Nos encontramos en un momento histórico en el que vamos a decidir el futuro de una o varias generaciones. No solo está en juego nuestra vida, también la de nuestros hijos y nuestros mayores, convendría no olvidarlo. Es muy probable que, si no tomamos las decisiones adecuadas, dentro de dos legislaturas seamos Grecia y Grecia […]
Nos encontramos en un momento histórico en el que vamos a decidir el futuro de una o varias generaciones. No solo está en juego nuestra vida, también la de nuestros hijos y nuestros mayores, convendría no olvidarlo. Es muy probable que, si no tomamos las decisiones adecuadas, dentro de dos legislaturas seamos Grecia y Grecia no es lo que es por Syriza, es lo que es por los que estuvieron gobernándola las últimas décadas. Pero no es miedo lo que quiero transmitir ni fantasmas lo que quiero agitar, es ilusión. Esta vez quiero hablar de ilusión.
Por primera vez desde que tengo uso de razón siento que podemos cambiar nuestras vidas y defenestrar los últimos cuarenta años, y los horripilantes cuarenta anteriores y los últimos siglos. Tirarlos a la basura y comenzar de nuevo. Sueño, ilusionado, que otra España es posible, una España sin desastres, tiranos, mafiosos ni caciques.
Como nosotros. Para los que no lo sepan les contaré que los que componen Unid@s Podemos son gente como nosotros, personas normales que un día decidieron que la política la tenían que hacer ellos porque los políticos hacía mucho tiempo que se dedicaban a extraer los recursos de todos en favor de unos pocos a cambio de prebendas. Es decir, hace mucho que los políticos son los capataces que nos azotan cuando el amo lo ordena.
El miércoles por la tarde estaré, por ejemplo, con Daniel, el candidato por Segovia a las elecciones, un profesor de Geografía e Historia con una enorme capacidad para transmitir y una visión geopolítica envidiable, una persona cercana y amable.
¿Qué puede motivar a un profesor a presentarse candidato? ¿Qué necesidad tiene cuando ya posee una carrera profesional? Algunos dirán que lo que busca este profesor es convertir a España en El Reino en la Tierra de Satán, aunque obviamente no es así, y abundarán en que forma parte de una conspiración para arruinar nuestro país y nuestras vidas. Yo invitaría a que cualquiera contraste esta teoría acercándose a los candidatos de su provincia, porque es suficiente cruzar unas palabras con Daniel (y con el resto de candidatos) para darse cuenta que es otro de tantos indignados, como nosotros, que un día decidieron (decidimos) recuperar la política y trabajarla con sus propias manos. Daniel no necesita la política para comer, necesita la política para construir una sociedad mejor.
Juan Antonio, guardia civil y candidato por Cádiz, es una persona que estuvo luchando durante décadas por mejorar las condiciones de sus compañeros. ¿Por qué decidió estar en política? ¿Dinero? Me temo que no, como en muchos otros casos en Unid@s Podemos es funcionario. Yo le conocí mucho antes de su entrada en política y me amparó cuando más lo necesitaba, en ese momento en el que todos desaparecen de tu lado. Sé, porque le conozco, que es una persona honesta y generosa para la que estar en política ha supuesto muchos insultos, desprecios y problemas. Si está luchando lo hace por nosotros más que por él, como durante tanto tiempo luchó por sus compañeros.
Hay muchas más personas que merecen la pena en Unid@s Podemos y a las que no tengo espacio para nombrar, de nuevo personas normales que quieren un futuro mejor para sus hijos, un país en el que el Estado vuelva a ser de los ciudadanos y deje de ser un delincuente al servicio de los políticos y de los poderosos, al servicio de esa mafia que nos expolia a la vez que amordaza. He conocido a muchos de los candidatos y también a los que trabajan en los andamios del edificio a cambio de un poco de ilusión, muchas veces poniendo dinero de su bolsillo solo por seguir soñando con cambiar este país. Lo cierto es que es una suerte que el sueño de tantos lo lleven en su espalda personas tan capaces y normales.
Hay otra forma de hacer política y Madrid es el ejemplo. La capital era el lugar elegido para el nacimiento del Anticristo, donde La maldad de las Confluencias se revelaría, el lugar en el que El Caos comenzaría a organizarse para arruinar el país. Un año después de todas esas profecías (periodísticas) lo cierto es que Madrid ha reducido el déficit en 1.000 millones de euros (un 20% del total de deuda). Es decir, en un plazo de cinco años el ayuntamiento más endeudado de España podría estar saneado y ello permitiría aumentar el gasto social de forma sostenible. La Comunidad de Madrid, enarbolando la excelencia y la experiencia del PP, se ha endeudado en el mismo periodo en 2.000 millones de euros. Es indudable que el Ayuntamiento se gestiona por el bien de los ciudadanos y la Comunidad por el bien de los grupos de poder. El resultado es que uno reduce la deuda y el otro la aumenta.
En la milicia, la justicia militar sigue azotando al que no se somete al sistema, la cúpula militar sigue en posesión de privilegios anacrónicos y campos de golf, la tropa sigue siendo maltratada, los heridos y discapacitados militares son abandonados a su suerte y las injustificables compras militares se usan para beneficio de empresas privadas llegando al disparate: submarinos que no flotan, aviones que no vuelan, carros de combate que no disparan… ¡El Ejército de Gila!
No quiero más familiares llorando por militares fallecidos por culpa de chatarras aéreas o minas en mal estado, no quiero más hij@s de guardias civiles atemorizados porque sus padres o madres patrullan sin chalecos mientras el Estado prefiere gastar nuestros impuestos en los escoltas de José Bono, no quiero más huérfanos de guardias civiles o policías que se descerrajan un tiro, no quiero más viudas de militares que ahogan su vida en una soga y no quiero más exmilitares vagabundeando por las calles y pidiendo limosna porque han sido expulsados como despojos.
No quiero estas Fuerzas Armadas ni esta Guardia Civil ni este País. Quiero un País nuevo, quiero volver a tener la oportunidad de sentirme orgulloso, quiero no tener que luchar por conseguir que no le pongan un impuesto al sol…
Unos pocos miles de votos, según las últimas encuestas, pueden decidir la adjudicación de un diputado en muchas provincias. Y un diputado en esta guerra por la decencia es una batalla ganada por la ciudadanía. El 26-J es una de las pocas oportunidades que nos quedan y no deberíamos desperdiciarla. Unid@s Podemos cambiar este País.
Luis Gonzalo Segura es exteniente del Ejército de Tierra, miembro del colectivo Anemoi.
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