de los heroicos obreros y campesinos, con el asesinato de sus camaradas ante su mirada impotente. Casi no tenían recursos para mantenerse. Y la dirección del PCCh los mantenía en el aislamiento político.

 

En 1929 un grupo de estudiantes llegó de Moscú y tuvieron una larga entrevista con Peng Shu Tse. Así se enteraron de la lucha de la Oposición de Izquierda en la Unión Soviética y del análisis y las propuestas de Trosky sobre la segunda Revolución China. Fue así que bajo la dirección de Peng y Chen y con la colaboración de Pen Pi Lan se reagruparon los militantes que disentían con la política aventurera que había adoptado el partido. Exigieron al Comité Central la apertura de una discusión para hacer un balance de la derrota de la revolución y las tareas que tenían planteadas, así como la publicación de los textos de Trotsky sobre la Revolución China.

 

En dos meses Peng Shu Tsé, Chen Tu Hsiu y Pen Pi Lan reunieron a cincuenta revolucionarios abnegados que estaban dispuestos a defender y difundir la postura de la Oposición de Izquierda. Publicaron una revista llamada El proletariado y un libro que incluía los principales textos elaborados hasta ese momento por Trotsky. Al poco tiempo, uno a uno fueron expulsados del partido por orden de la Internacional Comunista. Otros valiosos dirigentes, sobrevivientes de la derrota de la revolución y de la debacle de la política del Tercer Período se unieron a la Oposición de Izquierda.

 

En mayo de 1931, varios de los dirigentes fueron detenidos por las autoridades militares de Shangai. Algún traidor los había entregado. Pen Pi Lan, Peng Shu Tsé y su pequeña hija escaparon por pocas horas, teniendo que abandonar su hogar y todas sus pertenencias para salvar la vida.

 

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La tercera Revolución China

 

En 1949 se extiende una revuelta generalizada de campesinos pobres o directamente sin tierra, bajo la dirección del PCCh organizado como ejército guerrillero. Su principal dirigente fue Mao Tse Tung quien postulaba que «Nosotros entendemos que la meta de esta revolución no es acabar con la burguesía en general, sino acabar con la opresión nacional y feudal; que las medidas tomadas en esta revolución no vienen a abolir, sino a proteger la propiedad privada, y que como resultado de esta revolución, la clase trabajadora podrá constituir la fuerza que conducirá a China al socialismo, mientras que el capitalismo pasa ahora a crecer durante un tiempo bastante largo. «Tierra para los pequeños propietarios» significa la transferencia de la tierra de las explotaciones feudales a los campesinos, transformando la propiedad privada de los señores feudales en propiedad privada de los campesinos, emancipados de las relaciones feudales agrarias, permitiendo así la transformación de un país agrícola en una industrial».

 

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El exilio a Europa

 

El Partido Comunista Revolucionario Chino, recién nacido, tuvo que realizar un congreso de emergencia para resolver cómo defenderse de los eventuales ataques del stalinismo en el poder, ya que tenían muy presentes el tratamiento dado por Stalin a los trotskistas en la Unión Soviética. Resolvieron transferir el secretariado político a Hong Kong e instalar un comité provisorio en Shangai. Por otro lado, decidieron que todos los militantes del partido y de la juventud tenían que intentar integrarse en el PCCh, la Liga de las juventudes Comunistas y las distintas organizaciones obreras y campesinas de masas para poder apoyar y desarrollar las medidas progresivas que adoptara el PCCh. Al poco tiempo, ya algunos dirigentes fueron encarcelados por el régimen maoísta. Pen Pi Lan y Peng Shu Tse, como parte del Secretariado nacional, y su familia ya estaban rumbo a Hong Kong.

 

Apenas llegaron a esa ciudad retomaron la edición del periódico nacional y publicaron el libro «La tragedia de la revolución china» de Harold Isaacs. Pen Pi Lan colaboró también con la formación de los militantes de Hong Kong. Pero ya estaban bajo una insistente vigilancia de las autoridades británicas. Numerosos militantes habían sido deportados y detenidos. Los trotskistas eran muy conocidos por haber dirigido varias huelgas importantes. La policía descubrió la imprenta clandestina y al poco tiempo lograron  arrestar a varios militantes. Llegaron a requisar el domicilio de Pen Pi Lan y Peng Shu Tse, pero ellos lograron escapar. Por el incremento de las persecuciones, resolvieron trasladar el Secretariado político a Vietnam. A los pocos meses, luego de la desaparición de varios dirigentes trotskistas vietnamitas, Pen Pi Lan, Peng Shu Tse y sus hijos debieron elegir entre una muerte segura y el exilio. Se decidieron por el exilio y con la ayuda de los camaradas de Hong Kong y de otros lugares llegaron a Francia.

 

Ya instalados allí, ambos dedicaron toda su energía al desarrollo de la Cuarta Internacional, siendo los principales dirigentes en el exilio de la sección china. Su aporte al movimiento trostkista ha significado una continuidad visible de quienes vivieron para sacar conclusiones de los procesos revolucionarios que moldearon al marxismo. En 1975 se trasladaron a Estados Unidos, donde pasaron sus últimos años, entre apasionantes discusiones y elaboraciones políticas y teóricas sobre la situación mundial, China y sus propias experiencias. En 1987, luego de una vida tan sacrificada como plena, con toda su energía dedicada a la revolución socialista, Pen Pi Lan murió sin haber visto el triunfo de las ideas por las que luchó.

 

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LUCHADORAS. Historias de mujeres que hicieron historia, puede adquirirse en el Instituto del Pensamiento Socialista «Karl Marx», www.ips.org.ar, Riobamba 144 – Ciudad de Buenos Aires o en las principales librerías de Argentina.